27 de junio de 2019

27 de junio de 2019 - TO - Jueves de la XII semana

Entrarán en el Reino los que cumplen la voluntad de mi Padre

Lectura del libro del Génesis    16, 1-12. 15-16

Sarai, la esposa de Abraham, no le había dado ningún hijo. Pero ella tenía una esclava egipcia llamada Agar. Sarai dijo a Abraham: «Ya que el Señor me impide ser madre, únete a mi esclava. Tal vez por medio de ella podré tener hijos.» Y Abraham accedió al deseo de Sarai.
Ya hacía diez años que Abraham vivía en Canaán, cuando Sarai, su esposa, le dio como mujer a Agar, la esclava egipcia. El se unió con Agar, y ella concibió un hijo. Al ver que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a su dueña.
Entonces Sarai dijo a Abraham: «Que mi afrenta recaiga sobre ti. Yo misma te entregué a mi esclava, y ahora, al ver que está embarazada, ella me mira con desprecio. El Señor sea nuestro juez, el tuyo y el mío.»
Abraham respondió a Sarai: «Puedes disponer de tu esclava. Trátala como mejor te parezca.»
Entonces Sarai la humilló de tal manera, que ella huyó de su presencia.
El Ángel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial -la fuente que está en el camino a Sur- y le preguntó: «Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adónde vas?»
«Estoy huyendo de Sarai, mi dueña», le respondió ella.
Pero el Ángel del Señor le dijo: «Vuelve con tu dueña y permanece sometida a ella.» Luego añadió: «Yo multiplicaré de tal manera el número de tus descendientes, que nadie podrá contarlos.» Y el Ángel del Señor le siguió diciendo: «Tú has concebido y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Más que un hombre, será un asno salvaje: alzará su mano contra todos y todos la alzarán contra él; y vivirá enfrentado a todos sus hermanos.»
Después Agar dio a Abraham un hijo, y Abraham lo llamó Ismael.
Cuando Agar lo hizo padre de Ismael, Abraham tenía ochenta y seis años. 
Palabra de Dios.

SALMO     Sal 105, 1-2. 3-4a. 4b-5 (R.: 1a) 
R.    ¡Den gracias al Señor porque es bueno!

¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
¿Quién puede hablar de las proezas del Señor
y proclamar todas sus alabanzas? R.

¡Felices los que proceden con rectitud,
los que practican la justicia en todo tiempo!
Acuérdate de mí, Señor,
por el amor que tienes a tu pueblo. R.

Visítame con tu salvación,
para que vea la felicidad de tus elegidos,
para que me alegre con la alegría de tu nación
y me gloríe con el pueblo de tu herencia. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo     7, 21-29

Jesús dijo a sus discípulos:
«No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?”
Entonces yo les manifestaré: “Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal.”
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en
práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede
compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande.»
Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba
asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas. 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

  • Sara, no acepta quedar rebajada cuando Agar le anuncia que dará un hijo a Abraham. La envidia juega una mala pasada en el corazón de Sara, y ahí surgen las palabras duras y comienzan los maltratos a ella y a su hijo. Agar decide huir de su presencia hacia el desierto.
  • Pero el ángel del Señor la encuentra junto a una fuente que hay en el desierto, camino del sur y se inicia entre ambos un diálogo lleno de «bondad».
  • Dios mismo, por medio de su mensajero, trata de arreglar las cosas invitándola a que vuelva a la casa de su ama, y se muestre sumisa. Le anuncia que dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Ismael.
  • Abraham por un momento creyó que ese hijo sería el cumplimiento de la «promesa». Pero no fue así, a pesar del error de querer adelantarse al momento de Dios; a través del sufrimiento, avanza hacia la realización de lo que Dios le ha prometido.
***
  • La afirmación de Jesús es rotunda: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial». Esta afirmación nos pide responsabilidad en nuestra condición de cristianos, al mismo tiempo que la urgencia de dar buen testimonio de la fe.
  • Nuestro compromiso de fe es valioso y no puede limitarse solamente a bellas palabras, sino que debe fundamentarse en la autoridad de las obras, impregnadas de un amor al estilo de Jesús.
  • Jesús es Aquel que posee autoridad moral por excelencia. Sus palabras están perfectamente respaldadas por su forma de vida. Hace lo que dice y dice lo que hace con total transparencia. Teoría y práctica confluyen coherentemente en el modo de obrar de Jesús y esto despertaba asombro en sus conciudadanos.
  • Esa es precisamente la invitación a sus seguidores. Que respaldemos con la vida nuestras palabras y los discursos, y de ese modo seamos creíbles. Desde la coherencia de nuestra vida los ambientes en que nos movemos podrán alcanzar coherencia de vida entre sus principios, sus actitudes y acciones.
  • No es una tarea que se realiza simplemente por la puesta en práctica de un método, o por llevar adelante ciertos principios teóricos. La coherencia evangélica necesita de la apertura a la gracia para que Dios nos regale la unidad interna que necesitamos.
  • No son las palabras ni las oraciones sin compromiso, ni la pura acción, sino el trabajo por vivir según el proyecto de Dios sostenidos por su gracia. Nuestra oración debería expresar siempre nuestro deseo de obrar el bien y la petición de ayuda, porque reconocemos nuestra debilidad para lograrlo.

Para discernir

  • ¿Cómo hablo y actúo en mi vida como cristiano?
  • ¿Cómo concreto mi testimonio?
  • ¿Cómo concreto el mandamiento del amor en mi vida personal, familiar, laboral, etc.?

Repitamos a lo largo de este día

Señor que pueda amar con gratuidad

Para la lectura espiritual

…”Libre significa: alegre y afectuosamente, sin temor y de modo abierto, dando gratuitamente lo que hemos recibido de manera gratuita, sin aceptar compensaciones, premios o gratitud.
La alegría debería ser uno de los aspectos principales de nuestra vida religiosa. Quien da con alegría da mucho. La alegría es el signo distintivo de una persona generosa y mortificada que, olvidándose de todas las cosas y hasta de sí misma, busca complacer a Dios en todo lo que hace por los hermanos. A menudo es un manto que esconde una vida de sacrificio, de continua unión con Dios, de fervor y de generosidad.
«Que habite la alegría en vosotros», dice Jesús. ¿Qué es esta alegría de Jesús? Es el resultado de su continua unión con Dios cumpliendo la voluntad del Padre. Esa alegría es el fruto de la unión con Dios, de una vida en la presencia de Dios. Vivir en la presencia de Dios nos llena de alegría. Dios es alegría. Para darnos esa alegría se hizo hombre Jesús. María fue la primera en recibir a Jesús: «Exulta mi espíritu en Dios mi salvador». El niño saltó de alegría en el seno de Isabel porque María le llevaba a Jesús. En Belén, todos estaban llenos de alegría: los pastores, los ángeles, los reyes magos, José y María. La alegría era también el signo característico de los primeros cristianos. Durante la persecución, se buscaba a los que tenían esta alegría radiante en el rostro. A partir de esta particular alegría veían quiénes eran los cristianos y así los perseguían.
San Pablo, cuyo celo intentamos imitar, era un apóstol de la alegría. Exhortaba a los primeros cristianos a que «se alegraran siempre en el Señor». Toda la vida de Pablo puede ser resumida en una frase: «Pertenezco a Cristo. Nada puede separarme del amor de Cristo, ni el sufrimiento, ni la persecución, nada. Ya no soy yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mí». Esa es la razón de que san Pablo estuviera tan lleno de alegría”…

Madre Teresa, Meditación espiritualMilán, 30ss.

Para rezar

SEÑOR AYUDAME

Señor ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes.
Y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna no permitas que pierda la felicidad.
Si me das fuerza no permitas que pierda la razón.
Si me das éxito, no permitas que pierda la humildad.
Si me das humildad, no permitas que pierda la dignidad.
Ayúdame siempre a ver el otro lado de la medalla.
No me dejes inculpar de traición a 
los demás por no pensar como yo.
Enséñame a querer a la gente como a mi mismo
y a juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo.
Ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso 
es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte.
Y que la venganza es la señal primitiva del débil.
Si me quitas la fortuna, déjame la esperanza.
Si me quitas el éxito, déjame la fuerza para triunfar.
Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme.
Si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de TI, Tú no te olvides de mí.


María Eugenia Ochoa Medina

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