16 de octubre de 2020 – TO – VIERNES DE LA XXVII SEMANA
No teman a los
que matan el cuerpo
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo
a
los cristianos de Efeso 1,11-14
En
él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el previo
designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad-a ser aquellos
que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
En
él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la
salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el
Espíritu Santo prometido.
Ese
Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo
que Dios adquirió para sí, para alabanza de su gloria.
Palabra
de Dios
SALMO
Sal 33 (32) ,1-2.4-5.12-13
R:
Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Aclamen,
justos, al Señor;
es
propio de los buenos alabarlo.
Alaben
al Señor con la cítara,
toquen
en su honor el arpa de diez cuerdas; R
Porque la palabra del Señor es recta
y
él obra siempre con lealtad;
él
ama la justicia y el derecho,
y
la tierra está llena de su amor.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el
pueblo que él se eligió como herencia!
El
Señor observa desde el cielo
y
contempla a todos los hombres;
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas 12, 1-7
Se
reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús
comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la
levadura de los fariseos, que es la hipocresía. No hay nada oculto que no deba
ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido. Por eso, todo lo que
ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han
hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto
de las casas.
A
ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no
pueden hacer nada más. Yo les indicaré a quién deben temer: teman a aquel que,
después de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena. Sí, les repito, teman
a ese.
¿No
se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a
ninguno de ellos. Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque
valen más que muchos pájaros.»
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
El
pasaje, que pertenece al himno inicial de la carta, está lleno de motivos de esperanza.
El
Padre nos ha destinado a ser su pueblo y propiedad suya, en Cristo hemos sido
salvados, y todos hemos recibido la marca del Espíritu, que es “prenda de
nuestra herencia” final. El término usado por Pablo evoca el «sello» con el que
se marcaba a las ovejas para comprobar a quien pertenecen. La presencia del
Espíritu en nosotros nos marca para poder ser reconocidos por El, como suyos.
Pablo
dice que en este admirable plan salvador de Dios, por medio de Cristo Jesús,
están comprendidos tanto los judíos como los paganos. Pablo, judío de origen,
estuvo obsesionado toda su vida por la convicción de introducir a los gentiles
en la Iglesia, en pie de igualdad.
Los
judíos, que ya “esperaban en Cristo”, son los primeros en heredar su gracia,
pero también los paganos, que han escuchado la extraordinaria noticia de que
han sido salvados y “han creído”, tienen la misma suerte.
Los
que han conocido la Buena Noticia de que hemos sido salvados por el amor de
Dios y han creído en la Buena Noticia ya están heredando, y ya son salvados;
pero “mientras llega la redención completa”, el Espíritu es la garantía de la
herencia que espera al final.
La
vida cristiana para Pablo es un dinamismo vital, lo realizado hasta hoy no es
más que un inicio, un «primer avance» que un día llegará a la plenitud y su
total cumplimiento.
***
Lucas
nos dice que Jesús rodeado de la multitud que lo sigue se dirige en primer
lugar a sus discípulos para advertirlos de la levadura de los fariseos. Jesús
aquí está hablando de una actitud externa de justicia, sabiduría, observancia
de la ley; que no está respaldada por el amor, la misericordia, la justicia y
el respeto por la dignidad de la persona humana.
Jesús
está convencido que para muchos será difícil dejar de lado las exigencias
legalistas con las que han crecido y vivido hasta su llegada. Muchos temen
abandonar ciertos criterios y prácticas religiosas pensando que Dios los va a
desechar.
La
hipocresía es el pecado típico del fariseo y Jesús teme que esa “mala levadura”
se filtre en la nueva comunidad; por eso invita a los discípulos a estar
atentos y a cuidar sus corazones. Con fuerza y con paciencia los irá llevando
desde el cumplimiento de ritos externos hacia lo central, lo fundamental de la vida
del creyente: el amor y la misericordia de Dios, que no necesita absolutamente
de nuestros cumplimientos ni los exige so pena de castigo.
El
discípulo de Jesús debe proceder sin disimulo, sin doblez, sin mentira. Su
conducta debe ser siempre franca, como quien obra a la luz del día, como en
plena plaza. Toda su acción, toda palabra suya será un día testimonio público.
La
libertad de Jesús frente a la ley, frente al legalismo y fariseísmo de su
tiempo deben incorporarse en el comportamiento de los que lo siguen para ser
verdaderos discípulos suyos.
Para
que sean libres, Jesús insiste en que no deben tener miedo de nadie ni de nada.
Si tenemos miedo, ya estamos atrapados. Lo dice, cuando está cercado por sus
adversarios que no lo pueden atrapar por dentro porque su corazón sólo
pertenece al Padre.
Temamos
más bien al mismo Dios, pero no con ese temor servil que actúa solamente por
evitar el castigo, sino con ese temor santo de quien sabiéndose amado por Dios,
le corresponde amorosa y fielmente.
Dios
conoce hasta lo más profundo del ser del hombre, y a pesar de todo, lo llama a
trabajar por su Reino. Será necesario afrontar todos los riesgos y
consecuencias que trae ese anuncio. No hay que temer a quienes, al rechazar a
los enviados de Dios, que trabajan por su Reino, intenten hacerlos desaparecer
o atraparlos con toda clase de seducciones, pues, finalmente, la vida pertenece
a Dios.
Dios
jamás se olvida de nosotros. A pesar de nuestros pecados e infidelidades, Él
siempre vuelve su mirada compasiva y nos contempla con gran amor. Prueba de
ello es su propio Hijo que, hecho uno de nosotros, dio su vida por nosotros en
un amor que llegó hasta el extremo. “Dado que aquí no puedes elegir el no
morir, mientras vives elige el no morir eternamente». San Agustín
PARA DISCERNIR
¿Somos
verdaderamente aquello que mostramos?
¿Tememos
a Dios o lo amamos?
¿Qué
lugar ocupa el cumplimiento en mi vida de fe?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
No
temo Señor, te sigo
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…
“Debemos darnos cuenta de que nosotros «somos la gloria de Dios». Leemos en
el libro del Génesis: «Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la
tierra, sopló en su nariz un hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser
viviente» (Gn 2,7). Nosotros vivimos porque participamos de la respiración de
Dios, de la vida de Dios, de la gloria de Dios. La cuestión no es tanto la de
«cómo vivir para la gloria de Dios», como la de «cómo vivir lo que somos, cómo
realizar nuestro ser más profundo».
Tú
eres el lugar donde Dios ha elegido habitar, tú eres el tópos tú theú (el «lugar
de Dios»), y la vida espiritual no es otra cosa que permitir la existencia de
ese espacio donde Dios pueda morar, crear el espacio donde pueda manifestarse
su gloria. Cuando medites, pregúntate a ti mismo: « ¿Dónde está la gloria de
Dios? Si la gloria de Dios no está aquí donde yo estoy, ¿en qué otra parte
puede estar?».
Naturalmente,
todo esto es más que una intuición, más que una idea, más que un modo de ver
las cosas y, por consiguiente, es más tema de meditación que de estudio. Pero
apenas empieces a «darte cuenta», de un modo íntimo y personalísimo, de que
eres verdaderamente la gloria de Dios, todo se volverá diferente y tu vida
llegará a un viraje decisivo. Entonces, por ejemplo, esas pasiones que parecían
tan reales, más reales que el mismo Dios, revelarán su naturaleza ilusoria y,
en cierto sentido, se disiparán” …
H. J. M. Nouwen,
He escuchado el silencio, Brescia 10/1998.
PARA REZAR
Quiero
seguirte, Señor
A
pesar de las incomprensiones de los demás.
A pesar de mis momentos débiles.
A pesar de las horas de cansancio.
Quiero ser dichoso con los que te siguen
con corazón sencillo.
Con
los pobres que sienten necesidad de Ti.
Con los que sufren en su caminar por la vida.
Con los que trabajan por implantar la justicia.
Con los de corazón puro.
Con los que llevan consigo la paz y la transmiten
Quiero
seguirte Señor…
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