1 de septiembre de 2020 – TO – MARTES DE LA XXII SEMANA
Eres el Santo
de Dios
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo
a
los cristianos de Corinto 2, 10b-16
Hermanos:
El
Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios. ¿Quién puede conocer lo
más íntimo del hombre, sino el espíritu del mismo hombre? De la misma manera,
nadie conoce los secretos de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no
hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para
que reconozcamos los dones gratuitos que Dios nos ha dado. Nosotros no hablamos
de estas cosas con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino con el
lenguaje que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, expresando en términos
espirituales las realidades del Espíritu.
El
hombre puramente natural no valora lo que viene del Espíritu de Dios: es una
locura para él y no lo puede entender, porque para juzgarlo necesita del
Espíritu. El hombre espiritual, en cambio, todo lo juzga, y no puede ser
juzgado por nadie. Porque ¿quién penetró en el pensamiento del Señor, para
poder enseñarle? Pero nosotros tenemos el pensamiento de Cristo.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal
144, 8-9. 10-11. 12-13b. 13c-14 (R.: 17a)
R. El
Señor es justo en todos sus caminos.
El
Señor es bondadoso y compasivo,
lento
para enojarse y de gran misericordia;
el
Señor es bueno con todos
y
tiene compasión de todas sus criaturas. R.
Que
todas tus obras te den gracias, Señor,
y
tus fieles te bendigan;
que
anuncien la gloria de tu reino
y
proclamen tu poder. R.
Así
manifestarán a los hombres tu fuerza
y
el glorioso esplendor de tu reino:
tu
reino es un reino eterno,
y
tu dominio permanece para siempre. R.
El
Señor es fiel en todas sus palabras
y
bondadoso en todas sus acciones.
El
Señor sostiene a los que caen
y
endereza a los que están encorvados. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37
Jesús
bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados
de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
En
la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio
impuro; y comenzó a gritar con fuerza; «¿Qué quieres de nosotros, Jesús
Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de
Dios.»
Pero
Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre.» El demonio salió de
él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. El temor
se apoderó de todos, y se decían unos a otros: «¿Qué tiene su palabra? ¡Manda
con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!»
Y
su fama se extendía por todas partes en aquella región.
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Pablo
opone aquí el hombre, que se apoya únicamente sobre sus fuerzas, al hombre
“espiritual”, que tiene en sí el espíritu de Dios.
En
este pasaje, el espíritu de Dios es una participación en la inteligencia divina
y, por tanto, una manera de conocer el designio de Dios, y más especialmente
los dones que hace a los hombres. Este espíritu es necesario a los corintios
para separar los carismas que vienen de Dios, de los que proceden del hombre.
El
espíritu de Dios proporciona el pensamiento y la palabra que permiten hablar de
Dios como conviene, sin la ayuda de la sabiduría humana.
El
resultado de la acción del espíritu de Dios en el corazón del cristiano, es la
facilidad que da para juzgar todas las cosas, considerando el mundo y los
acontecimientos, desde un plano más alto que el meramente humano.
Los
corintios podrían sobrepasar en ciencia a todos los filósofos de la tierra, si
tuvieran la suficiente humildad para recibir el conocimiento de Dios que es
superior a todos.
Dios
lo conoce todo, puede “sondearlo” todo por sí mismo, lo que está fuera de las
posibilidades del hombre abandonado a sus solas fuerzas. Dios no va contra la
inteligencia: es la inteligencia suprema.
El
espíritu que nosotros hemos recibido, no es el del mundo, sino el Espíritu que
viene de Dios y por El conocemos lo que hay en Dios.
El
hombre, animado por el Espíritu, lo juzga todo con el juicio de Dios. La mirada
del Espíritu, sencilla y penetrante, de que pueden gozar también las personas
menos cultas, es más importante que cualquier erudición. Un cristiano sencillo,
con fe y disponibilidad ante el Espíritu, sabe más que todos los sabios de
Grecia.
***
La
visita a Nazaret, le descubre a Jesús, la necesidad de abrirse a horizontes más
amplios que los de su pequeño poblado. El episodio de los milagros que en
Nazaret no quisieron aceptar, continúa en tierras de Cafarnaún. La misión de
Jesús va creciendo y fortaleciéndose en medio de la adversidad. La acción
liberadora que Jesús ha inaugurado en su tierra natal, trae como consecuencia
la lucha contra los demonios.
La
novedad del Reino que Jesús viene a introducir en la historia, es un cambio
profundo y permanente en la vida de los hombres y por lo tanto, en la comunidad
que lo sigue y acompaña. Jesús no es un exorcista que se contenta con expulsar
las manifestaciones del mal. Jesús libera venciendo el demonio y la enfermedad.
La
expulsión de este demonio será un signo de la nueva vida del reino que irrumpe
en medio de la comunidad. El hombre no está hecho para ser poseído por otro,
para estar desposeído de sí mismo, envilecido, encadenado por unas fuerzas que
es incapaz de dominar. El hombre, creado en el amor de Dios creador, está hecho
para vivir puesto en pie, libre, con los ojos levantados al cielo. Este un
signo de que el cambio del hombre se produce cuando Dios toca lo más profundo
que hay en él.
Hoy
podemos hacer realidad la misión de Cristo, ampliar los horizontes y hacer
sentir la experiencia del reino si bajo la dirección del Espíritu, edificamos
en unidad y caridad creativa la Iglesia de Jesucristo. Cuando, por la fe y
apoyados en la palabra del Salvador, nos esforzamos en liberarnos de las
fuerzas que hoy nos esclavizan; para hacernos discípulos en la libertad del
Evangelio, somos signos del Reino.
Desatamos
cadenas y liberamos, cuando a costa de lo que sea, intentamos ser artesanos de
la paz; cuando sin desesperar y sin caer en la ingenuidad, damos testimonio de
la esperanza y de que es posible soñar el mañana nuevo del Reino; cuando a
pesar de nuestras diferencias, somos capaces de reunimos en torno a una misma
Palabra y un mismo Pan.
PARA DISCERNIR
¿Cuáles
son las cosas que hoy nos poseen y esclavizan?
¿Qué
necesitamos para poder liberarnos auténticamente?
¿En
qué situaciones experimento la presencia dominadora del mal?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
Danos
Señor tu Espíritu Santo
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…
“Esta sencilla experiencia me proporcionó una alegría muy profunda, puesto que
supe que Jesús me mostraba que aquel a quien amamos y adoramos en el Santísimo
Sacramento es aquel a quien amamos y servimos en los más pobres entre los
pobres. Nuestra adoración al Santísimo Sacramento no tiene valor si descuidamos
a Jesús, presente también en el último de nuestros hermanos, en el más pobre
entre los pobres, en el más pecador entre los pecadores, en el más débil entre
los débiles. A la mañana siguiente le conté todo a nuestra madre Teresa, la
cual me confirmó que ésa era en verdad la experiencia de nuestro carisma.
Cualquier cosa que hagamos al último de estos hermanos suyos es como si se la
hiciéramos a él, y nos recompensa por ello dos veces, aquí en la tierra y con
la vida eterna en los cielos.
Nuestra
madre Teresa nos decía siempre: «Las nuestras son humildes palabras de amor
dirigidas a los más pobres entre los pobres en la obra de Dios. No somos
trabajadoras sociales, sino contemplativas que viven en el corazón del mundo” …
Hermana Mary
Nirmala Joshi, sucesora de la madre Teresa de Calcuta.
PARA REZAR
Dios
creador,
Tú
dices lo que haces
y
haces lo que dices.
Renueva
hoy la faz de la tierra
y
seremos salvados.
Nos
sentimos poseídos por muchos males
que
nos desbordan y esclavizan.
Que
tu palabra nos libere;
Señor,
ten piedad de nosotros.
Hay
muchos sufrimientos que nos desesperan.
Que
tu palabra sea nuestro porvenir;
Cristo,
ten piedad de nosotros.
El
pecado nos tiene todavía sumergidos.
Que
tu palabra sea nuestro perdón;
Santo
de Dios, ten piedad de nosotros.
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