27 de julio de 2018


27 de julio de 2018 – TO – VIERNES DE LA XVI SEMANA

El que escucha la Palabra y la comprende produce fruto.

Lectura del libro del profeta Jeremías    3, 14-17

«¡Vuelvan, hijos apóstatas -oráculo del Señor- porque yo soy el dueño de ustedes! Yo los tomaré, a uno de una ciudad y a dos de una familia, y los conduciré a Sión. Después les daré pastores según mi corazón, que los apacentarán con ciencia y prudencia. Y cuando ustedes se hayan multiplicado y fructificado en el país, en aquellos días -oráculo del Señor- ya no se hablará más del Arca de la Alianza del Señor, ni se pensará más en ella; no se la recordará, ni se la echará de menos, ni se la volverá a fabricar.
En aquel tiempo, se llamará a Jerusalén “Trono del Señor”; todas las naciones se reunirán en ella, y ya no seguirán más los impulsos de su corazón obstinado y perverso.» 
Palabra de Dios.

SALMO    Jer 31, 10. 11-12b. 13 (R.: cf. 10d) 
R.    El Señor nos cuidará como un pastor a su rebaño.

¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor,
anúncienla en las costas más lejanas!
Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá,
y lo cuidará como un pastor a su rebaño.» R.

Porque el Señor ha rescatado a Jacob,
lo redimió de una mano más fuerte que él.
Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R.

Entonces la joven danzará alegremente,
los jóvenes y los viejos se regocijarán;
yo cambiaré su duelo en alegría,
los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo    13, 18-23

Jesús dijo a sus discípulos:
«Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino.
El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.
El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.
Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno.» 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

Hoy, Dios dice una palabra esperanzadora. En el contexto histórico del exilio, de la dispersión, Jeremías anuncia el retorno de los deportados.
El Arca de la Alianza era el objeto de culto más sagrado, era el símbolo más explícito de la Presencia de Dios en el Templo. En 587 junto con el Templo, fue quemada por los invasores caldeos.
Jeremías se atrevió a pedir que no se lamentara la ausencia del templo y del arca, y que no trataran de reconstruirla; porque la Presencia de Dios estaría en adelante, en el corazón de la comunidad.
En el futuro no se hablará del Arca de la Alianza, Jerusalén es la que pasa a ser el Arca, la Presencia de Dios se encuentra donde se viven relaciones de justicia, solidaridad y amor. Todas las naciones se incorporarán a Jerusalén, abandonando la terquedad de sus corazones. Todas las naciones son invitadas. Dios promete pastores según su corazón, que los conducirán con prudencia e inteligencia.
***
Contemplamos a Dios como un agricultor bueno y magnánimo, que siembra a manos llenas. No ha sido avaro en la redención del hombre, sino que lo ha gastado todo en su propio Hijo Jesucristo.
La parábola del sembrador es retomada para mostrar lo que sucede en el hombre desde la experiencia de la Palabra que germina en la vida. Dios nos ofrece el don de su palabra sin fijarse inicialmente qué tipo de terreno somos.
La palabra es comparada con una semilla porque es fuerza de vida, que genera Vida, en la vida de quien la recibe.
Están los que no tienen el espacio suficiente para que ella haga su efecto y entonces se pierde rápidamente. Hay otros oyentes distraídos que no se dan al menos un espacio de silencio y oración para asimilar la Palabra o más exactamente, para “comprenderla”.
Existen dos factores que impiden en la vida espiritual que el camino de asimilación y maduración sea siempre ascendente y provechoso: las preocupaciones del mundo y el apego a las cosas que distraen el corazón de lo esencial.
Por el contrario se encuentran en situación de comprender la palabra los que le permiten un espacio en su vida y se dejan confrontar por ella. Esto provoca una experiencia vital de la Palabra que, en como semilla, germina en nosotros y está en condiciones de dar lo frutos de vida nueva de la cual es portadora.
Nunca debemos olvidar que el éxito de la cosecha no radica en nuestras estrategias humanas, sino en la iniciativa salvadora de Dios “rico en misericordia” y en la eficacia del Espíritu Santo, que puede transformar nuestras vidas para que demos generosos frutos de caridad y de alegría contagiosa.

Para discernir

¿Qué nos muestra la parábola del sembrador?
¿Con cuál de los cuatro tipos me identifico?
¿Qué decisiones necesito para dar fecundidad evangélica a mi vida?

Repitamos a lo largo de este día

Que te escuche, Señor, y me convierta

Para la lectura espiritual

¿Decir en veinte renglones quién es Jesucristo? Para los cristianos, Jesús es Dios. -Aunque no para todos: la divinidad de Cristo ha dividido desde siempre a la cristiandad. – Pocos dogmas como éste han sido defendidos o combatidos con tanta fogosidad. – La imagen de Cristo se refleja siempre en la conciencia de cada uno según sus propios conocimientos.
Para los judíos, durante los siglos de su exilio, el Crucificado ha sido también el Crucificador. En nombre de Cristo se han promulgado leyes antisemitas, en
nombre de Cristo ha sido discriminado, perseguido, expulsado, asesinado con excesiva frecuencia Israel a ruegos de muchas Inquisiciones. Jesús: un vínculo de unión entre Israel y los gentiles, que une y separa en igual medida. Justo, sabio, profeta: un «loco» entre los «locos» de Israel, en la medida en que toda verdadera profecía confina con la locura que condena nuestra sensatez. Un judío «central», decía Martín Buber. Un judío único, como todos y cada uno podemos constatar. Único por su esplendor y por la contradicción que ha introducido –como una levadura– en el corazón de las naciones. Un misterio –así prefieren definirlo los teólogos cristianos, a los que responden con el silencio los teólogos judíos–. Pero veinte líneas son incluso demasiadas para hablar de un misterio. O bien, en ese caso, es que el que lo intenta no sabe de lo que está hablando.

André Chouraqui. Para ti, quién es Jesucristo, Narcea, Madrid 1972

Para rezar

Alabanza sin fin

Quiero ensalzarte,
Rey mío y Dios mío,
y bendecir tu nombre para siempre,
Deseo bendecirte cada día
y cantarle a tu nombre para siempre,
Pues grande es el Señor,
digno de recibir toda alabanza,
y no puede medirse su grandeza.
Una generación le habla a otra
muy bien de tus hazañas,
le cuenta tus proezas,
Hablan de tu esplendor
y de la gloria de tu majestad,
nos refieren tus hechos milagrosos.
Nos cuentan el poder de tus prodigios,
nos narran tus grandezas.
Nos harán recordar tu gran bondad,
y anunciarán, alegres, tu justicia.
El Señor es clemente y compasivo,
lento para enojarse y lleno de bondad
Bueno es el Señor para con todos
y compasivo con todas sus obras
El hace lo que quieren aquellos que lo temen
escucha su llamado y los salva.
Que mi boca recite en alta voz
la alabanza del Señor,
que todos los mortales
bendigan su santo nombre
por los siglos de los siglos.
Amén

Georgio Di Capitani


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