12
de diciembre de 2018 – ADVIENTO – MIÉRCOLES DE LA II SEMANA
12
de diciembre - Ntra Sra de Guadalupe
¿No estoy yo
aquí que soy tu Madre?
Lectura
del libro del Profeta Isaías 7,10-14; 8,10
Una
vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos: “Pide para ti un signo de parte
del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas”.
Pero
Ajaz respondió: “No lo pediré ni tentaré al Señor”.
Isaías
dijo: “Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los
hombres, que cansan también a mi Dios?
Por
eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a
luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel.
Hagan
un proyecto: ¡fracasará! Digan una palabra: ¡no se realizará! Porque Dios está
con nosotros.
Palabra
de Dios.
SALMO 66,
2-3. 5. 7-8
R:
¡Aclame al Señor toda la tierra!
¡Canten
la gloria de su Nombre!
Tribútenle
una alabanza gloriosa,
digan
al Señor:
“¡Qué
admirables son tus obras!”. R.
Por
la inmensidad de tu poder,
tus
enemigos te rinden reverencia.
Vengan
a ver las obras del Señor,
las
cosas admirables que hizo por los hombres. R.
Él
gobierna eternamente con su fuerza;
sus
ojos vigilan a las naciones.
Bendigan,
pueblos, a nuestro Dios,
hagan
oír bien alto su alabanza. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48
María
partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó
de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
«
¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu
saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que
se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»
María
dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece
de gozo en Dios, mi Salvador.»
Palabra
del Señor.
Algunos
elementos de descripción de la Imagen de la Virgen de Guadalupe
La
estatura de la Virgen en el ayate es de 143 centímetros y representa a una
joven cuya edad aproximada es de 18 a 20 años.
Su
rostro es moreno, ovalado y en actitud de profunda oración. Su semblante
es dulce, fresco, amable, refleja amor y ternura, además de una gran fortaleza.
Sus
manos están juntas en señal del recogimiento de la Virgen en profunda
oración. La derecha es más blanca y estilizada, la izquierda es morena y más
llena, podrían simbolizar la unión de dos razas distintas.
Lleva
el cabello suelto, lo que entre los aztecas era señal de una mujer glorificada
con un hijo en el vientre.
Está
embarazada. Su gravidez se constata por la forma aumentada del abdomen, donde
se destaca una mayor prominencia vertical que trasversal, corresponde a un
embarazo casi en su última etapa.
La
flor de cuatro pétalos o Nahui Ollin: es el símbolo principal en la imagen
de la Virgen, es el máximo símbolo náhuatl y representa la presencia de Dios,
la plenitud, el centro del espacio y del tiempo. En la imagen presenta a la
Virgen de Guadalupe como la Madre de Dios y marca el lugar donde se encuentra
Nuestro Señor Jesús en su vientre.
El
Cinto marca el embarazo de la Virgen. Se localiza arriba del vientre. Cae
en dos extremos trapezoidales, que en el mundo náhuatl representaban el fin de
un ciclo y el nacimiento de una nueva era. En la imagen simboliza que con
Jesucristo se inicia una nueva era tanto para el viejo como para el nuevo
mundo.
Rayos
dorados rodean a la Virgen y le forman un halo luminoso o aura. El mensaje
trasmitido es: ella es la Madre de la Luz, del Sol, del Niño Sol, del Dios
verdadero, ella lo hace descender hacia el “centro de la luna” (México en
náhuatl) para que allí nazca, alumbre y dé vida.
La
Virgen está de pie en medio de la luna, y no es casual que las raíces de la
palabra México en náhuatl son “Metz-xic-co” que significan “en el centro de la
luna”. También es símbolo de fecundidad, nacimiento, vida. Marca los ciclos de
la fertilidad femenina y terrestre.
Un
ángel está a los pies de la Guadalupana con ademán de quien acaba de
volar. Las alas son como de águila, asimétricas y muy coloridas, los tonos son
parecidos a los del pájaro mexicano tzinitzcan que Juan Diego oyó cantar
anunciándole la aparición de la Virgen de Guadalupe. Sus manos sostienen el
extremo izquierdo de la túnica de la Virgen y el derecho del manto.
Para reflexionar
Celebramos
la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América Latina. En su
rostro indígena, en el rostro moreno de María reconocemos nuestra propia raza,
los hijos de esta tierra latinoamericana a quienes María quiere hacer llegar su
maternal protección.
Dios
ha irrumpido en la historia del hombre haciéndose uno de nosotros. El Hijo de
Dios, encarnado en María, lleva a su pleno cumplimiento las promesas hechas a
nuestros antiguos padres. María, la Madre del Hijo de Dios Encarnado, se
convierte en la portadora de esa salvación para Isabel que queda llena del
Espíritu Santo, el cual es el único que nos hace participar de la Vida y
Salvación que Dios nos ofrece en Jesús.
Una
de las constantes en la vida de María fue y ha sido su servicio. María se
presenta como la servidora, la que está siempre atenta a las necesidades del
prójimo. Desde que Jesús nos la dejó como Madre, ella, con gran amor continúa realizando
esta acción de amor en sus hijos.
María
recoge las expectativas y esperanzas de salvación del “pequeño resto” de
Israel, y hoy sigue siendo el prototipo de madre y mediadora que recoge los
anhelos y esperanzas de los más pobres.
María,
además de Madre de Jesús, es para nosotros figura y prototipo de la Iglesia que
se convierte en misionera, en portadora de la salvación, en engendradora del
Salvador, en el corazón de todos los hombres, por la fuerza del Espíritu Santo
que habita en ella.
El
pueblo indígena se encuentra en crisis después de la caída del Imperio Azteca.
La presencia de María de Guadalupe viene a darle nuevas fuerzas, viene a ser
Evangelio: buena noticia para este pueblo.
El
acontecimiento encierra diferentes Buenas Nuevas. La Virgen de Guadalupe – es
“La que Procede de la Región de la Luz como Águila de Fuego”-. Y el Fuego que
la transforma en Sol, es el Niño-Sol que lleva en su seno. Es la Noticia
portadora de Alegría.
Es
Buena Noticia porque Guadalupe reivindica a Juan Diego en su dignidad de
persona, de protagonista responsable de una historia, capaz de llevar una
misión a su exitosa culminación.
Su
Buena Noticia es una palabra eficaz. Cura sin duda al tío Bernardino que ya
agoniza a causa de una enfermedad mortal. Juan Bernardino personifica al Pueblo
Mexicano conquistado, abatido, contagiado. Pero Guadalupe transforma al
Tepeyacac en un jardín de exquisitas, frescas, perfumadas y significativas
rosas. No era el tiempo ni el lugar apropiado para que las hubiera.
Nuestra
Señora, transforma también el corazón de quien se abre a la novedad: Fray Juan
de Zumárraga tendrá que reconocer la fuerza de lo verdadero que proviene del
mundo nuevo de los conquistados. De todos ellos se hará eco y voz Santa María
de Guadalupe, desde el TEPEYAC.
Las
palabras que dice a Juan Diego: ¿Por qué temes?, ¿no estoy yo aquí que soy tu
Madre? son el signo y a la vez promesa que invitan a confiar en ella y en su
poderosa intercesión.
Hoy
en América Latina Nuestra Señora de Guadalupe, despierta en nuestro pueblo una
gran confianza de hijos, ya que desde su misma imagen mestiza se presenta
cercana y unida al pueblo pobre para ayudarlo y defenderlo en sus dolores y
angustias más profundas; y al mostrar su predilección por los humildes y
necesitados nos impulsa a vivir un amor generoso y compasivo.
Para discernir
¿Experimento
el cuidado de la Santísima Virgen?
¿Me
identifico con los más pobres de mi pueblo?
¿Me
siento parte del pueblo latinoamericano?
Para rezar
Oración a la
Virgen de Guadalupe
Préstame Madre tus ojos,
Préstame Madre tus ojos,
para con ellos
poder mirar,
porque si con
ellos miro,
nunca volveré a
pecar.
Préstame Madre
tus labios,
para con ellos
rezar,
porque si con
ellos rezo,
Jesús me podrá
escuchar.
Préstame Madre
tu lengua,
para poder
comulgar,
pues es tu lengua patena de amor y santidad.
pues es tu lengua patena de amor y santidad.
Préstame Madre
tus brazos,
para poder
trabajar,
que así rendirá
el trabajo una y mil veces más.
Préstame Madre
tu manto,
para cubrir mi
maldad,
pues cubierta
con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame Madre a
tu Hijo,
para poder yo
amar.
Si tú me das a Jesús,
Si tú me das a Jesús,
qué más puedo yo
desear
y ésta será mi dicha
y ésta será mi dicha
por toda la
eternidad.
Amén.
Amén.
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