22
de junio de 2019 – TO – SÁBADO DE LA XI SEMANA
Busquen el
reino de Dios
Lectura
de la segunda carta del apóstol san Pablo
a
los cristianos de Corinto 12, 1-10
Hermanos:
¿Hay
que seguir gloriándose? Aunque no esté bien, pasaré a las visiones y
revelaciones del Señor. Conozco a un discípulo de Cristo que hace catorce años
-no sé si con el cuerpo o fuera de él, ¡Dios lo sabe!- fue arrebatado al tercer
cielo. Y sé que este hombre -no sé si con el cuerpo o fuera de él, ¡Dios lo
sabe!- fue arrebatado al paraíso, y oyó palabras inefables que el hombre es
incapaz de repetir.
De
ese hombre podría jactarme, pero en cuanto a mí, sólo me glorío de mis
debilidades. Si quisiera gloriarme, no sería un necio, porque diría la verdad;
pero me abstengo de hacerlo, para que nadie se forme de mí una idea superior a
lo que ve o me oye decir.
Y
para que la grandeza de las revelaciones no me envanezca, tengo una espina
clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor
que me librara, pero él me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi poder
triunfa en la debilidad.» Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi
debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo. Por eso, me complazco en
mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en
las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces
soy fuerte.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal
33, 8-9. 10-11. 12-13 (R.: 9a)
R. ¡Gusten
y vean qué bueno es el Señor!
El
Ángel del Señor acampa
en
torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten
y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices
los que en él se refugian! R.
Teman
al Señor, todos sus santos,
porque
nada faltará a los que lo temen.
Los
ricos se empobrecen y sufren hambre,
pero
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
Vengan,
hijos, escuchen:
voy
a enseñarles el temor del Señor.
¿Quién
es el hombre que ama la vida
y
desea gozar de días felices? R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Mateo 6, 24-34
Jesús
dijo a sus discípulos:
Nadie
puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se
interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios
y al Dinero.
Por
eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su
cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la
comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no
siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está
en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de
ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de
su vida?
¿Y
por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van
creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el
esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
Si
Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al
fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
o
se inquieten entonces, diciendo: «¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos
vestiremos?» Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que
está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino
y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por
el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su
aflicción.
Palabra
del Señor.
Para reflexionar
Pablo
describe su ministerio apostólico. Su debilidad está a la vista y es la que da
paso a la iniciativa de Cristo que lo colma con su fuerza y su poder. Pablo
podría gloriarse de visiones, de gracias, de carismas, de fenómenos místicos,
pero no quiere que la prueba de su mandato apostólico se encuentre en los
fenómenos carismáticos que acompañan a veces al ministerio apostólico.
Nos
habla de una gracia absolutamente trascendente y gratuita que lo marcó profundamente,
pero que, al mismo tiempo, no quitó nada de su realidad personal con frecuencia
expuesta al dolor. El tiene conciencia de que su debilidad personal pone de
relieve todavía más la acción de Dios en su persona y en su ministerio. Por eso
puede presumir, sólo de su flaqueza Concretamente, Pablo habla de un “aguijón”
en su carne, al que identifica en seguida con un «ángel de Satanás» que lo
golpea. Si bien no sabemos a qué se refiere el Apóstol, lo que sí podemos decir
es que este «aguijón» implicaba para Pablo un serio obstáculo para su obra
misionera.
Esta
situación espiritual tiene su punto de referencia específicamente en la persona
de Cristo. Por la manifestación de Cristo como punto central y culminante de la
historia a pesar de ser “pobre de Dios” a “servidor de Jesucristo”.
***
Jesús
nos presenta otro rasgo del estilo de vida de sus discípulos: la confianza en
Dios, en oposición a la excesiva preocupación por el dinero. Jesús ni demoniza
el dinero ni afirma que éste o los bienes materiales no sean necesarios para
vivir, sino que los coloca en el lugar que deben ocupar en la vida del ser
humano. Desde un refrán de la época: «no se puede servir a dos amos», Jesús
establece la antítesis entre Dios y Mammón, entre Dios y el dinero como ídolo y
como razón de ser. Es imposible encontrarse bien y a gusto con los dos.
Los
discípulos no pueden tener una fidelidad dividida. Estas palabras de Jesús
expresan el carácter radical de su enseñanza con relación al dinero y a las
propiedades. Las posesiones materiales son un dios falso que exige una lealtad
exclusiva que piden ocupar el primer lugar. La vida vale más que el alimento,
el cuerpo más que el vestido. Lo espiritual vale más que lo material y el ser
más que el aparecer.
Jesús
les enseña a los suyos la actitud de confianza en Dios, con la comparación de
los pájaros y de las flores. Hay que trabajar para vivir, pero no vivir para
acumular y acumular. Los pájaros se esfuerzan por comer, pero no se dedican a
acumular. Comen cada día y eso les basta. Su mañana, como el nuestro, depende
de Dios, por eso de nada vale agobiarse por el futuro con las preocupaciones de
la comida, la bebida o el vestido, si “nadie puede añadir ni siquiera una hora
a su vida”. Lo que él quiere, es que no vivan agobiados sino que sepan mirar
las cosas en su justa jerarquía. El Reino de Dios y su justicia es lo
principal, y «todo lo demás se dará por añadidura».
Estamos
llamados a construir una nueva sociedad y si nos esforzamos en buscar ante todo
el “Reino de Dios”, la comida y el vestido se nos dará por añadidura. Es una
invitación a relativizar el valor absoluto de los bienes terrenos en
comparación con el valor supremo de Dios y su reinado lo que nos llevará
solidarizarnos con los más necesitados desde una actitud de generosidad.
El
que pone su vida al servicio del reino verá tarde o temprano, el fruto de la
justicia, solidaridad y amor por las que ha trabajado. El alimento y el vestido
no faltarán nunca en una sociedad regida por estos valores. Cuando la comunidad
trabaja así, no tiene que preocuparse por su vida material; ya que de ésta se
ha ocupado el Padre desde la creación.
Hay
que vivir en el presente, sin agobios por el mañana. El mañana se preocupará de
sí mismo. Al discípulo le basta con enfrentarse con la dificultad día por día,
y experimentar en ella la eficacia de su amor.
Para discernir
¿Dónde
experimento que tengo los apoyos más fuertes de mi vida?
¿En
qué lugar tengo puesto mi corazón?
¿Qué
es lo que mueve mis deseos y búsquedas?
Repitamos a lo largo de este día
No
se preocupen tanto por su vida
Para la lectura espiritual
…”El
Señor dijo a sus discípulos: «Os doy mi paz» (Jn 14,27). Es necesario pedir a
Dios esta paz de Cristo, y el Señor la dará al que se la pida. Cuando la
recibimos hemos de velar santamente por ella y hacerla crecer.
Aquel
que en sus aflicciones no se abandona a la voluntad de Dios, no puede conocer
la misericordia de Dios. Si te sobreviene una desgracia, no te dejes abatir,
sino acuérdate de que el Señor te mira con bondad. No aceptes este pensamiento:
«¿El Señor me mirará con amor siendo así que le he ofendido?», porque el Señor
es bueno por naturaleza. Vuélvete con fe a Dios y di como el hijo pródigo del
Evangelio: «No soy digno de ser llamado hijo tuyo» (Lc 15,21). Entonces verás
cuán querido eres del Padre, y tu alma conocerá un gozo indescriptible”…
San Silvano
(1866-1938),
Para rezar
Abandonarme…en
ti…
Abandonarme
en ti…..
dejar
que las cosas sigan su rumbo incierto…
Abandonarme
en ti…..
creer
que todo está solucionado con tan sólo pensar en Ti
Abandonarme
en ti…..
sentir
tu presencia y olvidarme de las angustias
Abandonarme
en ti…..
quisiera
hacerlo pero mi condición humana y pecadora me lo impiden………..
Perdóname
Señor por no abandonarme en ti…..
es
que hay tantas cosas en mi mente y en mi corazón, tantos problemas que tengo
que solucionar…..
Abandonarme
en ti……
hoy
me abandono en ti, me olvido de mi misma para sólo estar en tu presencia, para
sentir tu abrazo y tu sosiego.
Abandonarme
en ti…
toda
mi vida es tuya y todo lo que hay en ella, hazlo mejor y ayúdame a entender que
todo lo que tengo que hacer es…
ABANDONARME
EN TI…
Beatriz
Esparza
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