9
de octubre de 2019 – TO – MIÉRCOLES DE LA XXVII
SEMANA
Señor
enséñanos a orar
Lectura
de la profecía de Jonás 4, 1-11
Jonás
se disgustó mucho y quedó muy enojado. Entonces oró al Señor, diciendo: « ¡Ah,
Señor! ¿No ocurrió acaso lo que yo decía cuando aún estaba en mi país? Por eso
traté de huir a Tarsis lo antes posible. Yo sabía que tú eres un Dios bondadoso
y compasivo, lento para enojarte y de gran misericordia, y que te arrepientes
del mal con que amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida, porque prefiero morir
antes que seguir viviendo.»
El
Señor le respondió: « ¿Te parece que tienes razón para enojarte?»
Jonás
salió de Nínive y se sentó al este de la ciudad: allí levantó una choza y se
sentó a la sombra de ella, para ver qué iba a suceder en la ciudad. Entonces el
Señor hizo crecer allí una planta de ricino, que se levantó por encima de Jonás
para darle sombra y librarlo de su disgusto. Jonás se puso muy contento al ver
esa planta. Pero al amanecer del día siguiente, Dios hizo que un gusano picara
el ricino y este se secó. Cuando salió el sol, Dios hizo soplar un sofocante
viento del este. El sol golpeó la cabeza de Jonás, y este se sintió desvanecer.
Entonces se deseó la muerte, diciendo: «Prefiero morir antes que seguir
viviendo.»
Dios
le dijo a Jonás: « ¿Te parece que tienes razón de enojarte por ese ricino?» Y
él respondió: «Sí, tengo razón para estar enojado hasta la muerte.»
El
Señor le replicó: «Tú te conmueves por ese ricino que no te ha costado ningún
trabajo y que tú no has hecho crecer, que ha brotado en una noche y en una
noche se secó, y yo, ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde
habitan más de ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien
del mal, y donde hay además una gran cantidad de animales?»
Palabra
de Dios.
SALMO Sal
85, 3-4. 5-6. 9-10 (R.: 15b)
R. Tú,
Señor, eres lento para enojarte, rico en amor.
Tú
eres mi Dios: ten piedad de mí, Señor,
porque
te invoco todo el día;
reconforta
el ánimo de tu servidor,
porque
a ti, Señor, elevo mi alma. R.
Tú,
Señor, eres bueno e indulgente,
rico
en misericordia con aquellos que te invocan:
¡atiende,
Señor, a mi plegaria,
escucha
la voz de mi súplica! R.
Todas
las naciones que has creado
vendrán
a postrarse delante de ti,
y
glorificarán tu Nombre, Señor,
porque
tú eres grande, Dios mío,
y
eres el único que hace maravillas. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4
Un
día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus
discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus
discípulos.»
El
les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que
venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes
caer en la tentación.»
Palabra
del Señor.
Para reflexionar
Jonás
como profeta es impresentable, muestra un corazón mezquino. Su reacción ante el
perdón de Dios es incomprensible, se escandaliza cuando descubre que su Dios es
“un Dios clemente y misericordioso, tardo a la cólera y rico en amor”.
Jonás,
que se creía solamente encargado de anunciar un castigo contra Nínive, cuando
vio que Dios perdonaba a los habitantes de Nínive, se disgustó y se irritó
mucho; al punto de reclamarle a Dios, entrando en una crisis de depresión,
hasta desearse la muerte.
Jonás
salió de Nínive y se sentó. El Señor hizo que una planta de ricino creciese por
encima de Jonás, para dar sombra a su cabeza y librarle así de su malestar.
Jonás se puso muy contento por aquel ricino. Pero al día siguiente, al
amanecer, el Señor mandó a un gusano que picó al ricino que se secó. Y al salir
el sol, por el sofocante viento del este, Jonás sufrió insolación y sintiéndose
desfallecer, se deseó la muerte.
Dios
dijo a Jonás: “¿Te parece bien irritarte por este ricino? Tú sientes lástima de
un ricino, por el que nada te fatigaste, que no hiciste crecer, que en una
noche creció y en una noche desapareció″.
Jonás
parecía preferir ese ricino providencial, que tan sólo le había dado sombra, a
la ciudad entera de Nínive. Dios le muestra que la humanidad que vive en Nínive
le ha costado mucha pena y trabajo.
En
el relato el autor quiere presentar la cerrazón de los judíos, en contraste con
los paganos, que sí, se convierten a Dios. El que queda mal, en la historia, es
el pueblo judío, que no supo realizar su papel de “mediador de bendición para
todos los pueblos”, como Dios le había anunciado a Abrahán y se encerró en su
propio egoísmo.
A
veces nos entristecemos más porque desaparece aquello que nos daba seguridad,
como el dinero o los bienes materiales, que porque muchos, lejos del Señor,
viven al borde de perderse para siempre.
***
Jesús
aparece orando “en cierto lugar”. Jesús ora porque necesita ir a la raíz de su
experiencia filial, porque necesita respirar el cariño de su Abbá. Y, desde esa
raíz se encuentra con todo y con todos. Su acción despierta un deseo en los
discípulos: “Señor, enséñanos a orar”. Querían una fórmula. Jesús en cambio les
ofrece la oportunidad de un diálogo, un lugar, una identidad, un estilo de
vida. Querían aprender unas formas como las que Juan enseñó a sus discípulos.
Jesús les presenta e inaugura una forma de orar inaudita.
La
oración judía oficial se realizaba en el templo; Jesús convierte el sitio donde
se encuentra en “lugar, nuevo templo” posible, para la oración y el encuentro
con Dios. Y por primera vez, ante la sorpresa de sus discípulos, hay quien se
dirige a Dios con confianza filial: “Abba”. La oración de Jesús, manda al piso
cualquier barrera que se pueda interponer ante la presencia de Dios. No hay
lejanía entre Dios y las personas, cada uno se puede dirigir a Él directamente
sin necesidad de intermediarios.
Padre
nuestro: con estas dos palabras nos lleva a penetrar en la intimidad divina y
en un modo de ser frente a Dios. Al decir “Padre” llamo a Dios para que me
engendre a su propia vida y al decir “nuestro” llamo, reúno y creo fraternidad
entre todos los hombres.
Al
decir “Padre nuestro”, unido a la humanidad entera, me arrojo en los brazos de
un Dios que quiere ser totalmente Padre y le pido nos abra a su acción
re-creadora. Me gozo porque vuelve a tomar incansablemente la obra ya comenzada
de su creación, porque su paternidad es siempre actual, deliberada, querida y
nos recrea, nos remodela, nos hace recobrar el verdadero lugar de nuestra
existencia.
Al
llamarlo Padre le pedimos para nosotros y para todos, que vivamos como hijos
suyos, animados del amor de su Hijo. Para Lucas, rezar es un compromiso de
vida, una manera de ser. Por eso la oración de Jesús es una acogida
incondicional de la voluntad del Padre expresada en Lucas a través de cuatro
peticiones esenciales: el reino, el pan, el perdón, la preservación en la
tentación.
Clamamos
para que el Reino de justicia e igualdad, se haga efectivo aquí y ahora. La
realización del Reino de Dios, tiene como consecuencia la posibilidad de una
vida digna, en que sea factible el acceso al alimento de todos los días; y
dónde se pueda experimentar a Dios en el perdón de las deudas, propio del año
de gracia. Permanecer en ese ámbito de la gracia es el don que imploramos de un
Dios que no nos abandona a una prueba superior a nuestras fuerzas en nuestro
trabajo por hacer presente el reino.
Para discernir
¿Cuáles
son mis sentimientos cuándo oro con el Padre Nuestro?
¿Confío
plenamente en mi Padre Dios como lo hacía Jesús?
¿Llevo
mi oración a la vida y la vida a la oración?
Repitamos a lo largo de este día
Venga
tu Reino, Señor
Para la lectura espiritual
…”Cuando,
a solas o con otros, no sabemos cómo orar, nos tranquiliza saber que se puede
orar con casi nada. A veces nuestros labios permanecen cerrados, nos quedamos
en silencio, pero nuestra alma está abierta ante Dios, le habla, y el Espíritu
Santo ora en nosotros.
¿Hay
otros valores que hagan bella la vida? Está la sencillez del corazón, que lleva
a la sencillez de vida. Un día, oyó Cristo a un creyente que le decía: «Creo,
pero ven en ayuda de mi incredulidad». Cristo comprende estas dudas y esta
petición de ayuda, puesto que ya había dicho en el evangelio: « ¿Quién de
vosotros, por más que se preocupe, puede añadir una sola hora a su vida?». Así
comprendemos que lo esencial es vivir con toda sencillez lo poco, sí, lo
poquísimo que hayamos cogido del evangelio.
Con
mis hermanos, tanto los que viven aquí en Taizé como los que viven entre los
más pobres en distintas partes del mundo, tengo conciencia de que nuestra
vocación nos llama a ser sencillos, como pobres del Evangelio. Eso significa no
imponernos, no ser maestros espirituales, sino hombres que escuchan para
comprender a los otros y discernir en ellos la belleza profunda del espíritu
humano. Una de las afirmaciones más luminosas de nuestro tiempo ha sido
pronunciada en el último concilio del Vaticano: «Cristo está unido a todo ser
humano sin excepciones, aunque éstos no tengan conciencia de ello». En efecto,
hay en la tierra multitudes de personas que ignoran que Dios nos busca
incansablemente. ¿Lo sabemos bastante? Todos podemos hacer bella la vida a
aquellos que están cerca o lejos de nosotros. ¿Cómo? Con nuestra acogida, con
la sencillez de nuestro corazón y de nuestra vida”…
Tomado de
Atelliers et presses de Taizé, 1999
Para rezar
Padre
Nuestro Misionero
Padre
nuestro, que estás en el Cielo
Padre de Jesús, tu Enviado,
Padre de todos los bautizados,
Padre de los que te ignoran,
Padre de los que te combaten,
Padre de todos los hombres.
Padre de Jesús, tu Enviado,
Padre de todos los bautizados,
Padre de los que te ignoran,
Padre de los que te combaten,
Padre de todos los hombres.
Santificado
sea tu nombre
En toda la tierra,
en todas las culturas y pueblos,
en todas las razas de la universal familia humana,
como lo ha santificado tu Hijo Jesús,
siendo fiel a tu proyecto sobre Él y sobre el mundo.
En toda la tierra,
en todas las culturas y pueblos,
en todas las razas de la universal familia humana,
como lo ha santificado tu Hijo Jesús,
siendo fiel a tu proyecto sobre Él y sobre el mundo.
Venga
a nosotros tu Reino
Sí, que tu Reino de alegría,
de servicio, de compartir con los demás,
reine en la vida de los que te conocen;
y que los que vivan ya del espíritu de tu Reino sin saberlo,
te descubran en el corazón de sus vidas.
Sí, que tu Reino de alegría,
de servicio, de compartir con los demás,
reine en la vida de los que te conocen;
y que los que vivan ya del espíritu de tu Reino sin saberlo,
te descubran en el corazón de sus vidas.
Hágase
tu voluntad en la tierra como en el Cielo
En la tierra, danos tu mirada limpia
de los santos del Cielo,
para servirte con un corazón sin divisiones
y un amor a los hermanos
semejante al que tú nos tienes.
En la tierra, danos tu mirada limpia
de los santos del Cielo,
para servirte con un corazón sin divisiones
y un amor a los hermanos
semejante al que tú nos tienes.
Danos
hoy nuestro pan de cada día
El pan de cuerpo y del espíritu,
el pan de la comunión contigo
y danos el compartir generosamente nuestro pan
con todos nuestros hermanos,
sin excluir a nadie.
El pan de cuerpo y del espíritu,
el pan de la comunión contigo
y danos el compartir generosamente nuestro pan
con todos nuestros hermanos,
sin excluir a nadie.
Perdona
nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Las mías, lo mismo que las de mis hermanos.
Todas ellas juntas, son el obstáculo
para que tus planes sobre el hombre
y sobre el mundo se conviertan en realidad.
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden
Las mías, lo mismo que las de mis hermanos.
Todas ellas juntas, son el obstáculo
para que tus planes sobre el hombre
y sobre el mundo se conviertan en realidad.
No
nos dejes caer en la tentación
En ninguna tentación
y, sobre todo,
en la tentación contra la ESPERANZA
y contra la certeza de que Tú nos amas.
En ninguna tentación
y, sobre todo,
en la tentación contra la ESPERANZA
y contra la certeza de que Tú nos amas.
Líbranos
del mal.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.