10 de enero de 2021 –TO – DOMINGO I - Ciclo B
BAUTISMO DEL SEÑOR (F)
…Tú eres mi
Hijo Amado, mi predilecto…
PRIMERA
LECTURA
Lectura
del libro del profeta Isaías 55,1-11
Así
dice el Señor:
“Oíd,
sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid,
comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero
en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme
atentos, y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído,
venid a mí: escuchadme, y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpetua, la
promesa que aseguré a David: a él lo hice mi testigo para los pueblos, caudillo
y soberano de naciones; tú llamarás a un pueblo desconocido, un pueblo que no
te conocía correrá hacia ti; por el Señor, tu Dios, por el Santo de Israel, que
te honra.
Buscad
al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca; que el
malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y
él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son
vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor-. Como
el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros,
mis planes, que vuestros planes.
Como
bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar
la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y
pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí
vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.”
Palabra
de Dios.
SALMO
Isaías 12, 2-6
R. Sacarán
aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
El
Señor es mi Dios y Salvador:
confiaré
y no temeré,
porque
mi fuerza y mi poder es el Señor,
él
fue mi salvación.
Y
sacaréis aguas con gozo
de
las fuentes de la salvación. R.
Dad
gracias al Señor,
invocad
su nombre,
contad
a los pueblos sus hazañas,
proclamad
que su nombre es excelso. R.
Tañed
para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas
a toda la tierra;
gritad
jubilosos, habitantes de Sión:
“Qué
grande es en medio de ti
el
Santo de Israel.” R.
SEGUNDA
LECTURA
Lectura
de la primera carta
del
apóstol san Juan 5,1-9
Queridos
hermanos:
Todo
el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios
que da el ser ama también al que ha nacido de él.
En
esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus
mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardamos sus
mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de
Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es
nuestra fe.
¿Quién
es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste
es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con
agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es
la verdad.
Porque
tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de
acuerdo. Si aceptamos el testimonio humano, más fuerza tiene el testimonio de
Dios. Éste es el testimonio de Dios, un testimonio acerca de su Hijo.
Palabra
de Dios.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Marcos 1, 7-11
En
aquel tiempo, proclamaba Juan: “Detrás de mí viene el que puede más que yo, y
yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con
agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.” Por entonces llegó Jesús desde Nazaret
de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio
rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz
del cielo: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.”
Palabra
del Señor.
Para reflexionar
El
pueblo había perdido la patria, el poder político y el templo, que era el
centro de su vida religiosa, se había convertido en un montón de ruinas. En
esta situación les llega el mensaje del siervo que anuncia la liberación.
Tenemos
aquí la primera de las cuatro piezas conocidas con el nombre de “cantos del
siervo de Yahvé”. La misión del siervo hunde sus raíces en la elección o
llamada del Señor. Se describe la figura del discípulo verdadero de Yahvé que
ha sido elegido para enseñar “el derecho” a las naciones, que ha sido
fortalecido para soportarlo todo, con tal de cumplir su misión y que, después
de expiar con su dolor los pecados del pueblo, será glorificado por Dios.
La
forma de actuar del siervo en nada se parece a la del común de los mortales:
“no gritará, no clamará…” no se hace propaganda, ni busca compensación alguna.
***
La
igualdad de los hombres ante Dios era comúnmente aceptada por los helenistas,
esto es, por los cristianos procedentes de la gentilidad que habían sido
mentalizados por la filosofía estoica. Sin embargo, para Pedro y los cristianos
procedentes del judaísmo se trataba de un cambio radical en su concepción de la
historia de salvación.
Pedro
confiesa abiertamente que ahora comprende lo que dicen las Escrituras. El
apóstol se encuentra en casa de Cornelio compartiendo su mesa y le anuncia el
Evangelio. Comprende que no debe distinguir ya entre alimentos puros e impuros
y tampoco entre gentiles y judíos. Ante el asombro de todos proclama la
universalidad de la salvación que realiza Dios en Cristo. Todos los hombres son
iguales ante la salvación de Dios.
Pedro
aprovecha para predicar el Evangelio de Jesucristo describiendo su actividad
pública a partir del Jordán y comenzando en Galilea. Jesús es el “ungido”, es
decir, el Cristo o Mesías. Sobre Él descendió el Espíritu Santo y fue
consagrado con toda la plenitud de Dios. Pedro destaca especialmente el poder
de hacer milagros y la fuerza con la que Jesús libera a los oprimidos por el
diablo. Su dignidad mesiánica está inseparablemente unida a su misión
salvadora.
***
En
el evangelio de Marcos, Jesús entra en nuestra historia a través del bautismo
de Juan. Con este gesto se introduce en la historia de salvación del pueblo de
Dios. Se pone entre los pecadores y se somete, junto con ellos, al juicio de
Dios. El bautismo de Jesús inaugura su misión de Siervo Doliente. Se deja
contar entre los pecadores; es ya el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo. Se abren los cielos, que el pecado de Adán había cerrado.
Jesús
viene de Nazaret de Galilea, para ser bautizado por Juan en el Jordán. Es el
primer acto de su vida pública. Jesús empieza por hacerse discípulo de Juan
Bautista recibiendo su bautismo, se coloca en la fila de los pecadores como un
“hombre cualquiera”. El bautismo de Jesús es el comienzo de su misión como
enviado de Dios. Lleno del Espíritu Santo irá por los caminos de Israel curando
a los enfermos, consolando a los atribulados, perdonando a los pecadores,
resucitando a los muertos, enseñando y proclamando a todos la buena noticia de
la salvación.
***
Puesto
en la cola de los pecadores, Jesús Siervo de Yahvé, inaugura su misión
profética de traer la luz a las naciones y de liberar a los oprimidos llevando
a cabo lo que hasta ahora fue promesa: Dios visitando a su pueblo, Dios a la
mesa de los pobres, Dios en lo más bajo de la vida, Dios asumiendo el pecado,
Dios tendiendo la mano. Será su palabra la que abra a la novedad, pero será su
vida la que abra ciertamente a esperanza. Palabra y vida conjugadas en una
misión evangelizadora y liberadora.
No
atropella ni descarta nada de lo que pasó, por eso se empalma con la misión de
Juan Bautista y como uno más, se acerca para recibir su bautismo; para desde
ahí mostrar y dar un nuevo Bautismo: superior; no sólo de agua y conversión
sino de agua y Espíritu Santo.
“Tú
eres mi Hijo amado”, escucharán los demás en esa cola de pecadores. Palabras de
unción y confirmación. La manifestación del Espíritu lo unge visiblemente como
Mesías-Profeta. Solamente puede hablar en nombre de Dios aquel a quien Él envía
con sus credenciales. Jesús es el enviado… “También a otras ciudades tengo que
anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios porque para esto he sido enviado”.
“Te hice luz de las naciones para que abras los ojos de los ciegos, saques a
los cautivos de la prisión”: anuncia la liberación a los hombres resuena en los
oídos de Jesús como susurro amoroso y constante del Padre.
Investido
de poder Jesús será sin embargo el Siervo Doliente, aquel que rehúsa un
mesianismo triunfante, humanamente ganador y meramente político. Para liberar
se hace “esclavo”. Va a vencer las miserias humanas asumiéndolas y pasando como
el más miserable de los hombres. Va a sentir en su propia carne la vivencia
humana de la limitación, y promete una situación de liberación de las
esclavitudes en que vive el hombre. Para realizar la justicia, encarnará sobre
sí toda la injusticia y desde sus mismas entrañas regalará la justicia nueva,
la de la verdad transparente, aquella que se experimenta, sin revanchismos,
desde la pureza de un corazón que a pesar del dolor y la contradicción, se ha
dejado ganar por el amor grande a todos.
El
Inocente se ha hecho pecado para la salvación del hombre y así ha querido
mezclar lo divino con lo humano, para trasformar lo humano en divino; porque
donde abundó el pecado, abundó más la gracia, y donde el dolor estruja el
corazón, con Dios se abre la posibilidad de seguir esperando.
La
misión de Jesús no quedó interrumpida con su muerte. Aquellos que creemos en Él
fuimos invitados a recorrer su camino de testimonio entre los pueblos: hacernos
solidarios con esta humanidad, revestida de pecado y de debilidad, para
liberarla de la muerte y transformarla en riqueza de vida. ¿Quién es el que
vence sino el que cree?
Somos
el nuevo pueblo con una misión, una vocación que afecta a toda la comunidad:
denunciar la esclavitud en que está sumida y los pecados que la consumen como
hiciera Jesús; aquel que pasó por la vida de los hombres, no como un tímido
anodino llamado a la bondad interior, sin repercusiones sobre lo concreto de la
historia y de la convivencia comunitaria. No fue un justiciero violento; no
obstante “proclamará la justicia e implantará el derecho en la tierra”. No
siguió el camino fácil pero ineficaz de la lucha con odio, ni el de la
indiferencia estéril ausente de lucha. Siguió el camino de una justicia que se
sostiene: en y desde el amor.
Por
el bautismo, somos la comunidad de los “hijos muy amados” que han recibido la
misión, de ayudar a los hermanos a romper cadenas; anunciando -desde la cola de
los pecadores- la liberación obrada en Cristo.
Nuestro
Dios, es un Dios que sale imprevisiblemente al cruce de los caminos del hombre.
El pesebre y la cruz, las bodas de Caná y la tormenta embravecida, lo tuvieron
como invitado. Pero ya desde el comienzo de su vida pública, marcó una línea
que se continuará a lo largo de toda su vida. Jesús de Nazaret, el de la misión
profética con destino universal, se pone -en la cola de los pecadores- como uno
más. Dios no hace acepción de personas, dijo Pedro en la casa de Cornelio. Dios
no hace acepción de lugares, todo lugar es buen lugar, cuando se hace espacio
de encuentro con Dios y por lo tanto espacio de salvación.
Para discernir
¿Qué
rasgos del estilo misionero de Jesús me conmueven más?
¿Qué
actitudes de Jesús cuestionan mi testimonio?
¿Cuál
es mi experiencia de “hijo muy amado”, puedo contagiarla, comunicarla,
anunciarla?
Repitamos a lo largo de este día
…El
los bautizará con el Espíritu Santo…
Para la lectura espiritual
…
“Fred, lo que quiero decirte es que eres amado, y lo que espero es que tú
puedas escuchar estas palabras como te fueron dichas, con toda la ternura y la
fuerza que el amor puede darles. Mi único deseo es que estas palabras puedan
resonar en cada parte de tu ser: tú eres amado.
El
máximo regalo que mi amistad puede hacerte es el don de hacerte reconocer tu
condición de “ser amado”. Puedo hacerte este don sólo en la medida en que lo
quiero para mí mismo. ¿No es ésta la amistad: darnos uno al otro el don de “ser
amados”? Sí, es la voz, la voz que habla desde lo alto, desde dentro de
nuestros corazones, que susurra dulcemente y declara con fuerza: «Tú eres el
amado, en ti me complazco». No es ciertamente fácil escuchar esta voz en un
mundo lleno de otras voces que gritan: «No eres bueno, eres feo, eres indigno;
eres despreciable, no eres nadie… y no puedes demostrar lo contrario».
Estas
voces negativas son tan fuertes y tan insistentes que es fácil creerlas. Esta
es la gran trampa. Es la trampa del rechazo de nosotros mismos. En el curso de
los años, he llegado a darme cuenta de que, en la vida, la mayor trampa no es
el éxito, la popularidad o el poder, sino el rechazo de nosotros mismos.
Naturalmente, el éxito, la popularidad o el poder pueden ser una tentación grande,
pero su fuerza de seducción deriva a menudo del hecho de que forman parte se
una tentación mayor, la del rechazo de nosotros mismos. Cuando se presta oídos
a las voces que nos llaman indignos y. no amables, entonces el éxito, la
popularidad o el poder son fácilmente percibidos como soluciones atractivas.
Pero la verdadera trampa, repito, es el rechazo de nosotros mismos”…
H. J. M. Nouwen,
Tú eres mi
amado: la vida espiritual en un mundo secular, Madrid s.f.
Para rezar
Dios
Creador
¡Oh
Señor!, tú has creado todas las cosas. Tú les has dado su ser y las has puesto
en equilibrio y armonía. Están llenas de tu misterio, que toca el corazón si es
piadoso.
También
a nosotros, ¡oh Señor!, nos has llamado a la existencia y nos has puesto entre
ti y las cosas. Según tu modelo nos has creado y nos has dado parte de tu
soberanía. Tú has puesto en nuestras manos tu mundo, para que nos sirva y
completemos en él tu obra. Pero hemos de estarte sometidos, y nuestro dominio
se convierte en rebelión y robo si no nos inclinamos ante ti, el único que
llevas la corona eterna y eres Señor por derecho propio.
Maravillosa,
¡oh Dios!, es tu generosidad. Tú no has temido por tu soberanía al crear seres
con poder sobre ellos mismos y al confiar tu voluntad a su libertad. ¡Grande y
verdadero Rey eres tú!
Tú
has puesto en mis manos el honor de tu voluntad. Cada palabra de tu revelación
dice que me respetas y te confías a mí, me das dignidad y responsabilidad.
Concédeme la santa mayoría de edad, que es capaz de aceptar la ley que tú
guardas y de asumir la responsabilidad que tú me transfieres. Ten despierto mi
corazón para que esté ante ti en todo momento, y haz que mi actuación se
convierta en ese dominio y esa obediencia a que tú me has llamado.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.