12
de noviembre de 2019 – TO – MARTES DE LA XXXII
SEMANA
Somos simples
servidores
Lectura
del libro de la Sabiduría 2, 23-3, 9
Dios
creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia
naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los
que pertenecen a él tienen que padecerla.
Las
almas de los justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún
tormento. A los ojos de los insensatos parecían muertos; su partida de este
mundo fue considerada una desgracia y su alejamiento de nosotros, una completa
destrucción; pero ellos están en paz. A los ojos de los hombres, ellos fueron
castigados, pero su esperanza estaba colmada de inmortalidad.
Por
una leve corrección, recibirán grandes beneficios, porque Dios los puso a
prueba y los encontró dignos de él. Los probó como oro en el crisol y los
aceptó como un holocausto. Por eso brillarán cuando Dios los visite, y se
extenderán como chispas por los rastrojos. Juzgarán a las naciones y dominarán
a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre.
Los
que confían en él comprenderán la verdad y los que le son fieles permanecerán
junto a él en el amor. Porque la gracia y la misericordia son para sus
elegidos.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal
33, 2-3. 16-17. 18-19 (R.: 2a)
R. Bendeciré
al Señor en todo tiempo.
Bendeciré
al Señor en todo tiempo,
su
alabanza estará siempre en mis labios.
Mi
alma se gloría en el Señor:
que
lo oigan los humildes y se alegren. R.
Los
ojos del Señor miran al justo
y
sus oídos escuchan su clamor;
pero
el Señor rechaza a los que hacen el mal
para
borrar su recuerdo de la tierra. R.
Cuando
ellos claman, el Señor los escucha
y
los libra de todas sus angustias.
El
Señor está cerca del que sufre
y
salva a los que están abatidos. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10
El
Señor dijo:
«Supongamos
que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este
regresa del campo, ¿acaso le dirá: “Ven pronto y siéntate a la mesa”? ¿No le
dirá más bien: “Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que
yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después”? ¿Deberá mostrarse
agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así
también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: “Somos
simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.”»
Palabra
del Señor.
Para reflexionar
El
autor escribe sin duda durante la persecución que el pueblo sufrió en 88-80
antes de Jesucristo de parte de Ptolomeo Latiro. Por sus costumbres de vida,
por su inconformismo y su rechazo a colaborar con la religión oficial, los
judíos irritan a los paganos y éstos buscan el modo de suprimir esta secta tan
problemática. El autor quiere revelar a los miembros del pueblo elegido la
significación del proceso que están viviendo.
La
idea de retribución terrestre todavía presente en los círculos piadosos a los
que se dirige el autor, no respondía a las nuevas condiciones que habían
surgido a raíz de la persecución.
Un
justo, fiel a Dios, no puede ver su vida cortada por la sola voluntad de los
hombres. Una doctrina así no podía apagar la inquietud de los fieles que eran
conducidos prematuramente a la muerte. El autor propone entonces una doctrina
inspirada en el helenismo, según la cual el alma subsiste después de la muerte.
Dios creó al hombre para una existencia imperecedera, lo hizo imagen de su
misma naturaleza. La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo.
Esto
permite al autor explicar que la muerte no es un final, sino una intervención
del diablo que no ensombrece para nada el plan de Dios. Por tanto, no hay qué
inquietarse, porque no se acaba todo con la muerte y con todo derecho se puede
buscar la retribución de los méritos mirando hacia Dios porque Él recompensa
después de la muerte.
El
fiel puede ir a la muerte con confianza y ponerse en las manos de Dios. Si la
muerte tiene un más allá, los justos disfrutarán de la retribución que
esperaron y las víctimas se convertirán en jueces de sus perseguidores.
Sea
cual sea el origen de la muerte, lo más importante es el más allá después de la
misma. Los justos están destinados a la vida: “los insensatos pensaban que
morían, pero ellos están en paz”. La sabiduría humana se contenta con la
perspectiva de aquí abajo y la muerte considerada como desgracia total. Pero no
son así los planes de Dios.
***
Nuevamente
nos encontramos aquí con el personaje familiar del criado, igual que en la
escena del banquete. Una vez más aparece subrayada la gratuidad del servicio
como respuesta creativa a la necesidad.
Este
pasaje, no lo podemos aislar del resto de enseñanzas e instrucciones que Jesús
viene dando a sus discípulos; así como tampoco podemos ignorar que Jesús,
enfrenta un sistema social y religioso basado en el cumplimiento de una
cantidad de normas y leyes, a través del cual se tenía la ilusión de alcanzar
el favor de Dios, y el derecho para juzgar a los incumplidores.
Esa
actitud los fue llevando a dejar de lado valores esenciales del pueblo de la
alianza, tales como la solidaridad y el compromiso con el hermano,
especialmente con el débil y desprotegido. De muchas formas, en la historia del
pueblo, Dios pidió ser reconocido como Verdadero y Único Dios, al que sólo se
le sirve a través del prójimo. El camino de la verdadera fe, unida al amor, se
fue sustituyendo por un culto vacío, ostentoso, pero ausente de amor y
misericordia hacia quienes, por razones de su oficio o condición social, no
podían cumplir con lo preceptuado por la casta dirigencial.
Los
cumplidores del culto y los preceptos, se sentían mejores y con derecho a
sentarse a la mesa, para ser servidos por su amo. A estos, Jesús los llama
«siervos inútiles», porque intentan hacer valer sus derechos sobre Dios y son,
en realidad, ante Él, unos pobres siervos; totalmente incapaces de hacer algo
auténticamente meritorio. Simplemente cumplen lo mandado.
Actitudes
como éstas, tienen que ser evitadas por quienes quieren vivir la novedad de la
vida del reino, que no consiste en una lista de preceptos que guardar, de
prohibiciones que evitar, sino en un nuevo modo de vivir, que superará siempre
todo lo imaginable porque es respuesta gratuita a la gratuidad de Dios.
Si
bien esta parábola está dirigida inicialmente a los fariseos, Lucas la coloca
dirigiéndola a los apóstoles, para que eviten la soberbia farisaica de
atribuirse a sí mismos méritos de una acción, que sin Dios sería imposible
realizar. El mérito pertenece sólo al Espíritu de Dios, que actúa de forma
eficaz y no a nuestra eficiencia profesional. Jesús apunta a lo que hay de
fariseo y autoritario en el corazón de cada uno, cuando consideramos las ventajas
y los privilegios de la misión que desempeñamos, como derechos a la vida eterna
y cuando nos glorificamos a nosotros mismos en vez de “gloriarnos en el Señor”.
También
hoy los cristianos, podemos caer en el error de buscar a Dios en el perfecto
cumplimiento de la ley, siendo, de esta manera, siervos inútiles que tienen
como única meta el deber cumplido.
Es
mucho más cómodo cumplir con lo que siempre se ha hecho. Acatar, es menos
pesado que arriesgarse a realizar creativamente el amor, la misericordia, el
perdón. Identificados con Cristo por la fe, estamos llamados a continuar
trabajando para que la salvación llegue a todos. En este aspecto no podemos
escatimar esfuerzos. Dios espera que seamos generosos trabajadores de su Reino,
proclamando la Buena Nueva a todos, con un amor, que sea signo de Su Amor que
se acerca a nuestros hermanos más ignorados por la sociedad.
Para discernir
¿Hacemos
valer nuestros méritos frente a Dios?
¿Pensamos
que creer nos da derechos?
¿Me
limito a cumplir o trato de descubrir qué es lo que Dios quiere en cada
momento?
Repitamos a lo largo de este día
Gracias
Señor por invitarme a tu servicio
Para la lectura espiritual
«Somos
unos pobres siervos»
…”Hay
muchos grados de humildad. Hay quien es obediente y en todas las cosas se
reprocha a sí mismo; esto es humildad. Hay quien se arrepiente de sus pecados y
se considera un miserable delante de Dios. Esto es también humildad. Pero otra
es la humildad del que ha conocido al Señor por el Espíritu Santo: son
diferentes su conocimiento y sus gustos.
Cuando
a través del Espíritu Santo el alma ve cuán suave y humilde es el Señor, se
humilla a sí misma hasta lo más hondo. Esta humildad es del todo particular y
nadie puede describirla. Si los hombres, a través del Santo Espíritu pudieran
saber qué Señor tenemos, cambiarían enteramente: los ricos menospreciarían sus
riquezas; los sabios, su ciencia; los gobernantes su poder y su prestigio.
Todos vivirían en una profunda paz y amor, y reinaría sobre la tierra un gozo
grande”…
San Silvano
(1886-1938), monje ortodoxo – Escritos
Para rezar
Bienaventurado
el DISCÍPULO que vive enamorado de Cristo, que se fía de Él como de lo más
necesario y absoluto, porque no quedará desilusionado.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que mantiene su ideal y su ilusión por el Reino y no pierde el
tiempo en cosas accidentales, porque Dios acompaña a los que siguen su ritmo.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que no tiene nada, y lo que es y posee lo gasta en servicio de sus
hermanos, porque Cristo será toda su riqueza.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que se sabe necesario donde la Iglesia lo reclame, pero que en
ningún lado se siente indispensable, porque experimentará el gozo del deber
cumplido.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que sabe poner su oído en el corazón de Dios para escuchar sus
deseos, porque el Espíritu lo ayudará a discernir los acontecimientos.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que no se enorgullece de sus éxitos y reconoce que el Espíritu
hace todo en todos, porque se verá libre de ataduras.
Bienaventurado
el DISCÍPULO que siempre tiene un tiempo para contemplar a Dios, a los hombres
y al mundo, porque habrá entendido el valor de ser hijo, hermano y señor.
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