12 de septiembre de 2018 – TO – MIÉRCOLES DE LA XXIII SEMANA
Felices los que escuchan la Palabra de Vida
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de
Corinto 7, 25-31
Hermanos:
Acerca de la virginidad, no tengo ningún precepto
del Señor. Pero hago una advertencia, como quien, por la misericordia del Señor,
es digno de confianza. Considero que, por las dificultades del tiempo presente,
lo mejor para el hombre es vivir sin casarse. ¿Estás unido a una mujer? No te
separes de ella. ¿No tienes mujer? No la busques. Si te casas, no pecas. Y si
una joven se casa, tampoco peca. Pero los que lo hagan, sufrirán tribulaciones
en su carne que yo quisiera evitarles.
Lo que quiero decir, hermanos, es esto: queda poco
tiempo. Mientras tanto, los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los
que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran;
los que compran, como si no poseyeran nada; los que disfrutan del mundo, como
si no disfrutaran. Porque la apariencia de este mundo es pasajera.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 44, 11-12. 14-15.
16-17 (R.: 11a)
R. ¡Escucha, hija mía, mira
y presta atención!
¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!
Olvida tu pueblo y tu casa paterna,
y el rey se prendará de tu hermosura.
El es tu señor: inclínate ante él. R.
Embellecida con corales engarzados en oro
y vestida de brocado, es llevada hasta el rey.
Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían.
R.
Con gozo y alegría entran al palacio real.
Tus hijos ocuparán el lugar de tus padres,
y los pondrás como príncipes por toda la tierra. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 6, 20-26
Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «
¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre,
porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque
reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los
excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del
Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la
recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de
ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su
consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos,
porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la
aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la
misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
Hoy aparece la carta a los corintios la tensión que
había entre las diversas concepciones de la vida sexual y en concreto del
matrimonio. La civilización griega de la época estaba en el más profundo
desconcierto; se iba desde el desprecio del cuerpo y de la sexualidad, hasta la
más total de las libertades.
Este texto contiene una respuesta personal de Pablo
a consultas de un grupo de jóvenes corintios que, aun estando prometidos, han
tomado la decisión de vivir como célibes y a las que el apóstol responde en su
carta. El contexto está marcado por la intensa expectación de la parusía del
Señor.
No hace aquí un tratado completo de los valores del
matrimonio cristiano o del celibato, sino “relativizar” el tema y con sumo
cuidado dar su opinión, aclarando, que tanto el estado de los solteros, el de
los casados y el de los viudos son buenos. Aunque a modo personal les dice, que
él cree que el celibato por el Reino -a ejemplo de Jesús y del suyo propio- sea
lo mejor. De ninguna manera esto le ha sido impuesto sino que ha sido su
opción.
Lo que les pide a todos es que, cada uno en su
estado, se dedique a hacer el bien, a trabajar por el Reino.
***
Jesús señala dónde está la verdadera felicidad. Las
bienaventuranzas vienen acompañadas por unos lamentos, por aquellos que se
encierran en una vida autosuficiente y egoísta, no aceptando el mensaje de
salvación. Bendiciones y lamentaciones que ponen de manifiesto una inversión de
todos los cálculos y propuestas del mundo. Los hombres creían que iban a
construir su felicidad a base de recetas, pero Dios viene a abrir otra
perspectiva.
Jesús declara bienaventurados a los pobres de
espíritu y, de este modo, coloca la plataforma de todas las demás. El pobre es
capaz de recibir el Reino de Dios como un don. El que es pobre se da cuenta que
el alimento verdadero no está en lo bienes materiales, el poder o la violencia,
sino en la Palabra de Dios, en la justicia y el amor. Quien es pobre podrá
compadecerse ante el sufrimiento del mundo, y buscar caminos de solución. Quien
es pobre sabrá que toda su riqueza es Dios y que, por eso, será incomprendido y
burlado.
La lamentación por los ricos es también el
fundamento de todas las que siguen, porque el rico y autosuficiente, que no
sabe poner sus riquezas al servicio de los demás y se encierra en su egoísmo,
obra él mismo su desgracia.
Con las bienaventuranzas y los lamentos Jesús
presenta los dos caminos: el camino de la vida y el camino de la muerte. No hay
una tercera posibilidad neutra: quién no va hacia la vida se encamina hacia la
muerte; quién no sigue la luz, vive en las tinieblas.
Las bienaventuranzas marcan el camino del cristiano
porque ha sido el camino del mismo Cristo. Él es el pobre. Él es el abandonado,
el condenado injustamente. El recorrió el camino de los hombres y trazó el
camino de la felicidad cuando subió al Gólgota. Locura y escándalo para los
hombres pero, sin embargo, sabiduría y verdad de Dios porque por la aparente
desventura abre el camino a la Pascua.
Para
discernir
¿Creo en la verdad que encierran las bienaventuranzas?
¿Apuesto a la felicidad evangélica o me revelo a
esta propuesta?
¿Trato de encarnarlas en mi vida cotidiana?
Repitamos a
lo largo de este día
Tu Palabra Señor da luz a mi vida
Para la
lectura espiritual
Dichosos los pobres… Dichosos los que lloráis
«Bienaventurados los pobres.» No todos los
pobres son bienaventurados; porque la pobreza es una cosa neutra: puede haber
pobres buenos y pobres malos…Bienaventurado el pobre que ha clamado al Señor y
ha sido escuchado (Sl 33,7) : pobre de faltas, pobre de vicios, el pobre en
quien el príncipe de este mundo nada ha encontrado (Jn 14,30), pobre a
imitación de ese Pobre, el cual, siendo rico se ha hecho pobre por nosotros
(2Co 8,9). Es por eso que Mateo da una explicación más completa: «Dichosos los
pobres en espíritu», porque el pobre en espíritu no se hincha, no se ensalza en
un pensamiento totalmente humano. Así es la primera bienaventuranza.
«Bienaventurados los mansos» escribe, seguidamente,
Mateo. Habiendo dejado todo pecado…, estando contento de mi simplicidad,
desnudo de mal, sólo me falta moderar mi carácter. ¿De qué me sirve no poseer
bienes de este mundo si no soy manso y pacífico? Puesto que seguir el camino
recto quiere decir seguir a aquél que dice: «Aprended de mí que soy manso y
humilde de corazón» (Mt 11,29)…
Hecho esto, acuérdate de que eres pecador: llora
tus pecados, llora tus faltas. Está bien que la tercera bienaventuranza sea
para los que lloran sus pecados, porque es la Trinidad la que perdona los
pecados. Purifícate, pues, con tus lágrimas y lávate con tu llanto. Si lloras
por tí mismo, nadie tendrá que llorarte… Cada uno tiene sus muertos por quien
llorar; estamos muertos cuando pecamos… Que el que es pecador llore, pues, por
él mismo y se corrija para llegar a ser justo, porque «el justo se acusa a sí
mismo» (Pr 18,17).
San Ambrosio – Sobre el evangelio de San Lucas, V, 53-55
Para rezar
Plegaria de las bienaventuranzas
Temo, Señor, una pobreza sin subterfugios,
porque no comprendo la riqueza de la donación…
Miro con recelo toda aflicción,
pero es que no experimento la serenidad del consuelo…
Soy violento, hombre de espada y de golpe bajo,
y así pienso alcanzar un lugar digno en la tierra…
Hambre y sed de justicia me dan pánico;
por eso no me siento saciado, sino vacío…
Soy duro, inmisericorde, intransigente,
y, sin embargo, exijo toda la misericordia para mí…
Por eso te pido pobreza enriquecida.
Te pido aflicción consolada.
Sed y hambre de justicia te pido, para ser saciado.
Te pido ser misericordioso para alcanzar misericordia.
Déjame ser sincero de corazón porque deseo verte.
Te pido valentía para que me persigan por mi fidelidad.
Señor Jesús, Cristo magistral del cerro bienaventurado,
imprime estos “criterios de dicha” en mí.
porque no comprendo la riqueza de la donación…
Miro con recelo toda aflicción,
pero es que no experimento la serenidad del consuelo…
Soy violento, hombre de espada y de golpe bajo,
y así pienso alcanzar un lugar digno en la tierra…
Hambre y sed de justicia me dan pánico;
por eso no me siento saciado, sino vacío…
Soy duro, inmisericorde, intransigente,
y, sin embargo, exijo toda la misericordia para mí…
Por eso te pido pobreza enriquecida.
Te pido aflicción consolada.
Sed y hambre de justicia te pido, para ser saciado.
Te pido ser misericordioso para alcanzar misericordia.
Déjame ser sincero de corazón porque deseo verte.
Te pido valentía para que me persigan por mi fidelidad.
Señor Jesús, Cristo magistral del cerro bienaventurado,
imprime estos “criterios de dicha” en mí.
Norberto Alcover s.j.
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