18 de octubre de 2020 – TO – DOMINGO XXIX - Ciclo A
A Dios lo que
es de Dios
Lectura
del libro del Profeta Isaías 45,1.4-6
Por
Amor a Jacob, mi servidor, y a Israel, mi elegido, yo te llamé por tu nombre,
te di un título insigne, sin que tú me conocieras. Yo soy el Señor, y no hay
otro, no hay ningún Dios fuera de mí.
Yo
hice empuñar las armas, sin que tú me conocieras, para que se conozca, desde el
Oriente y el Occidente, que no hay nada fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay
otro.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal. 95,1.3-5.7-10ac
R:
Aclamen la gloria y el poder del Señor.
Canten
al Señor un canto nuevo,
cante
al Señor toda la tierra;
anuncien
su gloria entre las naciones,
y
sus maravillas entre los pueblos. R.
Porque el Señor es grande y muy digno de alabanza,
más
temible que todos los dioses.
Los
dioses de los pueblos no son más que apariencia,
pero
el Señor hizo el cielo. R.
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen
la gloria y el poder del Señor;
aclamen
la gloria del nombre del Señor.
Entren
en sus atrios trayendo una ofrenda. R.
Adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡qué
toda la tierra tiemble ante Él!
Digan
entre las naciones: “¡El Señor reina!
El
mundo está firme y no vacilará.
El
Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo
a
los cristianos de Tesalónica 1,1-5b
Pablo,
Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios
Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz.
Siempre
damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras
oraciones, y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo
ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en
nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia.
Sabemos,
hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos.
Porque
la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con
palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda
clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de
ustedes.
Palabra
de Dios.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Mateo 22, 15-21
Los
fariseos se reunieron entonces para sorprender a Jesús en alguna de sus
afirmaciones.
Y
le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para decirle: “Maestro,
sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios,
sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no te fijas en la
categoría de nadie.
Dinos
qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?”.
Pero
Jesús, conociendo su malicia, les dijo: “Hipócritas, ¿por qué me tienden una
trampa?
Muéstrenme
la moneda con que pagan el impuesto”. Ellos le presentaron un denario.
Y
él les preguntó: “¿De quién es esta figura y esta inscripción?”.
Le
respondieron: “Del César”. Jesús les dijo: “Den al César lo que es del César, y
a Dios, lo que es de Dios”.
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
La
vuelta del destierro de Babilonia se retrasaba demasiado y los exiliados
empiezan a perder la esperanza creyendo que su Dios los ha abandonado a tal
punto de preguntarse si Yahvé es el verdadero Dios. En este ambiente de crisis
aparece el mensaje de este personaje conocido como Isaías II dando un mensaje
de esperanza: Yahvé es el único Dios verdadero y su poder no tiene límites.
La
primera lectura comenta las gestas de Ciro en favor de Israel. El profeta ve
todo lo que Ciro ha hecho, como parte del llamado divino; ve en Ciro, no sólo
el rey de Persia, sino el ungido del Señor; es decir, ve en él un instrumento
humano de los designios del Dios de la historia.
Ciro
a pesar de ser un pagano; recibe, la investidura de parte de Dios. Pero esa
misión y encargo confiado por Dios a Ciro, deben llevar al reconocimiento de
que no existe otro Señor que el Dios de Israel. Ciro ha llegado a ser poderoso,
pero su poder lo tiene por completo del Señor.
Si
Ciro debe ser obedecido, no es por sí mismo, sino por estar investido del poder
de Dios, porque es de Dios de quien él tiene el poder.
***
Pablo
había predicado en Tesalónica antigua capital de la Macedonia con dificultades.
La predicación del evangelio había dado fruto allí, constituyéndose una
comunidad de creyentes.
El
texto de hoy nos coloca frente a la sorprendente conciencia que manifiestan los
predicadores de las primeras horas para quienes, anunciar el evangelio ha
llegado a ser una urgencia inexcusable de la propia conciencia, ya que se
sienten responsables ante Dios por ello. Por el evangelio, están dispuestos a
sufrimientos y contradicciones de toda ciase, como de hecho soportan.
Esta
conciencia de responsables del evangelio es la que los urge a vivir de una
manera santa, justa e irreprensible con los demás. Por otra parte, piden a los
tesalonicenses que vivan «como se merece Dios, que los ha llamado a su reino y
gloria».
***
El
evangelio de hoy y del próximo domingo presentan dos escenas en las que los
fariseos buscan el modo de comprometer a Jesús en sus palabras, con el fin de
hallar un motivo para acusarlo.
En
Jerusalén se dan cita todos los poderes. Allí Jesús se mueve en un campo de
tensiones fuertes entre el poder de las autoridades judías, el estado de ánimo
del pueblo judío, los intereses del dominador romano y las opiniones de los
diversos grupos judíos.
El
incidente de hoy gira en torno al tributo al César, el del próximo domingo
sobre el mandamiento más importante de la Ley.
El
impuesto al César recordaba a los judíos que eran un pueblo dominado por los
extranjeros, por los paganos. Y esto era vivido como ultraje al Pueblo de Dios.
Frente a la cuestión del impuesto se adoptaron en Israel diversas actitudes:
los saduceos que eran los colaboracionistas de aquellos tiempos, no tenían
inconveniente en pagar y someterse a un poder que los privilegiaba. Ellos
poseen y adoptan la moneda del tributo, luego afirman que la imagen y la
inscripción corresponden a la del emperador, por lo tanto se están sirviendo de
lo que viene de él. Tienen en sus manos todos los días el dinero del
emperador pero no quieren adoptarlo cuando se trata de pagarle el tributo.
Los
fariseos, por su parte, lo hacían de mala gana. Los más radicales eran los
zelotes, para los que pagar el impuesto era ir en contra del primer
mandamiento, que manda reconocer a Yahvé como único Dios, y defendían la lucha
armada contra Roma como camino para defender la independencia nacional.
La
pregunta es insidiosa y fue planteada de manera que Jesús tuviera que escoger
entre Dios y el emperador.
Si
Jesús respondía que hay que pagar impuesto al César, se ganaba la enemistad de
un pueblo muy nacionalista, furioso por el poder opresor del Imperio Romano.
Si, por el contrario, Jesús rechazaba el impuesto, podía ser acusado de
revoltoso contra el poder de Roma, sin embargo sale hábilmente de la trampa que
le han tendido con una respuesta dialéctica. «La imagen de la moneda pertenece
al César, pero los hombres no han de olvidar que llevan en sí mismos la imagen
de Dios y, por lo tanto, sólo le pertenecen a Él». Jesús nos quiere decir: «dad
al César lo que le pertenece a él, pero no olvidéis que vosotros mismos
pertenecéis a Dios» G. Bornkamm.
La
respuesta de Jesús es una denuncia de la incoherencia de sus adversarios: que
en la vida cotidiana se amparan bajo señorío del emperador y aprovechan las
ventajas que les trae esa situación, por lo tanto no tienen ningún motivo para
plantear como un problema de fe el pago del tributo. Jesús no traiciona la
verdad para estar en paz con los diversos grupos de poder sino que introduce un
elemento nuevo que no estaba presente en la pregunta que le hacían. Jesús añade
el «dar a Dios lo que es de Dios«, que supone el elemento fundante de su
mensaje. Para Jesús, Dios y la causa del Reino de Dios son el único absoluto.
Todas las otras realidades humanas no son negadas, se les reconoce su valor,
pero no constituyen nunca un absoluto, para Jesús ningún César puede ocupar el
lugar que Dios debe tener en la vida.
Para
Jesús, el César y Dios no son dos autoridades de rango semejante. Dios está por
encima de cualquier César y éste no puede nunca exigir lo que pertenece a Dios.
“Dar
a Dios lo que es de Dios”, y, “dar al César lo que es del César” expresa que la
fidelidad al Señor, a quien debemos dar todo, incluye también el respeto al
sentido social: “dar al César lo que es del César”.
El
Evangelio de Jesús debe penetrar e iluminar, alimentar toda nuestra vida. La
Iglesia, a la que Cristo llamaba el «Reino de los Cielos», no puede renunciar a
su clara condición de «peregrina en la tierra». Por eso ha de estar plenamente
encarnada. Los cristianos tenemos una doble nacionalidad: «ciudadanos del
cielo» y «ciudadanos de la tierra».
…
“Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de
nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de los que sufren, son a la vez
gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay
verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”… «Constitución sobre
la Iglesia en el mundo actual».
PARA DISCERNIR
¿Qué
tengo que convertir para que Dios y el Reino sean mi único absoluto?
¿Qué
anuncio de libertad espera mi familia, mis compañeros de trabajo, mis vecinos,
mi comunidad?
¿Qué
gracia le pido al Señor para darle a Él lo que Él se merece?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Dame
un corazón coherente y valiente Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…
“Jesús enseña que hay dos tipos de poder: uno terreno y humano, y el otro
celeste y divino. Y enseñó que se nos pide una doble obediencia: a las leyes
humanas y a las divinas, y que debemos pagar un doble tributo: uno al César y
otro a Dios.
Al
César le debemos dar la moneda que tiene la imagen e inscripción de él; a Dios,
sin embargo, le debemos aquello impresa su imagen y semejanza divina: ‘Resplandezca
sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro’ (Salmo 4,7).
Fuimos
creados a imagen y semejanza de Dios. Tú, oh cristiano, eres hombre: eres, por
tanto, moneda del tesoro divino, eres el dinero que tiene impresa la imagen y
la inscripción del rey divino.
Con
Cristo te pregunto: ‘¿De quién es esta imagen y la inscripción?’.
Tú
dices: de Dios.
Observo:
¿Entonces, por qué no le da a Dios lo que le pertenece?
Si
queremos ser imagen de Dios, debemos ser semejantes a Cristo, porque Él es la
imagen de la bondad de Dios y forma de su substancia. Dios, ‘a aquellos que
desde siempre conoció, también los predestinó a ser conformes a la imagen de su
Hijo’ (Romanos 8,29).
Y
Cristo dio verdaderamente al César lo que es del César y a Dios lo que es de
Dios, porque observó a la perfección las dos tablas de la Ley divina
‘haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz” …
San Lorenzo de
Brindisi,
Homilía para el domingo
22 después de Pentecostés, 1.2.3
�
PARA REZAR
Dame
un corazón
Señor
Jesús:
Mientras peregrino navegando,
sobre turbulentas aguas de mi vida,
dame la alegría de tener como brújula;
un corazón que me lleve hacia el puerto del amor.
Dame
un corazón de POBRE,
capaz de amar, para abrirse y entregarse.
Dame
un corazón PACIENTE,
capaz de amar, viviendo esperanzado.
Dame
un corazón PACIFICO,
capaz de amar, sembrando la paz en el mundo.
Dame
un corazón JUSTO,
capaz de amar, jugándose por la justicia.
Dame
un corazón MISERICORDIOSO,
capaz de amar, comprendiendo y perdonando.
Dame
un corazón SENSIBLE,
capaz de amar, llorando sin desalientos.
Dame
un corazón PURO,
capaz de amar, descubriendo a Dios en el hombre.
Dame
un corazón FUERTE,
capaz de amar, siendo fiel hasta la muerte.
Dame
un corazón EVANGELICO,
capaz de amar.
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