27
de abril - SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO
Patrono
del Episcopado Latinoamericano (F)
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe
trabajadores a la mies
Lectura de la
segunda carta del apóstol
San Pablo a Timoteo
1,13-14; 2,1-3
Amado hijo:
Retén la forma
de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.
Palabra de Dios.
Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has
oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos
para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de
Jesucristo.
Palabra de Dios
SALMO Sal
95, 1-3.7-8a.10
R. El
Señor gobernará al mundo con justicia.
Canten al Señor
un canto nuevo,
cante al Señor
toda la tierra;
canten al Señor,
bendigan su Nombre,
día tras día,
proclamen su victoria. R.
Anuncien su
gloria entre las naciones,
y sus maravillas
entre los pueblos.
Aclamen al
Señor, familias de los pueblos,
aclamen la
gloria y el poder del Señor;
aclamen la
gloria del nombre del Señor. R.
Digan entre las
naciones: “¡El Señor reina!
El mundo está
firme y no vacilará.
El Señor juzgará
a los pueblos con rectitud”. R.
EVANGELIO
Lectura del
santo Evangelio según san Mateo 9,35-38
Jesús recorría
todas las ciudades y los pueblos, enseñando en sus sinagogas, proclamando la
Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la
multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que
no tienen pastor.
Entonces dijo a
sus discípulos:
“La cosecha es
abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño
de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha”.
Palabra del
Señor.
PARA
REFLEXIONAR
• Sabiendo
que su muerte era inminente, la primera carta a Timoteo, a quien Pablo llama
afectuosamente “hermano nuestro y colaborador de Dios en el anuncio de la Buena
Noticia de Cristo”, contiene una serie de recomendaciones prácticas sobre la
necesidad de conservar y transmitir con fidelidad la tradición apostólica y
sobre sus responsabilidades como evangelizador: avivar el don de Dios que
estaba en él, no avergonzarse de dar testimonio del Señor, ni de aquellos que
sufren por Él, retener de forma sana palabras que de Él había oído, y guardar
el buen depósito en Él.
• Pablo
recuerda a Timoteo sobre los criterios que deben regir la elección de los
ministros de la comunidad, y acerca de las obligaciones que tiene con respecto
a las diversas categorías de fieles: ancianos y jóvenes, viudas, presbíteros y
esclavos.
• Aparece
claramente la responsabilidad que tenemos todos los cristianos, hoy, acerca de
lo que fue enseñado por los apóstoles de Cristo: igual que Timoteo, todos los
cristianos hemos sido los beneficiarios de lo que fue revelado por los
apóstoles; junto con las gracias que hemos recibido, también vienen las
responsabilidades.
***
• El
evangelio de hoy, hace un breve resumen de la actividad apostólica de Jesús, y
el inicio del “Sermón de la Misión”: “Jesús recorría todas las ciudades y
aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y
sanando toda enfermedad y toda dolencia”.
• Mateo,
en pocas palabras, describe los puntos centrales de la actividad misionera de
Jesús: no espera a que la gente venga hasta Él, sino que Él mismo va en busca
de la gente, recorriendo todas las ciudades y poblados; enseña en las
sinagogas, esto es, en las comunidades. Jesús anuncia la Buena Nueva del Reino,
allí donde la gente está reunida por su fe en Dios. Jesús no enseña doctrinas,
sino que en todo lo que dice y hace, deja transparentar algo de la Buena Nueva
que lo anima por dentro. Curar todo tipo de dolencia y enfermedad, que era lo
que más marcaba la vida de la gente pobre. Ante esta realidad, vemos que lo que
más marca la actividad de Jesús, es dar consuelo a la gente para aliviar su
dolor.
• Jesús
siente compasión ante la situación de la gente, porque “estaban humillados y
abatidos como ovejas sin tienen pastor”. Jesús recibe a las personas en la
situación en la que se encuentran: dolientes, abatidos, cansados. Es Pastor,
identificándose con la imagen del siervo de Isaías que decía: “El Señor Yahvé
me ha concedido el poder hablar como su discípulo. Y ha puesto en mi boca las
palabras para aconsejar al que está desanimado”. (Is 50,4a). Como el Siervo,
Jesús, se hace discípulo del Padre y del pueblo y dice: “Cada mañana, él me
despierta y lo escucho como lo hacen los discípulos”. (Is 49,4b). Del contacto
con el Padre saca las palabras de consuelo que hay que comunicar a los pobres.
• Su
compasión, va más allá de un sentimiento de piedad o un momento de emoción. La
compasión de la Biblia está expresada en la acción. La compasión sin acción no
vale nada. La compasión de Jesús era mucho mas profunda que un sentimiento
momentáneo. Su compasión lo llevó a que entregara su vida.
• Cuando
la compasión de Dios nos confronta requiere una respuesta. Requiere que asumamos
una escucha activa. Hoy, nos encontramos ante el mismo problema de aquel
entonces, la cosecha es abundante, pero pocos son los obreros. Hay muy pocos
que están dispuestos a responder, sacrificando su vida en servicio a los
hermanos, respondiendo a la llamada Señor.
• La
tarea misionera es mucha y no la podemos abarcar totalmente, por eso la primera
cosa que Jesús pide a los discípulos es rezar: “La mies es mucha y los obreros
pocos. Rueguen, al Dueño de la cosecha que envíe obreros”. El primer paso es la
apertura del corazón a Dios, y el encuentro vivo con los sentimientos de Jesús.
La oración es la primera forma de compromiso de los discípulos con la misión.
El Señor no nos envió a realizar muchas actividades, sino a vivirlas desde su
compasión y su amor, que necesitan de nuestras rodillas delante del Dios de la
vida. Es la obra del reino, no simple asistencialismo. Si creemos en la
importancia de la misión que tenemos, entonces haremos todo lo posible para que
no muera con nosotros, sino que continúe en los demás durante su vida y
después.
• Desde
el encuentro con Jesús, y la llamada de los hombres que andan como ovejas sin
Pastor, la pasión de mi vida es ver que se levanten obreros. El clamor de mi
vida, es que el Señor me levante y me junto con otras mujeres y hombres, para
que desde una vida esforzada, valiente y llena de su Espíritu vayamos a
cosecha.
PARA
DISCERNIR
• ¿Experimento
los mismos sentimientos de Jesús ante una sociedad humillada y abatida?
• ¿Mi
compasión se traduce en obras o queda en un mero sentimentalismo?
• ¿Reconozco
en los dones recibidos una responsabilidad a realizar?
REPITAMOS
A LO LARGO DE ESTE DÍA
Aquí estoy
Señor, envíame
PARA
LA LECTURA ESPIRITUAL
…”Debemos dar un
tono de valentía a nuestra vida cristiana, tanto a la privada como a la
pública, para no convertirnos en seres insignificantes en el plano espiritual e
incluso en cómplices del hundimiento general. ¿Acaso no buscamos, de manera
ilegítima, en nuestra libertad un pretexto para dejarnos imponer por los otros
el yugo de opiniones inaceptables?
Sólo son libres
los seres que se mueven por sí mismos, nos dice santo Tomás. Lo único que nos
ata interiormente, de manera legítima, es la verdad. Esta hará de nosotros
hombres libres (cf. Jn 8,32). La actual tendencia a suprimir todo esfuerzo
moral y personal no presagia, por consiguiente, un auténtico progreso
verdaderamente humano. La cruz se yergue siempre ante nosotros. Y nos llama al
vigor moral, a la fuerza del espíritu, al sacrificio (cf. Jn 12,25) que nos
hace semejantes a Cristo y puede salvarnos tanto a nosotros como al mundo”…
San Pablo VI, Audiencia general del 21 de marzo de
1975.
PARA
REZAR
Oración del
enviado
“Vayan por todo
el mundo…”
Estas palabras
están dichas para mí.
Soy continuador
de tu obra.
Soy tu compañero
en la misión.
La mies es mucha
y los operarios pocos.
Quiero ser uno
de ellos.
Muchas personas
están caídas y pasamos de largo.
Quiero ser buen
samaritano.
Conviérteme
primero a mí,
para que yo
pueda anunciar a otros
la Buena
Noticia.
Dame audacia.
En este mundo
escéptico y autosuficiente,
tengo miedo.
Dame esperanza.
En esta sociedad
recelosa y cerrada,
yo también tengo
poca confianza en las personas.
Dame amor.
En esta tierra
no solidaria y fría
yo también
siento poco amor.
Dame constancia.
En este ambiente
cómodo y superficial,
yo también me
canso fácilmente.
Conviérteme
primero a mí,
para que yo
pueda anunciar a otros
la Buena
Noticia.
Oremos
Dios nuestro,
que has hecho crecer a tu Iglesia en América, con la dedicación pastoral y el
celo por la verdad del obispo santo Toribio, concede al pueblo a ti consagrado
crecer constantemente en la fe y en la santidad. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo.
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