28 de enero de 2071 – TO – JUEVES DE LA III SEMANA
Al que tiene se
le dará
Lectura
de la carta a los Hebreos 10, 19-25
Hermanos:
Tenemos
plena seguridad de que podemos entrar en el Santuario por la sangre de Jesús,
siguiendo el camino nuevo y viviente que él nos abrió a través del velo del
Templo, que es su carne. También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de
la casa de Dios. Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y llenos de fe,
purificados interiormente de toda mala conciencia y con el cuerpo lavado por el
agua pura.
Mantengamos
firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque aquel que ha hecho la
promesa es fiel. Velemos los unos por los otros, para estimularnos en el amor y
en las buenas obras. No desertemos de nuestras asambleas, como suelen hacerlo
algunos; al contrario, animémonos mutuamente, tanto más cuanto que vemos
acercarse el día.
Palabra
de Dios.
SALMO
Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 6)
R.
¡Felices los que buscan al Señor!
Del
Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el
mundo y todos sus habitantes,
porque
él la fundó sobre los mares,
él
la afirmó sobre las corrientes del océano. R.
¿Quién
podrá subir a la Montaña del Señor
y
permanecer en su recinto sagrado?
El
que tiene las manos limpias
y
puro el corazón;
el
que no rinde culto a los ídolos. R.
El
recibirá la bendición del Señor,
la
recompensa de Dios, su salvador.
Así
son los que buscan al Señor,
los
que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Marcos 4, 21-25
En
aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre:
“¿Se
trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para
ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo
se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que
oiga.” Les dijo también: “Atención a lo que están oyendo: la medida que usen la
usarán con ustedes, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no
tiene se le quitará hasta lo que tiene.”
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
El
autor de la carta vuelve a urgir a sus lectores a la perseverancia, que se ve
que era lo que más peligraba en ellos: “mantengámonos firmes en la esperanza
que profesamos”, “no desertéis de las asambleas, como algunos tienen por
costumbre”.
Jesús,
Mediador ha entrado en el santuario del cielo, no a través del «velo» o cortina
como hacía el sumo sacerdote del Templo de Jerusalén, sino a través del velo de
su carne, o sea, a través de la muerte, que ha abierto su humanidad a la nueva
existencia.
Eso
nos debe dar confianza. El que dijo «yo soy el camino» ha ido delante de
nosotros a la presencia de Dios. El que dijo «yo soy la puerta» nos ha abierto
la entrada en el Reino.
La
Palabra nos anima hoy a ir creciendo en las tres virtudes principales: «con
corazón sincero y llenos de fe», «firmes en la esperanza que profesamos», «para
estimularnos a la caridad».
***
Otras
dos parábolas o comparaciones de Jesús nos ayudan a entender cómo es el Reino
que Él quiere instaurar. Cada realidad material evoca para Él lo invisible.
Jesús habla hoy de ocultar y descubrir, de esconder y encontrar. Utiliza la
imagen de una lámpara que no se mete debajo de la cama sino que se pone en un
lugar donde pueda esparcir su luz.
Jesús,
el Hijo de Dios hecho hombre es la luz que el Padre Dios encendió para que
iluminara nuestras tinieblas. Y esa Luz ha brillado entre nosotros mediante su
Palabra y su persona convertida en Evangelio, que debe extenderse por todo el
mundo. La Buena Noticia no está hecha para ser guardada “para sí”; no se la
recibe verdaderamente si no se está decidido a comunicarla. Se trata de un gran
secreto, pero de un secreto para ser desvelado a plena luz.
Jesús,
seguramente también ha observado a los comerciantes de su tiempo cuando están
midiendo el trigo, o la sal: se tasa más o menos, se llena hasta el borde o se
procura dejar un pequeño margen a fin de cuidar la economía. Jesús aplica este
símbolo al hecho de aceptar la Buena Noticia. Jesús desea que sus oyentes se
llenen de la Palabra que se trasmite sin perder nada de ella.
Creer
en Cristo es aceptar en nosotros su luz y a la vez comunicar esa misma luz a
una humanidad que anda siempre a oscuras. Al que tiene se le dará y al que no tiene
se le quitará aún lo que tiene.
Hay
distintas formas de tener: si tenemos esperanza y solidaridad, capacidad de
compartir, anhelo de justicia y de paz, capacidad de perdón y misericordia; a
todo eso Dios lo hará crecer. Sin embargo al que está lleno de egoísmo y de
codicia, de orgullo y de indiferencia cosechará en su vida de lo que ha
acumulado y de sus consecuencias.
Dios
nos quiere como luz; como luz brillante y fuerte que no se apague ante el
viento en contra.
Dios
nos llama para que vivamos fieles a la vocación que hemos recibido, trabajando
para que se disipe todo lo que ha oscurecido el camino de los hombres en su
camino hacia la vida plena. Si lo damos todo con tal de hacer llegar la vida,
el amor, la paz y la misericordia de Dios a los demás, con esa misma medida,
Dios irá colmando nuestra vida en este mundo; hasta que nos llame para que
estemos con Él eternamente donde se nos dará Él mismo por completo y para
siempre.
Como
discípulos de Cristo, tenemos que ser un signo claro de su amor para todos los
hombres. Desde nuestras palabras, desde nuestra propia vida, los hombres
alcanzarán a leer que Dios camina entre nosotros con todo su amor salvador.
PARA DISCERNIR
¿Somos
luz? ¿Qué iluminamos?
¿Dejamos
que la Buena Noticia nos llene la Vida?
¿Qué
abunda más en nosotros?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Quiero
ser luz Señor…guíame
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
«La
medida que uséis la usarán con vosotros»
A
Cristo, estando invisible, no le podemos mostrar nuestro amor; pero nuestros
vecinos son siempre visibles y podemos hacer por ellos todo lo que, si Cristo
estuviera visible, nos gustaría hacer por él.
Hoy,
es el mismo Cristo el que está presente en aquellos que nadie necesita, en los
que nadie emplea, que nadie cuida, que tienen hambre, que van desnudos, que no
tienen hogar. Parece que son inútiles al Estado y a la sociedad; nadie tiene
tiempo para emplear en ellos. Nos toca a nosotros, los cristianos, a vosotros y
a mí, dignos del amor de Cristo si nuestro amor es verdadero, nos toca a
nosotros ir a su encuentro, ayudarlos; están ahí para que les encontremos.
Trabajar
por trabajar; este es el peligro que siempre nos amenaza. Es ahí que
intervienen el respeto, el amor y la devoción a fin de que dirijamos nuestro
trabajo a Dios, a Cristo. Y por eso intentamos hacerlo de la manera más bella
posible.
Santa Teresa de
Calcuta (1910-1997),
fundadora de las
Hermanas Misioneras de la Caridad – El gozo del don
PARA REZAR
Yo
te sigo
He
querido poner la mano en el arado
y
emprender el camino que tú seguiste.
Haz
de mí un hombre recto.
Haz
de mí un hombre decidido
a
no dejar rincones de mi vida
sin
abrirlos al juicio de tu Palabra.
He
decidido no volver la mirada atrás.
Porque
es la tentación de quien cree
que
ya hizo bastante.
Porque
es el pecado del que puedo hacer y no hizo.
Ayúdame,
Señor, a ser fiel a mi opción por Ti.
José
Santana
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