23
de enero de 2021 – TO - SÁBADO DE LA II SEMANA
¡Es un
exaltado!
Lectura
de la carta a los Hebreos 9, 2-3. 11-14
En
él se instaló un primer recinto, donde estaban el candelabro, la mesa y los
panes de la oblación: era el lugar llamado Santo.
Luego,
detrás del segundo velo había otro recinto, llamado el Santo de los santos.
Cristo,
en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. El, a través de
una Morada más excelente y perfecta que la antigua -no construida por manos
humanas, es decir, no de este mundo creado- entró de una vez por todas en el
Santuario, no por la sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre,
obteniéndonos así una redención eterna.
Porque
si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los
que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza
externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por obra del Espíritu eterno se
ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que
llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente!
Palabra
de Dios.
SALMO
Sal 47 (46), 2-3.6-7.8-9.
R:
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas.
Pueblos
todos, batid palmas,
aclamad
a Dios con gritos de júbilo;
porque
el Señor es sublime y terrible,
emperador
de toda la tierra. R.
Dios
asciende entre aclamaciones;
el
Señor, al son de trompetas:
tocad
para Dios, tocad,
tocad
para nuestro Rey, tocad. R.
Porque
Dios es el rey del mundo:
tocad
con maestría.
Dios
reina sobre las naciones,
Dios
se sienta en su trono sagrado. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Marcos 3, 20-21
Jesús
regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían
comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque
decían: «Es un exaltado.»
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Hablando
todavía del sacerdocio de Cristo, la carta compara dos elementos importantes
del Templo de Jerusalén con la nueva realidad de Jesús: el Templo mismo y los
sacrificios.
Explica
cómo funcionaba el Templo: con un recinto anterior, llamado «santo», y otro más
interior y oculto, llamado «santísimo» y, como el sumo sacerdote de turno
entraba en el «santísimo» una vez al año, para ofrecer al Señor sacrificios por
el pueblo.
Jesús
ha entrado en otro Templo: el cielo, a través de su muerte. Allí ha sido
constituido Sacerdote y Mediador nuestro ante Dios. El es el verdadero
Sacerdote, que ha asumido nuestra debilidad y nos reconcilia continuamente con
su Padre.
***
Jesús
entra en una casa, y allí acude la muchedumbre. A menudo es acosado por la
muchedumbre. Jesús no se puso en contacto únicamente con personas individuales:
son muchedumbres numerosas las que lo rodean; sin embargo, irán disminuyendo a
medida que sus exigencias sean más precisas y más difíciles de admitir.
La
gente, lo aplaude movida muchas veces por interés. Los apóstoles lo siguen,
pero no lo comprenden en profundidad. Los enemigos, lo acechan continuamente y
lo interpretan todo mal. Además de su ritmo de trabajo, las afirmaciones tan
sorprendentes que hace, perdonando pecados y actuando contra instituciones tan
sagradas como el sábado, causaban estupor.
Era
tan diferente esta vida de la que había llevado durante los treinta años
tranquilos en su pueblo, que sus familiares oyendo y viendo esto, salieron para
llevárselo, diciendo que estaba fuera de sí. Se cumple lo que dice Juan en el
prólogo de su evangelio: “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron”.
La
locura era signo de posesión diabólica. Calificar de loco a alguien ha sido
siempre una buena forma de excluirlo, anularlo y condenarlo. Con Jesús quisieron
aplicar también esta táctica. Si sus enemigos tuvieran éxito en ella, la figura
de Jesús se derrumbaría por sí misma. Por eso, ante el comentario callejero de
la locura de Jesús, era natural que reaccionara su familia, afectada por el
problema.
Siempre
sucede lo mismo. Lo posible para los hombres no es siempre lo honesto para
Dios. Lo políticamente correcto no coincide en muchas ocasiones con lo
éticamente justo. Un profeta dice a su tiempo y contra su tiempo lo que Dios le
manda decir, aunque no convenga aparentemente a los hombres.
No
es fácil ser profeta. Hay que estar muy identificado con Jesús para serlo de
verdad. Si nos esforzamos por configurarnos con Cristo, nuestra presencia no
resultará neutra para quienes viven una opción por los valores lejanos al
evangelio aunque existan vínculos de parentesco, trabajo, etc.
Para
muchos les resultará molesta una vida arraigada y comprometida con el
evangelio hasta las últimas consecuencias, porque será un reclamo para
muchas conciencias. La vida del cristiano que ha optado, realmente es
radical porque el amor es así de “totalizante”: “o todo, o nada”. Y esto puede
parecer una locura; locura como la de Jesús, que para decirnos como nos ama
Dios, derrama su sangre.
PARA DISCERNIR
¿Solemos
reconocer los valores que tienen los otros y alabarlos en público?
¿Cómo
reaccionamos, cuando vemos personas que toman actitudes comprometidas, más
arriesgadas?
¿Consideramos
“poco razonables”, ciertas decisiones proféticas de hombres y mujeres de la
Iglesia de hoy?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Purifícame
Señor de las obras muertas
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Entregado
a los hombres y a su Padre, Cristo nos alimenta con la Palabra y con el Pan de
vida
…
“Tú, Dios mío, eres testigo de que ninguna cosa me puede consolar, ni criatura
alguna dar descanso sino Tú, Dios mío, a quien deseo contemplar eternamente.
Mas esto no es posible mientras vivo en carne mortal… Entre tanto tendré los
libros santos para consolación y espejo de la vida; y sobre todo esto, el cuerpo
santísimo tuyo por singular remedio y refugio.
Conozco
que tengo necesidad de dos cosas, sin las cuales no podría soportar esta vida
miserable. Detenido en la cárcel de este cuerpo, confieso serme necesarias dos
cosas, que son mantenimiento y luz. Dísteme, pues, como a enfermo tu sagrado
cuerpo para alimento del alma y del cuerpo, y además me comunicaste tu divina
palabra para que sirviese de luz a mis pasos (Sl 118, 105). Sin estas dos cosas
yo no podría vivir bien; porque la palabra de Dios es la luz de mi alma, y tu
sacramento es el pan que le da vida.
Éstas
se pueden llamar dos mesas colocadas a uno y otro lado en el tesoro de la santa
Iglesia. Una es la mesa del sagrado altar, donde está el pan santificado, esto
es, el precioso cuerpo de Cristo; otra es la mesa de la Ley divina que contiene
la doctrina sagrada, enseña la verdadera fe, y nos conduce con seguridad hasta
el lugar del descanso de Dios.
Gracias
te doy, Creador y Redentor de los hombres, de que, para manifestar a todo el
mundo tu caridad, dispusiste una gran cena, en la cual diste a comer, no el
cordero figurativo, sino tu santísimo Cuerpo y Sangre, alegrando a todos los
fieles y embriagándolos con el cáliz saludable de este sagrado banquete donde
están todas las delicias del paraíso” …
Imitación de
Jesucristo, tratado espiritual del siglo XV – Libro IV, c. 11
PARA REZAR
Señor
Jesús,
enséñanos a ser generosos,
a servirte como Tú mereces,
a dar sin medida,
a combatir sin temor a las heridas,
a trabajar sin descanso,
sin esperar otra recompensa
que saber que hemos cumplido
tu santa voluntad.
San Ignacio de Loyola
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