17 de julio de 2018 – TO – MARTES DE LA XV SEMANA
Tiro y Sidón, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes
Lectura del libro del profeta Isaías 7,
1-9
En tiempos de Ajaz, hijo de Jotám, hijo de Ozías,
rey de Judá, Resín, rey de Arám, y Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel,
subieron contra Jerusalén para atacarla, pero no la pudieron expugnar. Cuando
se informó a la casa de David: «Arám está acampado en Efraím», se estremeció su
corazón y el corazón de su pueblo, como se estremecen por el viento los árboles
del bosque.
El Señor dijo a Isaías: «Ve al encuentro de Ajaz,
tú y tu hijo Sear Iasub, al extremo del canal del estanque superior, sobre la
senda del campo del Tintorero. Tú le dirás: Manténte alerta y no pierdas la
calma; no temas, y que tu corazón no se intimide ante esos dos cabos de tizones
humeantes, ante el furor de Resín de Arám y del hijo de Remalías. Porque Arám,
Efraím y el hijo de Remalías se han confabulado contra ti, diciendo: “Subamos
contra Judá, hagamos cundir el pánico, sometámosla y pongamos allí como rey al
hijo de Tabel.” Pero así habla el Señor:
Eso no se realizará, eso no sucederá. Porque la
cabeza de Arám es Damasco, y la cabeza de Damasco, Resín; la cabeza de Efraím
es Samaría, y la cabeza de Samaría, el hijo de Remalías. -Dentro de sesenta y
cinco años, Efraím será destrozado, y no será más un pueblo-. Si ustedes no
creen, no subsistirán.»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 47, 2-3a. 3b-4.
5-6. 7-8 (R.: 9d)
R. Dios afianzó para siempre
su Ciudad.
El Señor es grande y digno de alabanza,
en la Ciudad de nuestro Dios.
Su santa Montaña, la altura más hermosa,
es la alegría de toda la tierra. R.
La Montaña de Sión, la Morada de Dios,
es la Ciudad del gran Rey:
el Señor se manifestó como un baluarte
en medio de sus palacios. R.
Porque los reyes se aliaron
y avanzaron unidos contra ella;
pero apenas la vieron quedaron pasmados
y huyeron despavoridos. R.
Allí se apoderó de ellos el terror
y dolores como los del parto,
como cuando el viento del desierto
destroza las naves de Tarsis. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 11, 20-24
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades
donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. «¡Ay de ti,
Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes
se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido,
poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del
Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú,
Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada
hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en
Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la
tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú.»
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
Isaías, vive en Jerusalén, la capital del Reino de
Judá, en un círculo de escribas, de expertos políticos, de consejeros del rey.
El profeta interviene en la política de su país para recordar al rey y a las
clases dirigentes los criterios de fidelidad religiosa que deben seguir.
El rey de Siria en complicidad con el rey de
Samaria, suben a Jerusalén para asaltarla. La ciudad está cercada por los
ejércitos que se encuentran acampando a pocos kilómetros. La angustia es
general, a tal punto que el mismo Ajaz en un gesto desesperado, ha ofrecido en
holocausto a su propio hijo al abominable dios Moloch.
Dios que es fiel, seguirá apoyando a la dinastía de
David, por eso Isaías, hombre de Yahvé, tiene la misión de tranquilizar al rey.
La condición es que también ellos le sean fieles. Ni Egipto, ni Asiria, les
pueden ofrecer alianzas estables
Dios preserva a su pueblo de la catástrofe nacional
que ya se avecina. Isaías irá al encuentro de Acaz acompañado por su hijo, que
lleva un nombre de esperanza: «Sear Yasub», que significa «un resto volverá».
***
Tiro y Sidón son ciudades paganas. Sodoma es
símbolo de pecado y destrucción. Compararlas con ciudades judías como Corozaín,
Betsaida y Cafarnaúm, resultaba demasiado ofensivo.
Jesús las comparara a partir de la actitud de
apertura o cerrazón frente a la propuesta del Reino. Las ciudades judías, han
sido destinatarias de la predicación del Reino y testigos de signos
maravillosos de Jesús, pero se han cerrado y han rechazado la propuesta del
Reino. Por eso, ellas mismas han elegido el camino de la muerte.
Podemos creernos definitivamente convertidos, y
Dios deja de ser novedad en nuestra vida. Nos acostumbramos a vivir con un poco
fe y algunas obras buenas que nos tranquilizan, pero sin la fe desafiante que
nos llama cada día al cambio.
Nos conformarnos con un poco de fe y con una
salvación privatizada a nuestra medida, que impide la fe valiente que nos hace
volver sobre nuestras vidas, confrontarnos con el evangelio de Jesús y dar
pasos en nuestro camino cotidiano de conversión. La autosuficiencia conformista
es veneno para el corazón.
Asistir todos los días la Iglesia, o tener muchos
gestos de piedad, no son garantía de pertenencia al Reino. Vivir la experiencia
del Reino de Dios es una novedad que requiere de conversión permanente.
Para
discernir
¿Me siento convertido?
¿Experimento la novedad que me trae el evangelio?
¿Mi fe, hace camino con mi vida?
Repitamos a
lo largo de este día
…Señor, creo en ti…
Para la
lectura espiritual
…¡Raza entera de los hombres, reyes y príncipes,
ricos y pobres, monjes y laicos, escuchadme que voy a contar la grandeza del
amor de Dios hacia los hombres! He pecado contra él como no lo ha hecho ningún
otro hombre en el mundo… Y sin embargo, lo sé, me ha llamado y le he respondido
inmediatamente… Me ha llamado a la penitencia e, inmediatamente, he seguido a
mi Maestro. Cuando se alejaba, le seguía…; él se marchaba, volvía, se escondía,
aparecía de nuevo, y yo no me echaba atrás, no me he desalentado jamás, no he
abandonado la carrera…
Cuando no lo veía, lo buscaba. Desecho en lágrimas, preguntaba a todo el mundo, a todos aquellos que un día lo habían visto. ¿A quién preguntaba yo? No a los prudentes de este mundo, no a los sabios, sino a los profetas, a los apóstoles, a los padres –los sabios que en verdad poseen esta sabiduría que es él mismo, el Cristo, sabiduría de Dios (1C 1,24). Con muchas lágrimas y una pena grande en el corazón les preguntaba me dijeran adónde, un día, lo habían visto… Y, viendo mi deseo, viendo que para mí todo lo que hay en el mundo y el mismo mundo era considerado como nada a mis ojos…, él se hizo ver todo entero, a mí todo entero. Él que está fuera del mundo y que lleva al mundo y a todos los que están en el mundo sosteniéndoles como con una sola mano, tanto las cosas visibles como las invisibles (Col 1,16), vino a mi encuentro. ¿De dónde y cómo vino? Yo no lo sé… Las palabras son incapaces de expresar lo inexpresable. Tan sólo conocen estas realidades aquellos que las contemplan. Es por eso que hemos de apresurarnos a buscarlas con los actos y no con las palabras, ver y aprender las riquezas de los misterios divinos, las que el Maestro divino da a los que la buscan”…
Cuando no lo veía, lo buscaba. Desecho en lágrimas, preguntaba a todo el mundo, a todos aquellos que un día lo habían visto. ¿A quién preguntaba yo? No a los prudentes de este mundo, no a los sabios, sino a los profetas, a los apóstoles, a los padres –los sabios que en verdad poseen esta sabiduría que es él mismo, el Cristo, sabiduría de Dios (1C 1,24). Con muchas lágrimas y una pena grande en el corazón les preguntaba me dijeran adónde, un día, lo habían visto… Y, viendo mi deseo, viendo que para mí todo lo que hay en el mundo y el mismo mundo era considerado como nada a mis ojos…, él se hizo ver todo entero, a mí todo entero. Él que está fuera del mundo y que lleva al mundo y a todos los que están en el mundo sosteniéndoles como con una sola mano, tanto las cosas visibles como las invisibles (Col 1,16), vino a mi encuentro. ¿De dónde y cómo vino? Yo no lo sé… Las palabras son incapaces de expresar lo inexpresable. Tan sólo conocen estas realidades aquellos que las contemplan. Es por eso que hemos de apresurarnos a buscarlas con los actos y no con las palabras, ver y aprender las riquezas de los misterios divinos, las que el Maestro divino da a los que la buscan”…
San Simeón el Nuevo Teólogo (hacia 949-1022), monje ortodoxo –
Himno 29
Himno 29
Para rezar
Oración de la Interioridad
¡Tarde te amé belleza tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!
El caso es que Tú estabas dentro de mí y yo fuera.
Y fuera te andaba buscando y, como un engendro
de frialdad, me abalanzaba sobre la belleza de tus
criaturas.
Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Pero me tenían prisionero lejos de ti aquellas cosas
que, si no existieran en ti, serian algo inexistente.
Me llamaste, me gritaste, y desfondaste mi sordera.
Relampagueaste, resplandeciste,
y tu resplandor disipó mi ceguera.
Exhalaste tus perfumes,
respiré hondo, y suspiro por ti.
Te he paladeado, y me muero de hambre y de sed.
Me has tocado, y ardo en deseo de tu paz
tarde te amé!
El caso es que Tú estabas dentro de mí y yo fuera.
Y fuera te andaba buscando y, como un engendro
de frialdad, me abalanzaba sobre la belleza de tus
criaturas.
Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Pero me tenían prisionero lejos de ti aquellas cosas
que, si no existieran en ti, serian algo inexistente.
Me llamaste, me gritaste, y desfondaste mi sordera.
Relampagueaste, resplandeciste,
y tu resplandor disipó mi ceguera.
Exhalaste tus perfumes,
respiré hondo, y suspiro por ti.
Te he paladeado, y me muero de hambre y de sed.
Me has tocado, y ardo en deseo de tu paz
Confesiones 10, 27, 38
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