Anunciaré cosas que estaban ocultas
Lectura del libro del profeta
Jeremías 13, 1-11
Así me habló el Señor: «Ve a comprarte una faja de
lino; te la ajustarás a la cintura, pero no la meterás en el agua.» Yo compré
la faja, conforme a la palabra del Señor, y me la ajusté a la cintura.
La palabra del Señor me llegó por segunda vez, en
estos términos: «Toma la faja que habías comprado y que llevas puesta a la
cintura. Ve en seguida a Perat y escóndela allí en la hendidura de una roca.»
Yo fui a esconderla en Perat, como el Señor me lo había ordenado.
Al cabo de muchos días, el Señor me dijo: «Ve en
seguida a Perat y recoge la faja que yo te mandé esconder allí.» Yo fui a
Perat, cavé y recogí la faja del lugar donde la había escondido: la faja estaba
estropeada, no servía para nada.
Entonces la palabra del Señor me llegó en estos
términos: Así habla el Señor: De esa misma manera destruiré el orgullo de Judá
y el gran orgullo de Jerusalén. Este pueblo malvado, que se niega a escuchar
mis palabras, que sigue los impulsos de su corazón obstinado, que va detrás de
otros dioses para servirlos y postrarse delante de ellos, será como esta faja
que ya no sirve para nada. Porque así como la faja se adhiere a la cintura del
hombre, así yo me había adherido a toda la casa de Israel y a toda la casa de
Judá -oráculo del Señor- para que ellos fueran mi pueblo, mi renombre, mi honor
y mi gloria. ¡Pero no han escuchado!
Palabra de Dios.
SALMO Deut. 32, 18-19. 20.
21 (R.: cf. 18a)
R. Despreciaste al Dios que
te engendró.
Despreciaste a la Roca que te engendró.
olvidaste al Dios que te hizo nacer.
Al ver esto, el Señor se indignó
y desechó a sus hijos y a sus hijas. R.
Entonces dijo: Les ocultaré mi rostro,
para ver en qué terminan.
Porque son una generación perversa,
hijos faltos de lealtad. R.
Provocaron mis celos con algo que no es Dios.
me irritaron con sus ídolos vanos;
yo provocaré sus celos con algo que no es un
pueblo,
los irritaré con una nación insensata. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 13, 31-35
Jesús propuso a la gente otra parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un grano de
mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, esta es la más pequeña
de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se
convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a
cobijarse en sus ramas.»
Después les dijo esta otra parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un poco de
levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta
toda la masa.»
Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio
de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo
anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban
ocultas desde la creación del mundo.
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
Los profetas hablan con sus palabras y con sus
vidas. Tanto Oseas como Isaías, han proclamado un mensaje a través de sus
hijos. También las acciones simbólicas, les sirven para expresar su mensaje, de
un modo accesible a la cultura popular.
La lectura de hoy nos presenta a Jeremías y la faja
de lino que tiene utilidad sujetando el pantalón o la falda, se adapta al
cuerpo y también puede ser un adorno elegante.
Pero si se deja mojar y no se cuida, se estropea y
ya no sirve para nada. Dios aplica explícitamente esos simbolismos a sus
relaciones con su pueblo.
Al profeta se le pide que compre una faja de lino y
que se la coloque en la cintura; luego será enviado al río Éufrates y esconderá
la faja, en una grieta de la peña. Este episodio de la faja podrida es, sin
duda, una parábola, y no un hecho real llevado a cabo por el profeta.
Lo mismo que Jeremías embellece su atuendo con una
faja nueva que se ciñe a la cintura, de igual modo Yahvé se embellece con
Israel. El cinturón es el pueblo de Israel, ha sido en otro tiempo hermoso y el
mismo Dios se alegraba de él. Pero en su tierra, tentado por otros dioses y más
aún en los países paganos, por la idolatría se ha estropeado. Israel se ha
desligado de Yahvé con la misma facilidad con que se desprende uno del
cinturón.
Como la faja podrida, ahora Israel ya no sirve para
nada.
***
Desde hace tiempo asistimos, contemplamos, el
predominio del eficientismo, que impone un ritmo y estilo frenético e
implacable, En nombre del desarrollo y la productividad, se debe ser eficaz a
cualquier precio y a esta lógica pareciera que nadie puede sustraerse.
Da la sensación de haber fracasado, el intento de
construir la historia sobre valores permanentes; la vida cristiana vivida en
plenitud parece la experiencia de unos pocos idealistas abstraídos de la
realidad.
La Palabra del Señor nos propone una lógica
diferente para entender al hombre y el sentido de su vida: la dignidad y el
valor del hombre para Dios, se basa en el ser y no en el tener o el hacer.
Jesús ya ha hablado de la resistencia que encuentra
la Palabra, y advierte acerca de la impaciencia, de los que pretenden quitar
los obstáculos abruptamente.
Ahora, con las parábolas del grano de mostaza y de
la levadura, profundiza en la comprensión del misterio del Reino de Dios,
mostrando claramente el contraste entre unos inicios bien pobres, que llevan a
desarrollos extraordinariamente grandes. La semilla de mostaza, desconocida
para muchos de nosotros, parece que es demasiado pequeña, pero cuando crece, el
árbol se hace frondoso y sirve de acobijo a las aves. Así también el Reino de
Dios, que parece destinado a la derrota crecerá y se expandirá, de un modo
incalculable.
Lo mismo la levadura. Basta una pequeñísima porción
para fermentar y hacer crecer una medida de harina. Así también la Palabra de
Dios, cuando es recibida en el corazón del hombre, lo abre a la Verdad, a la
Justicia y al Amor de tal modo que metidos entre la gente, los cristianos de
todos los tiempos se convierten en testigos del alegre anuncio del amor de Dios
a todos los hombres.
El triunfalismo y el poderío, va a contracorriente
con la propuesta de Jesús. Dios se revela en el corazón pequeño y sencillo que
sigue esperando y fiándose de sus promesas. Ahí es donde está la semilla y la
levadura que transformará el mundo.
Renovemos nuestra fe en el poder del Espíritu Santo
que obra en el silencio, en lo insignificante y se vale de lo que el mundo
desprecia.
Para
discernir
¿Me dejo llevar por la fastuosidad de las cosas o
sé descubrir la presencia sencilla de Dios en las cosas?
¿Valoro los pequeños gestos de amor?
¿Busco lo humilde y lo pobre como camino para el
encuentro con el Señor?
Repitamos a
lo largo de este día
…Ayúdame a encontrarte en lo sencillo y pobre…
Para la
lectura espiritual
Cristo, grano de mostaza y levadura sembradas en el mundo
…”Cristo vino para someterse a este mundo,
reivindicar que era su propio dominio, afirmar sus derechos sobre él como su
amo, liberarlo de la dominación que el enemigo había usurpado, para manifestarse
a todo hombre, para establecerse en él. Cristo es este grano de mostaza negra
que debe crecer silenciosamente y cubrir toda la tierra. Cristo es esta
levadura que hace secretamente su camino a través de la masa de los hombres, de
sus sistemas de pensamiento e instituciones, hasta que todo sea levantado.
Hasta entonces la tierra y el cielo estaban separados; su proyecto de gracia es
hacer de ellos un solo mundo, haciendo que la tierra sea semejante al cielo.
Él estaba en el mundo desde los comienzos, pero los
hombres adoraron otros dioses. Vino a este mundo en la carne, pero «el mundo no
lo conoció»; «vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron» (Jn 1,10-11).
Sin embargo él había venido para provocar que le recibieran, le conocieran, le
adoraran. Vino para integrar en él a este mundo puesto que, así como él mismo
es la luz, este mundo fuera luz también. Cuando vino, no tenía «dónde reclinar
la cabeza» (Lc 9, 58), pero vino para hacerse en él un lugar, hacerse en él un
lugar para habitar, y encontrar unas moradas. Vino a cambiar el mundo entero en
morada de su gloria, este mundo que los poderes del mal tenían cautivo.
Vino de noche, nació en la negra noche, en una
cueva… Es allí donde primero descansó su cabeza, pero no para quedarse en ella
para siempre. No podía limitarse a esta oscuridad… Su intención era transformar
el mundo… Todo el universo debía ser renovado por él, pero no recurrió a nada
ya existente, para crearlo todo de la nada… Era una luz que alumbraba las
tinieblas hasta que con su propia fuerza creó un Templo digno de su nombre”…
Cardenal John Henry Newman PPS Vol. 6, nº 20 «El templo visible»
Para rezar
Te agradezco que me hagas comprender
que soy necesario, pero no indispensable.
Te doy gracias por enseñarme que sólo
en comunión contigo, mi fuerza y mi roca,
todo lo puedo y participo en el milagro
de producir resultados abundantes.
Necesito abrir el corazón,
para aprender la verdadera sabiduría
que me hace vivir como si todo dependiera de mí
y, al mismo tiempo, seguro de que todo depende de ti.
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