28
de noviembre de 2020 – TO – SÁBADO DE LA XXXIV
SEMANA
Estén
prevenidos y oren incesantemente
Lectura
del Libro del Apocalipsis 21,2; 22,1-7.
Después el Ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que
brotaba del trono de Dios y del Cordero, en medio de la plaza de la Ciudad. A
ambos lados del río, había árboles de vida que fructificaban doce veces al año,
una vez por mes, y sus hojas servían para curar a los pueblos.
Ya
no habrá allí ninguna maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la
Ciudad, y sus servidores lo adorarán.
Ellos
contemplarán su rostro y llevarán su Nombre en la frente.
Tampoco
existirá la noche, ni les hará falta la luz de las lámparas ni la luz del sol,
porque el Señor Dios los iluminará, y ellos reinarán por los siglos de los
siglos.
Después
me dijo: “Estas palabras son verdaderas y dignas de crédito. El Señor Dios que
inspira a los profetas envió a su mensajero para mostrar a sus servidores lo
que tiene que suceder pronto.
¡Volveré
pronto! Feliz el que cumple las palabras proféticas de este Libro”.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal 95(94), 1-2.3-5.6-7.
R:
Maranatha! Ven, Señor Jesús.
Venid,
aclamemos al Señor,
demos
vítores a la Roca que nos salva;
entremos
a su presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos. R.
Porque
el Señor es un Dios grande,
soberano
de todos los dioses:
tiene
en su mano las simas de la tierra,
son
suyas las cumbres de los montes;
suyo
es el mar, porque él lo hizo,
la
tierra firme que modelaron sus manos. R.
Entrad,
postrémonos por tierra,
bendiciendo
al Señor, creador nuestro.
Porque
él es nuestro Dios,
y
nosotros su pueblo,
el
rebaño que él guía. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas 21, 34-36
Jesús
dijo a sus discípulos:
«Tengan
cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las
preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes
como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
Estén
prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de
ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre.»
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
El
último cuadro de la visión describe la vida de los escogidos de Dios y con
Dios.
La
visión final del Apocalipsis con el trono de Dios y el Cordero delante
vencedor, con un río de agua viva que brota del trono, el árbol de la vida que
da doce cosechas al año y cuyas hojas son medicinales, sigue ofreciéndonos un
futuro esperanzador. De Dios proviene el gran río de la vida. Los salvados por
Cristo gozarán de alegría perpetua, allí no hay noche ni oscuridad, todo es
luz, y lo verán cara a cara llevando su nombre en la frente”
La
última página de la Biblia de la revelación que Dios es como el retorno al
paraíso terrenal. las imágenes de este fragmento apuntan a la narración del
paraíso del libro del Génesis, a la primera creación, como si se quisiese
encontrar un paralelismo entre el «paraíso perdido» y el “paraíso reencontrado”
Jesús, nuevo Adán, nos conduce a él, vuelve a introducirnos en el jardín
maravilloso, en «los cielos nuevos y la tierra nueva.
El
anhelo de profetas y justos de todos los tiempos, el contacto personal, y
directo con el Señor, el «contemplar a Dios cara a cara» se ve realizado en la
Jerusalén celestial; es la felicidad inacabable.
Feliz
el que guarda sus palabras, el que actúa según las enseñanzas recibidas en este
libro. Porque las palabras proféticas, inspiradas por Dios no sólo se proyectan
hacia el futuro, sino que deben enraizarse en el presente de la vida concreta
en la comunidad de discípulos.
***
En
el evangelio de hoy, ya no se trata de la cercanía del Reino de Dios, cuyos
signos vamos descubriendo a lo largo de la historia, sino de la llegada del Día
del Hijo del Hombre. Lucas pone en boca de Jesús un conjunto de advertencias
que tratan de contrarrestar todo aquello que puede amenazar la integridad de la
comunidad. Jesús pide andar con cuidado. Es un llamado hacia una actitud
consciente y responsable. Es necesario impedir que se nos nuble la mente con el
vicio, la bebida y las preocupaciones de la vida y estar despiertos en actitud
de oración para tener fuerzas en todo momento. El cristiano necesita estar
libre y despierto ante la realidad, necesita tener una actitud orante que le
permita discernir la realidad y descubrir los signos de los tiempos.
La
actitud del cristiano está orientada a permitir la acción de Dios en el mundo
mediante la encarnación de los valores que Cristo instauró como ley del Reino.
Estar de pie, ante Cristo, es estar atentos y reconociendo el paso de Dios en
medio de las infinitas tareas que nos encomienda la vida y aquello que no es de
Dios. No debe importarnos si la venida gloriosa de Jesús está próxima o no:
para cada uno está siempre cerca, si miramos con ojos de fe, los pequeños o
grandes hechos de la vida.
Nuestra
memoria del gran acontecimiento de la vida y la Pascua de Jesús, la venida
gloriosa del Señor y la plenitud de su Reino, son un compromiso con el
presente, que nos anima a vivir con intensidad la gran tarea de evangelización
y liberación.
El
día de la Parusía ciertamente es el último día, el día escatológico, el Día del
Hijo del Hombre. Pero ese día, desde ya, marca toda la historia de todos los
tiempos. Toda la historia está orientada hacia ese día y toda la historia debe
estar preparada para vivir ese día. No sabemos si ese día será mañana o en mil
años. No lo sabemos y no tiene sentido tratar de saberlo. Nada más insensato el
querer adivinar ese día.
Lo
que nos exige Jesús no es calcular fechas, sino el estar preparados siempre.
Las actitudes que nos pide Jesús para ese Día, son actitudes para todos los
días. Esta realidad nos urge a una opción. Dónde situarnos en este mundo, de
qué lado y con quién. Lo importante es vivir de una determinada manera acorde a
lo que esperamos. Además la Parusía de Jesús se vive en cada instante: en la
comunidad, en el encuentro con el pobre, en la construcción del Reino de Dios.
PARA DISCERNIR
¿Qué
cosas me animan a construir el reino?
¿Tengo
conciencia de la precariedad de la vida?
¿Descubro
la llegada de Dios en los acontecimientos de la vida diaria?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Dame
un corazón atento y vigilante Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Orar
siempre, manteneos de pie ante el Hijo del hombre
…
“«Haced esto en memoria mía. Todas las veces que comáis de este pan y bebáis
de este cáliz, anunciáis mi muerte, proclamáis mi resurrección». Hacemos
memoria, pues, Señor de los sufrimientos de Cristo que nos dan la salvación, de
su cruz que nos da la vida, de su estancia en el sepulcro durante tres días, de
su resurrección de entre los muertos, de su ascensión al cielo, de su presencia
a tu derecha, oh Padre, y de su segunda venida, gloriosa y temible,
ofreciéndote lo que te pertenece de todas estas cosas que son tuyas.
En
todo y por todo, te cantamos, te bendecimos, te damos gracias, Señor, y te
rogamos, Dios nuestro. Por eso, Señor santísimo, nosotros que hemos sido
considerados dignos de servir a tu altar santísimo, no por nuestros méritos,
porque nada bueno hemos hecho sobre la tierra, sino a causa de tu bondad y de
tus sobreabundantes misericordias, nos atrevemos a acercarnos a tu altar, te
ofrecemos el sacramento del cuerpo santo y de la sangre sagrada de tu Cristo.
Te pedimos y te invocamos, oh Santo de los Santos: que por tu bondad y tu
benevolencia tu Espíritu venga sobre nosotros y sobre los dones aquí presentes,
que él los bendiga y santifique, que consagre este pan en el precioso cuerpo de
nuestro Señor y Salvador Jesucristo (el diácono dice: Amén) y este cáliz en la
preciosa sangre de nuestro Señor y salvador Jesucristo (el diácono dice: Amén)
derramada para dar vida al mundo. (El diácono dice: Amén).
Que
todos nosotros que participamos en el único pan y en el único cáliz, estemos
unidos unos y otros en la comunión del Espíritu Santo, y que ninguno de entre
nosotros no participe del santo cuerpo y de la sangre sagrada de tu Cristo para
su juicio o su condenación, sino que encontremos gracia y misericordia, con
todos los santos que desde los comienzos te fueron agradables… Concédenos poder
glorificarte y aclamarte con una sola voz y un solo corazón tu nombre adorable
y maravilloso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y por siempre y por los
siglos de los siglos. Amén” …
La Divina
Liturgia de san Basilio (siglo IV)
Plegaria
eucarística, 2ª parte
PARA REZAR
Dondequiera
que pongas tu mirada,
dondequiera que fijes tu atención,
dondequiera que un átomo subsista,
ENCONTRARÁS A DIOS.
En las formas diversas de las nubes,
en los rayos dorados que da el sol,
en el brillo que lanzan las estrellas,
ENCONTRARÁS A DIOS.
En los dulces balidos que en los prados
el rebaño da al silbo del pastor,
en los trinos cambiantes de las aves.
ENCONTRARÁS A DIOS.
En la sangre que corre por tus venas,
en la misma conciencia de tu YO,
en los propios latidos de tu pecho,
ENCONTRARÁS A DIOS.
En la santa figura de la madre
cuyo seno la vida te donó,
en la franca sonrisa de una hermana,
ENCONTRARÁS A DIOS.
En las lindas pupilas de la joven
que de amores prendió tu corazón,
en la grata visión de un ser querido,
ENCONTRARÁS A DIOS.
En las horas de sombra y amargura
cuando a solas estés con tu dolor
si le buscas en la sombría noche
ENCONTRARÁS A DIOS.
Arturo Gutiérrez Martí
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.