10 de septiembre de 2018 – TO – LUNES DE LA
XXIII SEMANA
Hacer el bien y salvar
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de
Corinto 5, 1-8
Hermanos:
Es cosa pública que se cometen entre ustedes actos
deshonestos, como no se encuentran ni siquiera entre los paganos, ¡a tal
extremo que uno convive con la mujer de su padre! ¡Y todavía se enorgullecen,
en lugar de estar de duelo para que se expulse al que cometió esa acción!
En lo que a mí respecta, estando ausente con el
cuerpo pero presente con el espíritu, ya lo he juzgado, como si yo mismo
estuviera allí. Es necesario que ustedes y yo nos reunamos espiritualmente, en
el nombre y con el poder de nuestro Señor Jesús, para que este hombre sea
entregado a Satanás: así se perderá su carne, pero se salvará su espíritu en el
Día del Señor.
¡No es como para gloriarse! ¿No saben que «un poco
de levadura hace fermentar toda la masa»? Despójense de la vieja levadura, para
ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura. Porque
Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, nuestra Pascua,
no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes sin
levadura de la pureza y la verdad.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 5, 5-6. 7. 12 (R.:
9a)
R. Guíame, Señor, por tu
justicia.
Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada. R.
Tú detestas a los que hacen el mal
y destruyes a los mentirosos.
¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor! R.
Así se alegrarán los que en ti se refugian
y siempre cantarán jubilosos;
tú proteges a los que aman tu Nombre,
y ellos se llenarán de gozo. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 6, 6-11
Un sábado, entró en la sinagoga y comenzó a
enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los
escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en
sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo
sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y
quédate de pie delante de todos.» El se levantó y permaneció de pie.
Luego les dijo: «Yo les pregunto: ¿Está permitido
en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?» Y dirigiendo
una mirada a todos, dijo al hombre: «Extiende tu mano.» El la extendió y su
mano quedó curada.
Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí
para ver qué podían hacer contra Jesús.
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
Pablo toma postura ante algunos desórdenes y abusos
que existen en la comunidad. Incluso dentro de una ciudad famosa por su
amoralidad, debía llamar la atención un hecho que la comunidad cristiana
toleraba: uno que vivía -se entiende maritalmente- con la mujer de su padre.
Esto estaba perseguido legalmente tanto entre los judíos como por la ley
romana.
Pablo echa en cara a esta comunidad que tolere un
escándalo semejante.
La comunidad debe sentirse co responsable del bien
de cada uno de sus miembros. Cuando detecta una falta grave, deberá echar mano
-como Jesús nos enseñó en el evangelio- de la corrección fraterna.
La excomunión pronunciada contra el hombre que vive
en estado de mala conducta notoria, pone de manifiesto la preocupación de Pablo
para que la comunidad cristiana sea un «signo de salvación» y sea «misionera».
Pablo toma esta medida drástica con una intención medicinal. La excomunión no
es un juicio para condenación del pecador, es a fin de que reflexione y un día
se salve.
Toda la comunidad debe ser, “pan ácimo”, sin
“levadura vieja de corrupción y de maldad”, sino un pan “ácimo con sinceridad y
verdad”.
***
La observancia del sábado estaba ordenada por la
ley de Dios, y constituía una característica por la que el judío se distinguía
del mundo pagano. Jesús tiene el atrevimiento y la libertad de poner en tela de
juicio, no la ley, sino la manera de obedecerla.
Había en la sinagoga un hombre postrado por la
enfermedad, marginado socialmente porque su mano derecha paralizada le impedía
desempeñarse laboralmente, y era un defecto que lo convertía en un ser impuro.
La mano paralizada simboliza al hombre que se encuentra imposibilitado de dar y
recibir. La curación del hombre que recobra el uso de su mano derecha,
transforma para este hombre el sábado, en un día de gracia.
Jesús sanando, salva lo que de muerto había en ese
hombre enfermo, y le restablece su dignidad. Esto es un claro signo del amor de
Dios Padre para con sus hijos. Para Jesús, la enfermedad, el pecado y las
carencias humanas no le restan dignidad al ser humano; por eso primero, le pide
que se levante, que se ponga en pie, que recupere su valor.
El sábado es día en que se goza de la obra de la
creación, día de glorificación de Dios. La idea que Jesús tiene de Dios, es muy
distinta a la que tienen los fariseos. El Dios de Jesús es el Dios de la
misericordia, el Dios que se acerca a los hombres; el Dios de los escribas y
fariseos es el inaccesible, que está sencillamente por encima de los hombres.
Los escribas y los fariseos estaban al acecho para
ver si curaba en sábado y encontrar de qué acusarlo. Jesús conocía sus
pensamientos y muestra el sentido liberador de la ley, en contraposición al
modo hipócrita y opresor desde el que ellos la vivían y la enseñaban a vivir.
Toda ley debe presentarse ante nosotros como luz,
como educadora para el ejercicio de la libertad, con mayor razón la ley
evangélica nos debe llevar a reconocer el primado de Dios, en todas nuestras
decisiones.
La nueva ley, tal como Cristo nos la presentó, es
la del amor que se pone por obra, y no la de un descanso que “inactiva”,
incluso, para hacer el bien al hermano necesitado.
Como Iglesia tenemos la vocación de abrir a la
esperanza, dar cumplimiento a la palabra, anunciarla y, anunciándola, hacerla
eficaz.
Esta misión, tal como la realiza Dios desde el
origen por su Palabra creadora, tal como fue vivida por Jesús no consiste en
encontrar la salvación por el cumplimiento de unos ritos, y la adhesión a un
sistema de pensamiento; sino situarnos en el corazón de toda realidad, para
recrear toda palabra, todo pensamiento, acción, amor y cultura desde las
raíces, con la fuerza de la Buena Noticia, para que sean salvadas y salvadoras
según el proyecto de Dios.
Para
discernir
¿Qué es lo que prima en mi obrar en la fe?
¿Qué signos manifiestan la novedad del Evangelio?
¿En qué condiciona mi conducta la presencia de la
ley?
Repitamos a
lo largo de este día
Quiero escuchar tu voz Señor e imitarte
Para la
lectura espiritual
«Los escribas y fariseos le espiaban…con el fin de encontrar un motivo
para acusarlo»
…El Señor dirá a los que han menospreciado su misericordia: «Hombre, soy yo quien con mis manos te he formado del barro, soy yo quien con mi aliento he puesto el espíritu en tu cuerpo de tierra, soy yo quien se ha dignado darte nuestra imagen y semejanza, soy yo quien te ha puesto en el centro de las delicias del Paraíso. Pero tú, menospreciando los mandamientos de vida, has preferido seguir al seductor antes que al Señor…
«Luego, cuando has sido expulsado del Paraíso y,
por el pecado, retenido por las ataduras de la muerte, conmovido por la
misericordia, para venir al mundo he entrado en un seno virginal, sin perjuicio
de su virginidad. He sido recostado en un pesebre, envuelto en pañales; he
soportado las dificultades de la infancia y los sufrimientos humanos, a través
de los cuales me he hecho semejante a ti con la única finalidad de hacerte
semejante a mí. He soportado las bofetadas y salivazos de los que se burlaban
de mí, he bebido vinagre mezclado con hiel. Azotado con varas, coronado de
espinas, clavado en la cruz, traspasado por la lanza, en medio de los tormentos
he entregado mi alma para arrancarte a ti de la muerte. Puedes ver las señales
de los clavos de los que he sido suspendido; puedes ver mi costado traspasado lleno
de heridas. He soportado los sufrimientos que eran para tí a fin de poder darte
mi gloria; he sufrido tu muerte para que tú vivas por toda la eternidad. He
descansado, encerrado en el sepulcro, para que tú puedas reinar en el cielo.
«¿Por qué has perdido lo que he sufrido por ti?
¿Por qué has renunciado a las gracias de tu redención ?… Devuélveme tu vida,
por la que he dado la mía; devuélveme tu vida que, sin cesar, has destruido por
las heridas de tus pecados.»
San Cesareo de Arles – Sermones al pueblo, Nº 57,4
Para rezar
Entre los más pobres
Este es tu escabel, y tus pies se posan aquí,
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
Cuando trato de inclinarme ante ti, mi gesto no alcanza
la profundidad en la que se posan tus pies
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
La soberbia no puede acercarse adonde tú caminas,
vestido como los humildes,
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
Mi corazón nunca podrá hallar el camino
hasta donde tú estás acompañando
a los que no tienen compañía,
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
Cuando trato de inclinarme ante ti, mi gesto no alcanza
la profundidad en la que se posan tus pies
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
La soberbia no puede acercarse adonde tú caminas,
vestido como los humildes,
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
Mi corazón nunca podrá hallar el camino
hasta donde tú estás acompañando
a los que no tienen compañía,
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
R. Tagore
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