3 de mayo de 2022 – T. DE PASCUA - MARTES DE LA III SEMANA
3 de mayo – SANTOS FELIPE Y SANTIAGO (F)
El que me ha
visto ha visto al Padre
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo
a
los cristianos de Corinto 15, 1-8
Hermanos,
les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido
y a la cual permanecen fieles. Por ella son salvados, si la conservan tal como
yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano.
Les
he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por
nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer
día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Pedro y después a los Doce.
Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte
de los cuales vive aún, y algunos han muerto.
Además,
se apareció a Santiago y de nuevo a todos los Apóstoles. Por último, se me
apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.
Palabra
de Dios.
SALMO
Sal 18, 2-3. 4-5b (R.: 5a)
R.
Resuena su eco por toda la tierra.
El
cielo proclama la gloria de Dios
y
el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un
día transmite al otro este mensaje
y
las noches se van dando la noticia. R.
Sin
hablar, sin pronunciar palabras,
sin
que se escuche su voz,
resuena
su eco por toda la tierra
y
su lenguaje, hasta los confines del mundo. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Juan 14, 6-14
Jesús
dijo a Tomás:
«Yo
soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes
me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han
visto.»
Felipe
le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta.»
Jesús
le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no
me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: «Muéstranos al
Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Las
palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las
obras.
Créanme:
yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les
aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún
mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi
Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo
en mi Nombre, yo lo haré.»
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Jesús
habla a sus discípulos, a los que han creído en Él, sólo así cobran sentido sus
palabras. Su vida y su muerte muestran para el hombre de fe, el camino que lo
lleva a la plenitud de la vida. En Jesucristo la verdad de Dios se manifestó
toda entera, el que cree en Él no permanece en las tinieblas. Jesús es también
la vida porque la posee en plenitud y puede comunicarla.
El
apóstol Felipe hace a Jesús una petición audaz e inusitada pero que sin embargo
está escondida en el corazón y el deseo de cada hombre: “muéstranos al Padre y
eso nos basta”. Todos queremos ver a Dios; como si a Dios se lo pudiera mostrar
aquí o allá, como se muestra a una persona o a una cosa cualquiera, como si
Dios pudiera ser contemplado sencillamente con nuestros ojos.
Sin
embargo la audacia de Felipe ha hecho que Jesús revele el verdadero rostro de
Dios: “quien me ha visto a mí ha visto al Padre”. Jesús es el rostro de Dios
volcado hacia el hombre. Conocer a Jesús, escuchar sus palabras, vivir sus
mandamientos, equivale a conocer plenamente a Dios. La encarnación ha hecho lo
imposible: poder contemplar el rostro amoroso de Dios reflejado en la bondad de
Jesucristo, en su misericordia y amor hacia los pobres y sencillos.
Los
Apóstoles no acababan de entender la unidad entre el Padre y Jesús, no
alcanzaban a ver al Dios y Hombre en la persona de Jesús. Él no se limita a
demostrar su igualdad con el Padre, sino que también les recuerda que ellos
serán los que continuarán su obra salvadora: les otorga el poder de hacer
milagros, les promete que estará siempre con ellos, y cualquier cosa que pidan
en su nombre, se la concederá. Creer en Dios irá inseparablemente unido al
creer en aquel que Él ha enviado, “su Hijo amado, en quien ha puesto toda su
complacencia”.
«Camino,
verdad y vida» se pueden resumir en amor sin medida, amor hasta la muerte. Por
eso quien conoce a Jesús conoce a Dios, porque Dios es amor. El Padre y Jesús
se identifican, porque ambos son la máxima expresión del amor.
Cuando
el discípulo entra en la esfera del amor, como Jesús y como Dios, podrá hacer
lo mismo que Jesús, e incluso más, pues la tarea emprendida por Jesús ha de
continuar adelante guiada por los suyos.
PARA
DISCERNIR
¿Descubro
en Jesús el amor del Padre?
¿Experimento
en el amor de Jesús al mismo Padre que me está amando?
PARA REZAR
Mentes
cansadas
Mentes
cansadas,
manos
encallecidas,
labriegos
al fin de la jornada,
jornaleros
de tu viña,
venimos,
Padre,
atardecidos
de cansancio,
agradecidos
por la lucha,
a
recibir tu denario.
Llenos
de polvo,
El
alma hecha girones,
Romeros
al filo de la tarde,
Peregrinos
de tus montes,
Venimos,
Padre,
Heridos
por los desengaños,
Contentos
por servir a tu mesa,
A
recibir tu denario.
Hartos
de todo,
Llenos
de nada,
Sedientos
al broquel de tus pozos
Y
hambrientos de tu casa,
venimos,
Padre,
el
corazón entre tus brazos,
la
frente humilde de delitos,
a
recibir tu denario.
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