22 de junio de 2021 – TO – MARTES DE LA XII SEMANA
Hagan por los
demás lo que desean que hagan por ustedes
Lectura
del libro del Génesis 13,2.5-18
Abrahán
era muy rico en ganado, plata y oro. También Lot, que acompañaba a Abrahán,
poseía ovejas, vacas y tiendas; de modo que ya no podían vivir juntos en el
país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos. Por ello
surgieron disputas entre los pastores de Abrahán y los de Lot. En aquel tiempo
cananeos y fereceos ocupaban el país. Abrahán dijo a Lot: “No haya disputas
entre nosotros dos, ni entre nuestros pastores, pues somos hermanos. Tienes
delante todo el país, sepárate de mí; si vas a la izquierda, yo iré a la
derecha; si vas a la derecha yo iré a la izquierda.” Lot echó una mirada y vio
que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Zear, era de regadío (esto era
antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra); parecía un jardín del
Señor, o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante;
y así se separaron los dos hermanos. Abrahán habitó en Canaán; Lot en las
ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de
Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor.
El
Señor habló a Abrahán después que Lot se había separado de él: “Desde tu puesto
dirige la mirada hacia el norte, mediodía, levante y poniente. Toda la tierra
que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Haré a tus
descendientes como el polvo; el que pueda contar el polvo podrá contar a tus
descendientes. Anda, pasea el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a
dar.” Abrahán alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré,
en Hebrón, donde construyó un altar en honor del Señor.
Palabra
de Dios.
SALMO
Sal 14,2-4b.5
R:
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El
que procede honradamente
y
practica la justicia,
el
que tiene intenciones leales
y
no calumnia con su lengua. R.
El
que no hace mal a su prójimo
ni
difama al vecino,
el
que considera despreciable al impío
y
honra a los que temen al Señor. R.
El
que no presta dinero a usura
ni
acepta soborno contra el inocente.
El
que así obra nunca fallará. R
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14
Jesús
dijo a sus discípulos:
No
den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea
que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.
Todo
lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto
consiste la Ley y los Profetas.
Entren
por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el
camino
que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la
puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo
encuentran.
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Los
pastos no son suficientemente abundantes para el ganado de Abraham y de su
sobrino Lot. Los pastores de ambos se disputan entre sí los mejores lugares
donde apacentar sus rebaños.
Abrahán
fue generoso con su sobrino y con un gesto de grandeza, le dejó escoger las
tierras que quisiera para que puedan pastar sus ganados. Lot, sin dudarlo, se
quedará con los mejores pastos del valle del Jordán, abundantes en riego.
A
Abrahán le quedan las tierras más secas de la montaña de Canaán. La situación
que se creó entre Abrahán y su sobrino Lot, entre sus respectivos pastores,
podría haber llegado a una lucha más o menos abierta. Pero para Abraham, «la
paz» es un bien superior a los bienes materiales. Abraham ha sido generoso, sin
cálculo, para construir la paz fraterna.
Abrahán
en el fondo elige a Dios, y este gesto de desprendimiento, suscita la
generosidad de Dios, que le promete otra vez para él y sus descendientes la
tierra de Canaán que están recorriendo. Abraham no sólo es prototipo de cómo se
responde a Dios con obediencia y fe, sino también de cómo se es tolerante y
generoso con los demás hombres.
***
Siguen,
en el sermón del monte, diversas recomendaciones de Jesús. Hoy leemos tres.
La
primera está tomada probablemente de un refrán popular: «no echar las perlas a
los cerdos o lo santo a los perros». Si bien no aparece con claridad el
sentido; puede ser que en el contexto de la iglesia primitiva, este dicho se
refiera a la conveniencia de no anunciar el secreto del Reino a aquellos que
con toda seguridad lo van a rechazar, o se van a burlar de él. En nuestro
contexto actual, estas palabras de Jesús nos previenen contra la posibilidad de
no darle el verdadero lugar o valor, a la experiencia cristiana. Aunque el
discípulo no excluya a nadie de su amor, no por eso ha de ser ciego a la
actitud de los demás.
La
segunda se refiere al tipo de relaciones entre los hombres, y nos interpela con
claridad a tratar a los demás como queremos que ellos nos traten. El modo de
relacionarse de los hombres, debe estar construido sobre la base de la
concordia y en el respeto de hermanos, para que se haga efectiva la realidad de
que somos hijos de un mismo Padre.
La
Ley y los Profetas son presentados ahora como código de moralidad. Jesús resume
toda la enseñanza moral de esos escritos, en el amor, que busca el interés del
prójimo como el propio. Jesús no viene a fundar una nueva doctrina moral,
utiliza una norma de moralidad universal y busca infundir el Espíritu, que
permitirá al hombre llegar a una entrega tan generosa como la suya.
La
tercera: «entren por la puerta estrecha», presenta la opción de los dos
caminos, el exigente y el permisivo, el estrecho y el ancho. Jesús nos va
mostrando los caminos que tenemos que seguir si queremos ser seguidores suyos.
Mateo
los contrapone como el camino de la muerte y el de la vida. Esta enseñanza de
tipo sapiencial expone dos formas de conducirse en la vida: la de quienes
buscan la voluntad de Dios y la de quienes se contentan con realizar la suya
propia.
Es
una advertencia urgente en orden a la aceptación del mensaje de Jesús y sus
consecuencias. El seguimiento del Señor no puede consistir en una aceptación
teórica, ni puede agotarse con un entusiasmo inicial. Exige una práctica
coherente que va a entrañar dificultades.
Con
estas palabras no quiere decirnos Jesús que sean muchos más numerosos los
condenados al infierno que los justos del cielo.
Los
doctores de la ley se preguntaban si serían muchos o pocos los que se salvarán.
Jesús no respondió a semejante pregunta porque esto es un secreto de Dios; en
todo caso, no es ésta la cuestión. Este fatigoso y a veces doloroso camino, es
el camino de la cruz. Y al decir que son pocos los que entran por él, Jesús
anuncia que su camino no es el del mundo, el de la cultura dominante; el de la
conveniencia; sino el de la coherencia con las Bienaventuranzas. Andar por él,
implicará muchas veces dolorosas renuncias. Sabemos que cuando se elige algo
también se deja de lado algo.
En
la vida del discípulo de Jesús, la conducta de la mayoría no es criterio válido
de acción, el evangelio nos llama muchas veces a vivir “contra la corriente”. Y
esto no significa estar condenados a una vida oscura, aburrida e infeliz, sino
todo lo contrario, pues nos promete y nos da la felicidad verdadera. Las
Bienaventuranzas nos muestran que aquellos que entran por la puerta estrecha,
han sido felices y han hecho dichosos a los demás.
Sin
embargo, nada de eso es posible contando solo con las propias fuerzas. Es el
Espíritu el que trabaja día y noche en nosotros, para que, a pesar de nuestra
debilidad, podamos alcanzar una vida en plenitud.
PARA DISCERNIR
¿Qué
consecuencias dolorosas me ha llevado vivir el espíritu de las
bienaventuranzas?
¿Cuál
es el criterio que uso para mis opciones?
¿Estoy
dispuesto a aplicar las bienaventuranzas como criterio para mi proyecto de
vida?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
El
Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se lo pidamos
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«Se
ha estrechado, el camino que conduce a la vida»
Veamos
ahora qué se dice a continuación a Moisés, qué camino se le manda elegir… Quizá
tú pensarás que el camino que Dios muestra es un camino llano y fácil, sin
ninguna dificultad ni esfuerzo: no, es una subida, y una subida tortuosa. No es
un camino descendente el que conduce a las virtudes, se trata de una ascensión,
una angosta y difícil ascensión. Escucha al Señor cuando dice en el Evangelio:
“El camino que conduce a la vida es estrecho y angosto”. Observa, pues, qué
consonancia hay entre el Evangelio y la Ley… ¿Acaso no es verdad que hasta los
ciegos pueden ver claramente que la Ley y el Evangelio han sido escritos por
uno y el mismo Espíritu?
El
camino por el que marchan es, por tanto, una subida tortuosa… ; Muestra que
tanto en las obras como en la fe hay mucha dificultad y mucho esfuerzo. En
efecto, a los que quieren obrar según Dios se les oponen muchas tentaciones,
muchos estorbos. Así, te encontrarás en la fe con muchas cosas tortuosas,
muchas preguntas, muchas objeciones de los herejes… Escucha lo que dice el
Faraón al ver estas cosas: “Estos se equivocan”. Para el Faraón, el que sigue a
Dios se equivoca, porque, como ya hemos dicho, el camino de la sabiduría es
tortuoso, tiene muchas curvas, muchas dificultades y muchas angosturas. De este
modo, cuando confiesas que hay un solo Dios, y en la misma confesión afirmas
que el Padre, el Hijo y el Espíritu son un solo Dios. ¡Cuán tortuoso, cuán
inextricable parece esto a los infieles! Aún más, cuando dices que «el Señor de
la majestad» fue crucificado (1 Co 2,8) y que el Hijo del hombre es «el que ha
bajado del cielo» (Jn 3,13) ¡Cuán tortuosas y difíciles parecen estas cosas! El
que las oye, si nos las oye con fe, dice que éstos se equivocan; pero tú
mantente firme y no dudes de esta fe, sabiendo que Dios te muestra el camino de
esta fe.
Orígenes (c.
185-253)- presbítero y teólogo –
Homilías sobre
el Éxodo, n°5, 3
(trad.
Biblioteca de Patrística. Ed. Ciudad Nueva, tomo 17)
PARA REZAR
Ayúdame
a decir Sí
Ayúdame
a decir sí,
para responder a tu llamado,
que siempre me regala
un desafío nuevo,
un crecimiento posible,
una huella que se abre…
Ayúdame
a decir sí,
que es decir no a muchas cosas
para responder con la vida
a Alguien que me llama,
porque me ama
y quiere lo mejor para mi vida.
Ayúdame,
Señor,
a decirte que Sí.
Que
así sea.
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