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de mayo de 2018 – TO – LA SANTÍSIMA TRINIDAD (S) - Ciclo B
Yo estaré siempre con ustedes
PRIMERA
LECTURA
Lectura
del libro del Deuteronomio 4, 32-34. 39-40
Moisés
habló al pueblo diciendo:
«Pregúntale
al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al
hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez
algo tan admirable o se oyó una cosa semejante.
¿Qué
pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo
sobrevivir? ¿O qué dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de
otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo
fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por
ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?
Reconoce
hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios -allá arriba, en el cielo, y
aquí abajo, en la tierra- y no hay otro.
Observa
los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y
tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu
Dios, te da para siempre.»
Palabra
de Dios.
SALMO
Sal
32, 4-5. 6 y 9. 18-19. 20 y 22 (R.: 12b)
R. ¡Feliz
el pueblo que el Señor se eligió como herencia!
La
palabra del Señor es recta
y
él obra siempre con lealtad;
él
ama la justicia y el derecho,
y
la tierra está llena de su amor. R.
La
palabra del Señor hizo el cielo,
y
el aliento de su boca, los ejércitos celestiales;
porque
él lo dijo, y el mundo existió,
él
dio una orden, y todo subsiste. R.
Los
ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre
los que esperan en su misericordia,
para
librar sus vidas de la muerte
y
sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
Nuestra
alma espera en el Señor:
él
es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor,
que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme
a la esperanza que tenemos en ti. R.
SEGUNDA
LECTURA
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo
a
los cristianos de Roma 8, 14-17
Hermanos:
Todos
los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no
han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el
espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, es decir,
¡Padre!
El
mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos
de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y
coherederos de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con
él.
Palabra
de Dios.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Mateo 28, 16-20
Los
once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al
verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose,
Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y
hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les
he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.»
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Dentro
de las desventuras que podemos vivir, la más radical es el hastío de la
vida, cuando ésta se nos presenta sinsentido y contradictoria. Sin
lugar a dudas, es una pobreza, que se manifiesta tanto en las sociedades
materialmente ricas, como en las sociedades de los países más pobres.
Nos
gustaría poder manejar el futuro y, que todo funcionara tal como
lo imaginamos o soñamos. Sin embargo, a diario nos encontramos con la difícil
pero hermosa realidad de que la vida, no se realiza en sí misma. La
vida es una cuestión abierta, un proyecto todavía por completar y por
realizar. La pregunta fundamental, que aparece bajo miles de ropajes distintos,
y que determinará la orientación de nuestra existencia es:
¿Cómo
realizo mi vida como hombre? ¿Cómo se aprende este arte de vivir?
***
En
esta lectura se presenta la conclusión del llamado primer discurso de
Moisés, donde recuerda al pueblo de Israel cómo ha sido elegido
por Dios entre todos los pueblos con una vocación especial y ha sido protegido
en todas sus luchas desde un comienzo, cuando fue sacado de Egipto con
brazo poderoso. Israel llega a Dios por el camino de la experiencia.
El
ámbito de la revelación de Dios es para Israel su propia historia,
Dios mismo toma la iniciativa, y se va manifestando en los acontecimientos de
la vida, en los hechos, que terminan siendo salvadores. Israel experimenta
a Dios como alguien vivo y que interpela; pero sobre todo
como amor que salva. Por eso tendrá que volver una y otra vez a hacer
memoria, y celebrar la salida de Egipto para que renazca la fe en los momentos
difíciles.
La memoria de
lo que Dios ha hecho es para Israel, el motivo fundante para confiar que
un día se cumplan sus promesas El camino que deberá andar para que se realice
la esperanza, pasa por el deber de cumplir la Ley. La Ley se funda
en lo que Dios ha hecho, y es condición para que se cumpla lo que ha
prometido.
***
Pablo,
ha presentado antes de estos versículos, la lógica de la carne, que lleva a la
muerte; y la lógica del Espíritu que lleva a la vida. Los que se
dejan llevar por el Espíritu se sienten hijos de Dios.
Los
hijos de Dios esperan participar en la herencia de Cristo. La experiencia
cristiana va mucho más allá de la experiencia de Israel y del cumplimiento de
la Ley. Israel avanza en libertad cuando cumple la Ley de Dios; el
cristiano, cuando se deja conducir por el Espíritu y vive el mandamiento del
amor.
El
Espíritu que habita en nosotros, confirma a nuestro espíritu en la fe. El
Espíritu que hemos recibido no es un espíritu de esclavos, sino el
Espíritu de Cristo y de los hijos de Dios. El cristiano, por medio del
Espíritu, pueda llamar a Dios Abba. Puede hacer suya la plegaria de
Jesús. El que vive según el espíritu sabe que en la entrega
generosa de un amor sin límites al Padre, y a todos los hermanos, se
encuentra la verdadera libertad y la única responsabilidad.
No
son las obras de la “carne” las que nos salvan, sino la presencia del Espíritu
en el hombre, que le orienta hacia una existencia nueva.
***
Jesús al
comenzar su vida pública dice: “El Señor me ha ungido para llevar las
buenas nuevas a los pobres”; dicho en otras palabras: Yo tengo la respuesta a esta
pregunta fundamental; les puedo enseñar el camino de la vida, el camino de
la felicidad, y no sólo eso: Yo soy ese camino.
Jesús
envía a sus apóstoles para que hagan discípulos a todas las naciones y los
consagren a este Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Si el arte de
vivir permanece desconocido, todo el resto no puede funcionar; y este arte
no se adquiere por la ciencia, ni tampoco por decreto. Se trasmite, se
comunica, se comparte, se entrega. Sólo lo puede hacer quien tiene la vida,
Aquél que es el la Buena noticia en persona.
Dios mismo
ha tomado la iniciativa y al mostrarse como Padre, Hijo y Espíritu
Santo se ha revelado como amor. Sin la Trinidad y sus implicaciones,
la fe no sería la de Cristo, no seríamos cristianos porque nuestro amor no
sería el de Cristo.
Los
enviados no enseñarán una doctrina, crearán un vínculo, una
estrecha relación personal y de seguimiento con el Maestro. Desde
entonces Evangelizar será: posibilitar esta relación, mostrar este camino
y al que es el Camino; enseñar el arte de vivir y llevar al que es la Vida.
Dios
no es una idea o razonamiento, su amor tampoco. Moisés se dirige al pueblo
de Israel haciéndole ver, a través de su historia, con hechos palpables, la
presencia de un Dios único y grande que por encima de cualquier otro dios, ha
mostrado su poder protegiendo al pueblo que ha elegido. La historia de la
Salvación es un itinerario de amor de Dios a los hombres, que se
convierte en norma e invitación a imitarlo en el modo de amar a los
hermanos; camino único y posible de amor a Dios.
Pablo
nos ayuda comprender que somos herederos con Cristo de los bienes de la
Resurrección. La Trinidad es comunidad de amor que se
comparte. Formar parte de la familia de Dios como sus hijos no es un
hecho intrascendente, sino es principio de nuestra fe.
Dios
se nos ha revelado en Cristo, como Amor dinámico y
derramado hacia los hombres, a los que hizo a su imagen y semejanza. Se
hizo uno de nosotros. Así como Cristo ha revelado a los hombres el misterio de
Dios, de igual modo, la Iglesia debe transmitir a los hombres
ésta vida de Dios. Ésta es su “misión”: “hagan discípulos a todos los
pueblos”, y su “fundamento” es la promesa de permanencia de
Jesús: “Yo estoy con ustedes todos los días”.
La
Palabra nos revela en lo que nosotros llamamos Trinidad, que Dios es
amor. Cristo nos ha revelado la intimidad divina para que
construyamos nuestra vida de creyentes sobre y desde ese patrón. Creer en un
Dios que es Amor: diálogo, entrega, comunión y comunidad, felicidad
compartida, obediencia y don, nos llevará a sentir la necesidad de parecernos a
Él, de imitarlo, de darnos y entregarnos, sin egoísmos personales, a nuestros
hermanos los hombres, a todos sin distinción, como el Padre entregó a su Hijo y
éste a su muerte en cruz, como expresión de su Amor.
La
comunidad trinitaria es también el paradigma para nuestra
comunidad humana y, sobre todo, para nuestra comunidad eclesial. La causa
profunda de desunión entre los hombres y la más lamentable incomprensión entre
los cristianos, es haber olvidado el ejemplo de convivencia amorosa de las
Personas en la Trinidad. Y la causa más íntima de la lesión de la dignidad
humana, de la esclavitud y la opresión, es no haber comprendido que todos
somos hijos de Dios.
En
la medida en que nos sintamos hermanos de Jesús, hijos de un mismo Padre,
animados y vivificados por un mismo Espíritu, comprometidos en una única misión
evangelizadora y humanizadora, experimentaremos la necesidad de amarnos
sincera y realmente en una entrega mutua y servicial. Entonces, y sólo
entonces, la Iglesia evangelizará por su sola presencia, siendo para
el mundo sacramento de salvación, porque será signo del Dios Uno y Trino, de y
a quien imita.
PARA DISCERNIR
¿Qué
tipo de vínculo mantengo con Dios?
¿Cuál
es mi experiencia frente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo?
¿Experimento
la presencia de un Dios amor que me abraza y contiene y envía?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
…En
el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo…
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…” ¡Oh Dios mío,
trinidad adorable, ayúdame a olvidarme por entero para establecerme en ti!
¡Oh mi Cristo
amado, crucificado por amor! Siento mi impotencia y te pido que me revistas de
ti mismo, que identifiques mi alma con todos lo movimientos de tu alma; que me
sustituyas, para que mi vida no sea más que una irradiación de tu propia vida.
Ven a mí como adorador, como reparador y como salvador…
¡Oh fuego
consumidor, Espíritu de amor! Ven a mí, para que se haga en mi alma una como encarnación
del Verbo; que yo sea para él una humanidad sobreañadida en la que él renueve
todo su misterio.
Y tú, ¡oh
Padre!, inclínate sobre tu criatura; no veas en ella más que a tu amado en el
que has puesto todas tus complacencias.
¡Oh mis tres, mi
todo, mi dicha, soledad infinita, inmensidad en que me pierdo! Me entrego a vos
como una presa; sepultaos en mi para que yo me sepulte en vos, en espera de ir
a contemplar en vuestra luz el abismo de vuestras grandezas”…
Sor Isabel de la
Trinidad
…”En Cristo se
nos ha abierto la hondura de la vida escondida de Dios. Su naturaleza, palabra
y obra tan llenas de la realidad de lo sagrado. Pero de ella brotan figuras
vivas: el Padre, en su omnipotencia y bondad; el Hijo, en su verdad y amor
redentor, y entre ellos, el desprendido, el creador, el Espíritu.
Es un misterio
que supera todo sentido; y hay gran peligro de escandalizarse de él. Pero yo no
quiero un Dios que se ajuste a las medidas de mi pensamiento y esté formado a
mi imagen. Quiero el auténtico, aunque sé que desborda mi intelectual
capacidad. Por eso, ¡oh Dios vivo!, creo en tu misterio, y Cristo, que no puede
mentir, es su fiador.
Cuando anhelo la
intimidad de la compañía, tengo que ir a los demás hombres; y por más honda que
sea la ligazón y más hondo que sea el amor, seguimos, sin embargo, separados.
Pero tú encuentras tu propio «tú» en ti mismo. En tu misma hondura desarrollas
el diálogo eterno. En tu misma riqueza tiene lugar el perpetuo regalo y
recepción del amor.
Creo, ¡oh Dios!,
en tu vida una y trina. Por ti creo en ella, pues ese misterio cobija tu
verdad. En cuanto se abandona, tu imagen se desvanece en el mundo. Pero
también, ¡oh Dios!, creo en ella por nosotros, porque la paz de tu eterna vida
tiene que llegar a ser nuestra patria. Nosotros somos tus hijos, ¡oh Padre!;
tus hermanos y hermanas, Hijo de Dios, Jesucristo, y tú, Espíritu Santo, eres
nuestro amigo y maestro”…
Romano Guardini
PARA REZAR
Oh
Dios-Trinidad, “la mejor comunidad”,
misterio eterno,
insondable,
del que apenas
podemos intuir una lejana aproximación.
Aviva en
nosotros tu misma Vida,
la que creaste y
depositaste en cada una de tus criaturas,
para que nos
sintamos convocados a acrecentar la Vida,
arrollados por
esa corriente original y eterna
de vida en
comunión que tú mismo eres:
Trinidad santa,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
por los siglos
de los siglos. Amén.
Señor, Dios, que
eres nuestro Padre,
nuestro Hermano
Jesucristo y el Espíritu
que nos consuela
y nos fortalece;
ayúdanos a vivir
en auténtica y sincera comunidad,
y que lo que
celebramos en la liturgia
lo expresamos en
toda nuestra vida,
que traduzcamos
nuestra fe en obras de justicia y amor,
que no busquemos
sólo en tener una fe correcta sino,
sobre todo, una
vida correcta, que sea siempre
y en todo
conforme a tu voluntad
de que todos
seamos hermanos.
Por Jesucristo
nuestro Señor.
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