13
de noviembre de 2020 – TO – VIERNES DE LA XXXII
SEMANA
donde esté el
cadáver se juntarán los buitres
Lectura
de la segunda carta
del
Apóstol San Juan 4-9.
Me
he alegrado muchísimo al encontrar a algunos hijos tuyos que viven en la
verdad, según el mandamiento que hemos recibido del Padre.
Y
ahora te ruego: amémonos los unos a los otros. Con lo cual no te comunico un
nuevo mandamiento, sino que el que tenemos desde el principio.
El
amor consiste en vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Y el
mandamiento que ustedes han aprendido desde el principio es que vivan en el
amor.
Porque
han invadido el mundo muchos seductores que no confiesan a Jesucristo
manifestado en la carne. ¡Ellos son el Seductor y el Anticristo!
Ustedes
estén alertas para no perder el fruto de sus trabajos, de manera que puedan
recibir una perfecta retribución.
Todo
el que se aventura más allá de la doctrina de Cristo y no permanece en ella, no
está unido a Dios. En cambio, el que permanece en su doctrina está unido al
Padre y también al Hijo.
Palabra
de Dios
SALMO
Sal 119,1.2.10.11.17.18.
R:
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Felices
los que van por un camino intachable,
los
que siguen la ley del Señor. R.
Felices
los que cumplen sus prescripciones
y
lo buscan de todo corazón. R.
Yo
te busco de todo corazón:
no
permitas que me aparte de tus mandamientos. R.
Conservo
tu palabra en mi corazón,
para
no pecar contra ti. R.
Sé
bueno con tu servidor,
para
que yo viva y pueda cumplir tu palabra. R.
Abre
mis ojos,
para
que contemple las maravillas de tu ley. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37
Jesús
dijo a sus discípulos:
«En
los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempo de Noé. La gente comía,
bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio,
que los hizo morir a todos.
Sucederá
como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se
plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo
una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. Lo mismo sucederá
el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.
En
ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a buscarlas.
Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de
Lot. El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la
conservará.
Les
aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será
llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será
llevada y la otra dejada.»
Entonces
le preguntaron: «¿Dónde sucederá esto, Señor?»
Jesús
les respondió: «Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres.»
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Tres
cartas se le atribuyen a san Juan. El autor se presenta como «el anciano», o
también «el presbítero», título que describe la autoridad o el papel de
responsabilidad respecto a la comunidad.
La
de hoy, va dirigida a Electa. Resulta difícil saber si se refiere a una señora
cristiana o a una comunidad del Asia Menor. De cualquier modo las consignas que
presenta son muy claras: la caridad y la verdad.
Desde
los primeros escritos del Nuevo Testamento, las cartas de los Apóstoles,
muestran que la Iglesia, desde el comienzo, ha enfrentado movimientos
peligrosos para la fe auténtica.
Después
de una breve exposición acerca del mandamiento del amor, la carta, advierte
acerca de muchos seductores que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne
mortal. Se pone en juego la verdad de la «encarnación» de Dios. Algunos grupos
formados por gente altamente «espiritual», siguiendo a algunos filósofos
griegos, desprecian la «materia» y la «carne», y encuentran chocante la
encarnación de Dios.
A
la luz de la primera carta de Juan, se entiende la dureza del rechazo de los
seductores, si tenemos en cuenta la unión que se hace entre el mandamiento del
amor y la confesión de la fe: «el que se mantiene en la enseñanza posee al
Padre y al Hijo». Mantenerse en la enseñanza es amar con un amor que viene de
Dios. Creer y amar están íntimamente entrelazados. Esta carta pone de
manifiesto hasta qué punto fe y amor están íntimamente unidos también para
nosotros.
***
Si
ayer nos anunciaba Jesús que el Reino es imprevisible, hoy refuerza su
afirmación comparando su venida a la del diluvio en tiempos de Noé y al castigo
de Sodoma en los de Lot.
El
juicio se desvela en forma de sorpresa. El diluvio sorprendió a la mayoría de
las personas muy entretenidas en sus comidas y fiestas. El fuego que cayó sobre
Sodoma, encontró a sus habitantes muy ocupados en sus proyectos. Hoy los
hombres seguimos ocupados en lo que creemos, son las grandes cosas de la vida:
el consumo, la producción, el sexo, la afición por los negocios, comidas, comercio.
Lo
cotidiano de una existencia con estas preocupaciones nos absorbe, no se llega a
ver nada más allá de todo esto; de tal forma que se olvida la dimensión de
profundidad de la vida. Dios nos llama y quiere convertirnos a la auténtica
verdad de nuestra vida. Ante esta llamada pueden darse dos tipos diferentes de
fracaso: el de aquéllos que están demasiado ocupados en sus cosas y simplemente
prefieren no escuchar, como los habitantes de Sodoma; o el de aquéllos que
escuchando la llamada sienten la nostalgia del mundo que dejan, retornando
hacia lo antiguo como la mujer de Lot.
La
venida del reino establece en el mundo sus propias fronteras. Los judíos
suponían que la salvación se inclinaría hacia los hombres de su pueblo y
mientras tanto los gentiles sufrirían la condena. La palabra de Jesús destruye
esa confianza. Salvación y condena responden a la hondura radical de cada vida.
Aunque duerman marido y mujer en una misma cama, el juicio pasará precisamente
por el medio de los dos, separando la actitud y la verdad de cada esposo. Lo
mismo sucede con los empleados que trabajan en el campo; o con las mujeres que
muelen en el cuarto más profundo de la casa: aparentemente han compartido unos
valores y unos fallos; pues bien, el juicio los espera; en la hondura de su
vida son distintos. La venida y el encuentro con Jesús dividen nuestra vida en
un “antes” y en un “ahora”. No podemos seguir a Jesús en la novedad de la vida
del reino y vivir como antes.
Dios
no se ocupa de apariencias. Lo que realmente importa es la actitud, la decisión
fundamental, aquella hondura en que se deciden los valores y las opciones
fundamentales de la vida.
“Donde
está el cadáver se reunirán los buitres”. Con esta expresión que corresponde a
un antiguo refrán popular, que significa “en todas partes”, Jesús responde a la
pregunta acerca de el “dónde” del juicio.
Jesús
nos invita a tomarnos en serio lo único que tenemos: la vida. Y en la vida,
este momento presente, del que disponemos ahora. Si la pretendemos guardar
egoístamente para nosotros se nos escapa. Sólo compartiéndola con los hermanos
podremos disfrutarla y gozarla en plenitud. Compartiendo “los gozos y las
esperanzas, las tristezas y las angustias de las personas de nuestro tiempo,
sobre todo de los pobres y de cuantos sufren”. Gaudium et Spes, 1
PARA DISCERNIR
• ¿Cómo
vivo el presente?
• ¿Vivo
una sana tensión hacia el futuro?
• ¿Qué
actitudes revelan el valor que define mi vida?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
El
amor consiste en vivir según sus mandamientos
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
La
vida es una oportunidad, tómala
La
vida es belleza, admírala.
La
vida es bienaventuranza, saboréala.
La
vida es un sueño, conviértela en una realidad.
La
vida es un desafío, afróntalo.
La
vida es un deber, cúmplelo.
La
vida es un juego, juégalo.
La
vida es preciosa, cuídala.
La
vida es una riqueza, consérvala.
La
vida es amor, gózalo.
La
vida es un misterio, descúbrelo.
La
vida es promesa, cúmplela.
La
vida es tristeza, supérala.
La
vida es un himno, cántalo.
La
vida es una lucha, combátela.
La
vida es una aventura, córrela.
La
vida es felicidad, merécela.
La
vida es la vida, defiéndela.
Madre
Teresa de Calcuta.
PARA REZAR
Oración
de Abandono
Qué
difícil es alabarte en medio de la prueba Señor,
pero
hoy lo quiero hacer.
Qué
difícil es abandonarme a tu Santa Voluntad,
pero
hoy lo quiero hacer.
Qué
difícil es confiar en medio de las malas noticias,
pero
hoy lo quiero hacer.
Por
eso en medio de toda la prueba,
gracias
Señor por las cosas que permites.
Hoy
me abandono por completo en tus manos,
al
enfrentarme a cosas tan grandes para mí,
pero
tan pequeñas para tí.
Y
hoy, hoy confío en que tengo un Padre Celestial
para
quien las malas noticias que yo recibo,
son
la forma de mostrar su poder y su amor.
Por
eso aunque no pueda entender, te alabo.
Aunque
me sea difícil, me abandono.
Y
aunque las malas noticias caigan de todas partes,
hoy
confío en ti, Señor.
De
esta forma seré testigo de tu poder,
tu
amor, tu grandeza y de cómo enseñas estas cosas
a
los mansos y humildes,
para
confundir a los poderosos y fuertes de este mundo.
Amén.
Piera Ferrari
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