12 de enero de 2021 – TO - MARTES DE LA I SEMANA
Habla con autoridad
Lectura de la
carta a los Hebreos 2,5-12
Hermanos:
Dios no ha
sometido a los ángeles el nuevo orden de la salvación, del cual estamos
hablando. Un salmo lo atestigua solemnemente diciendo: ¿Qué es el hombre, para
que de él te acuerdes, ese pobre ser humano, para que de él te preocupes? Sin
embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y
dignidad. Todo lo sometiste bajo sus pies.
Al decir aquí la
Escritura que Dios le sometió todo, no se hace ninguna excepción. Es verdad que
ahora todavía no vemos el universo entero sometido al hombre; pero sí vemos ya
al que por un momento Dios hizo inferior a los ángeles, a Jesús, que por haber
sufrido la muerte, está coronado de gloria y honor. Así, por la gracia de Dios,
la muerte que él sufrió redunda en bien de todos.
En efecto, el
creador y Señor de todas las cosas, quiere que todos sus hijos tengan parte en
su gloria. Por eso convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el
sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación.
El santificador
y los santificados tienen la misma condición humana. Por eso no se avergüenza
de llamar hermanos a los hombres, cuando dice: Hablaré de ti a mis hermanos; en
medio de la asamblea te alabaré.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 8,
2ab. 5-9
R. Diste a tu
Hijo el mando sobre las obras de tus manos.
¡Qué admirable
es, Señor y Dios nuestro,
tu poder en toda
la tierra!
¿Qué es el
hombre, para que de él te acuerdes;
ese pobre ser
humano, para que de él te preocupes?
Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles,
lo coronaste de
gloria y dignidad;
le diste el
mando sobre las obras de tus manos
y todo lo
sometiste bajo sus pies.
Pusiste a su servicio los rebaños y las manadas,
todos los
animales salvajes, las aves del cielo
y los peces del
mar, que recorren los caminos de las aguas.
EVANGELIO
Lectura del
santo evangelio según san Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaúm y el sábado fue a la sinagoga y
se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues
enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la
sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué
quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros?
Ya sé quién eres: el Santo de Dios”.
Jesús le ordenó:
“¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia
y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban:
“¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para
mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió
su fama por toda Galilea.
Palabra del
Señor.
PARA
REFLEXIONAR
La idea en torno
a la misión de los ángeles, había adquirido una gran importancia en el mundo
judío después del exilio. El autor se aprovecha de esa relevancia de los
ángeles como mediadores, para presentar la superioridad de Cristo y mediación
exclusiva. Esta realidad es posible porque es Hijo, y está en íntima comunión
con el Padre.
Jesús es la
«perfección del proyecto de Dios», su «cumplimiento»: en El se lleva a término
la transformación radical del hombre elevándolo hasta Dios. En Jesús
contemplamos al hombre cabal, al hombre tal como Dios le soñó el primer día.
Jesús es el
santificador y los santificados somos de la misma raza. Por eso no se
avergüenza de llamarnos hermanos. Se ha querido hacer hermano nuestro. “Es el
primogénito de una multitud de hermanos” que compartió toda la aventura humana,
él es “la salvación de todos”. El hombre que recorrió el camino del hombre, y
abrió para todos, la vía que da acceso a la vida en plenitud.
«Consagrado por
los sufrimientos», habiendo experimentado lo que es sufrir, incluida la muerte,
nos ha salvado desde dentro, haciéndose totalmente solidario de nuestra vida.
***
De este hombre,
en el evangelio de hoy, todos se asombran de lo que decía y hacía. Reúne a sus
primeros discípulos y comienza a predicar. Lo hace a partir de la plataforma
religiosa de Israel: las celebraciones de los sábados en las sinagogas. Su fama
crece en Galilea. Es que no sólo predica, sino que actúa. Enseña y cura. Libera
a los posesos de los espíritus malignos y enseña como ninguno ha enseñado, con
autoridad. Hasta los espíritus del mal tienen que reconocer que es el Santo de
Dios, el Mesías.
Jesús apoya su
enseñanza en los hechos, da una nueva dimensión a la Ley y a la tradición,
valora a las personas frente al templo, la sinagoga y la ley que eran las
instituciones dominantes de su tiempo. Por eso, su mensaje sencillo pero vital,
cala hondo en el pueblo sencillo y choca tanto en las estructuras y en sus
dirigentes.
Su autoridad
estaba al servicio del ser humano, para que pueda reconocer su propia dignidad,
su lugar en la vida y en la historia. Este episodio del hombre poseído por un
espíritu impuro, además de demostrar la autoridad de Jesús sobre las fuerzas
espirituales del mal, muestra cómo Jesús vuelve a integrar al que era excluido
y rechazado en el seno de la comunidad.
También ahora su
existencia de Resucitado, sale al paso de los que seguimos siendo débiles,
pecadores y esclavos, en la novedad de su palabra y en la potencia de su
gracia; al igual que cuando iba por los caminos de Galilea atendiendo a los
enfermos y a los posesos. Nos quiere liberar para que en la solidaridad
compasiva y eficaz con nuestros hermanos también débiles, los pecadores y
excluidos experimenten la obra de Cristo en ellos.
En este camino,
su palabra poderosa y eficaz, no sólo nos instruye sino que nos sana y nos
libera. Modela nuestro corazón al modo del alfarero a imagen de su propio
corazón.
PARA
DISCERNIR
¿Qué relación
hay entre nuestras palabras y nuestros hechos?
¿Nos contentamos
sólo con anunciar la Buena Noticia, o en verdad nuestras palabras van
acompañadas por los hechos?
¿De qué clase de
demonios contribuimos a que se liberen los que conviven con nosotros?
REPITAMOS
A LO LARGO DE ESTE DÍA
Tú eres el Santo
de Dios
PARA
LA LECTURA ESPIRITUAL
“¡Silencio! ¡Sal
de este hombre!”
… “Jesús increpó
al demonio diciendo: ‘¡Cállate y sal de este hombre!’ La Verdad no tiene
ninguna necesidad del testimonio del Mentiroso… «No tengo ninguna necesidad del
reconocimiento de aquel que consagro al desgarramiento. ¡Cállate! Que mi gloria
estalle en tu silencio. No quiero que sea tu voz la que me elogie, sino tus
tormentos; porque tu desgarramiento es mi triunfo… ¡Cállate y sal de este
hombre!». Es como si dijera: «Sal de mi casa, ¿qué haces tu bajo mi techo? Soy
yo quien quiere entrar: entonces, cállate y sal de este hombre, del hombre,
este ser dotado de razón. Deja esta morada preparada a mi intención. El Señor
desea su casa: sal de este hombre» …
Ved hasta qué
punto es preciosa el alma del hombre. Esto va dirigido a los que piensan que
nuestra alma y la de los animales son idénticas y que estamos dotados de un
mismo espíritu. En otro pasaje, el demonio es expulsado de un solo hombre y es
enviado a dos mil cerdos (Mt 8,32); el espíritu precioso se opone al espíritu
vil, uno es salvado, el otro se pierde. «Sal de este hombre, vete a los cerdos,
vete donde quieras, vete a los abismos. Sal de este hombre, es decir de lo que
es mío en propiedad; no dejaré que poseas al hombre porque sería injurioso para
mí si te instalarás en él en lugar de hacerlo yo. He asumido un cuerpo humano,
habito en el hombre: esta carne que tú posees es parte de mi carne. Sal de este
hombre.” …
San Jerónimo (347-420),
presbítero, traductor de la Biblia, doctor de la
Iglesia
Comentario sobre el evangelio de Marcos, 2; PLS 2,
125s
PARA
REZAR
Oración por el
cambio y la transformación
Señor, tú amas
la justicia y estableces la paz en la tierra.
Traemos ante ti la desunión del mundo de hoy;
la violencia absurda, el militarismo, la explotación, y
la opresión que amenazan la vida en el planeta.
La codicia humana y la injusticia,
que alimentan el odio y las contiendas.
Por el cambio en nuestro mundo, oremos
Señor, en tu gracia, transforma el mundo.
Señor, envía tu espíritu y renueva la faz de la tierra;
enséñanos a ser compasivos con toda la familia humana;
conduce a todas las naciones hacia el camino de la paz.
Por la paz que solo tú puedes darnos, oremos
Señor, en tu gracia, transforma el mundo.
Enséñanos cómo comerciar con justicia y amor.
Recuérdanos que evitemos la codicia y
permítenos a todos ensalzar a quienes viven en la pobreza.
Recuérdanos que todos nosotros y toda la creación
te pertenecemos y que solo somos administradores.
Perdónanos por no obrar conforme a tu voluntad en tu Reino sobre la tierra.
Danos la fuerza y el coraje de trabajar por la justicia y la paz.
Consejo Mundial
de Iglesias
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