27
de julio de 2020 - TO – LUNES DE LAXVII SEMANA
Anunciaré
cosas que estaban ocultas
Lectura
del libro del profeta Jeremías 13, 1-11
Así
me habló el Señor: «Ve a comprarte una faja de lino; te la ajustarás a la
cintura, pero no la meterás en el agua.» Yo compré la faja, conforme a la
palabra del Señor, y me la ajusté a la cintura.
La
palabra del Señor me llegó por segunda vez, en estos términos: «Toma la faja
que habías comprado y que llevas puesta a la cintura. Ve en seguida a Perat y
escóndela allí en la hendidura de una roca.» Yo fui a esconderla en Perat, como
el Señor me lo había ordenado.
Al
cabo de muchos días, el Señor me dijo: «Ve en seguida a Perat y recoge la faja
que yo te mandé esconder allí.» Yo fui a Perat, cavé y recogí la faja del lugar
donde la había escondido: la faja estaba estropeada, no servía para nada.
Entonces
la palabra del Señor me llegó en estos términos: Así habla el Señor: De esa
misma manera destruiré el orgullo de Judá y el gran orgullo de Jerusalén. Este
pueblo malvado, que se niega a escuchar mis palabras, que sigue los impulsos de
su corazón obstinado, que va detrás de otros dioses para servirlos y postrarse
delante de ellos, será como esta faja que ya no sirve para nada. Porque así
como la faja se adhiere a la cintura del hombre, así yo me había adherido a
toda la casa de Israel y a toda la casa de Judá -oráculo del Señor- para que
ellos fueran mi pueblo, mi renombre, mi honor y mi gloria. ¡Pero no han
escuchado!
Palabra
de Dios.
SALMO Deut.
32, 18-19. 20. 21 (R.: cf. 18a)
R. Despreciaste
al Dios que te engendró.
Despreciaste
a la Roca que te engendró.
olvidaste
al Dios que te hizo nacer.
Al
ver esto, el Señor se indignó
y
desechó a sus hijos y a sus hijas. R.
Entonces
dijo: Les ocultaré mi rostro,
para
ver en qué terminan.
Porque
son una generación perversa,
hijos
faltos de lealtad. R.
Provocaron
mis celos con algo que no es Dios.
me
irritaron con sus ídolos vanos;
yo
provocaré sus celos con algo que no es un pueblo,
los
irritaré con una nación insensata. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Mateo 13, 31-35
Jesús
propuso a la gente otra parábola:
«El
Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su
campo. En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece
es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera
que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas.»
Después
les dijo esta otra parábola:
«El
Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con
gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa.»
Todo
esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba
sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en
parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Los
profetas hablan con sus palabras y con sus vidas. Tanto Oseas como Isaías, han
proclamado un mensaje a través de sus hijos. También las acciones simbólicas,
les sirven para expresar su mensaje, de un modo accesible a la cultura popular.
La
lectura de hoy nos presenta a Jeremías y la faja de lino que tiene utilidad
sujetando el pantalón o la falda, se adapta al cuerpo y también puede ser un
adorno elegante.
Pero
si se deja mojar y no se cuida, se estropea y ya no sirve para nada. Dios
aplica explícitamente esos simbolismos a sus relaciones con su pueblo.
Al
profeta se le pide que compre una faja de lino y que se la coloque en la
cintura; luego será enviado al río Eufrates y esconderá la faja, en una grieta
de la peña. Este episodio de la faja podrida es, sin duda, una parábola, y no
un hecho real llevado a cabo por el profeta.
Lo
mismo que Jeremías embellece su atuendo con una faja nueva que se ciñe a la
cintura, de igual modo Yahvé se embellece con Israel. El cinturón es el pueblo
de Israel, ha sido en otro tiempo hermoso y el mismo Dios se alegraba de él.
Pero en su tierra, tentado por otros dioses y más aún en los países paganos,
por la idolatría se ha estropeado. Israel se ha desligado de Yahvé con la misma
facilidad con que se desprende uno del cinturón.
Como
la faja podrida, ahora Israel ya no sirve para nada.
***
Desde
hace tiempo asistimos, contemplamos, el predominio del eficientismo, que impone
un ritmo y estilo frenético e implacable, En nombre del desarrollo y la
productividad, se debe ser eficaz a cualquier precio y a esta lógica pareciera
que nadie puede sustraerse.
Da
la sensación de haber fracasado, el intento de construir la historia sobre
valores permanentes; la vida cristiana vivida en plenitud parece la experiencia
de unos pocos idealistas abstraídos de la realidad.
La
Palabra del Señor nos propone una lógica diferente para entender al hombre y el
sentido de su vida: la dignidad y el valor del hombre para Dios, se basa en el
ser y no en el tener o el hacer.
Jesús
ya ha hablado de la resistencia que encuentra la Palabra, y advierte acerca de
la impaciencia, de los que pretenden quitar los obstáculos abruptamente.
Ahora,
con las parábolas del grano de mostaza y de la levadura, profundiza en la
comprensión del misterio del Reino de Dios, mostrando claramente el contraste
entre unos inicios bien pobres, que llevan a desarrollos extraordinariamente
grandes. La semilla de mostaza, desconocida para muchos de nosotros, parece que
es demasiado pequeña, pero cuando crece, el árbol se hace frondoso y sirve de
acobijo a las aves. Así también el Reino de Dios, que parece destinado a la
derrota crecerá y se expandirá, de un modo incalculable.
Lo
mismo la levadura. Basta una pequeñísima porción para fermentar y hacer crecer
una medida de harina. Así también la Palabra de Dios, cuando es recibida en el
corazón del hombre, lo abre a la Verdad, a la Justicia y al Amor de tal modo
que metidos entre la gente, los cristianos de todos los tiempos se convierten
en testigos del alegre anuncio del amor de Dios a todos los hombres.
El
triunfalismo y el poderío, va a contracorriente con la propuesta de Jesús. Dios
se revela en el corazón pequeño y sencillo que sigue esperando y fiándose de
sus promesas. Ahí es donde está la semilla y la levadura que transformará el
mundo.
Renovemos
nuestra fe en el poder del Espíritu Santo que obra en el silencio, en lo
insignificante y se vale de lo que el mundo desprecia.
PARA DISCERNIR
¿Me
dejo llevar por la fastuosidad de las cosas o sé descubrir la presencia
sencilla de Dios en las cosas?
¿Valoro
los pequeños gestos de amor?
¿Busco
lo humilde y lo pobre como camino para el encuentro con el Señor?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Ayúdame
a encontrarte en lo sencillo y pobre
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Cristo,
grano de mostaza y levadura sembradas en el mundo
…
“Cristo vino para someterse a este mundo, reivindicar que era su propio
dominio, afirmar sus derechos sobre él como su amo, liberarlo de la dominación
que el enemigo había usurpado, para manifestarse a todo hombre, para
establecerse en él. Cristo es este grano de mostaza negra que debe crecer
silenciosamente y cubrir toda la tierra. Cristo es esta levadura que hace
secretamente su camino a través de la masa de los hombres, de sus sistemas de
pensamiento e instituciones, hasta que todo sea levantado. Hasta entonces la
tierra y el cielo estaban separados; su proyecto de gracia es hacer de ellos un
solo mundo, haciendo que la tierra sea semejante al cielo.
Él
estaba en el mundo desde los comienzos, pero los hombres adoraron otros dioses.
Vino a este mundo en la carne, pero «el mundo no lo conoció»; «vino a los
suyos, pero los suyos no lo recibieron» (Jn 1,10-11). Sin embargo él había
venido para provocar que le recibieran, le conocieran, le adoraran. Vino para
integrar en él a este mundo puesto que, así como él mismo es la luz, este mundo
fuera luz también. Cuando vino, no tenía «dónde reclinar la cabeza» (Lc 9, 58),
pero vino para hacerse en él un lugar, hacerse en él un lugar para habitar, y
encontrar unas moradas. Vino a cambiar el mundo entero en morada de su gloria,
este mundo que los poderes del mal tenían cautivo.
Vino
de noche, nació en la negra noche, en una cueva… Es allí donde primero descansó
su cabeza, pero no para quedarse en ella para siempre. No podía limitarse a
esta oscuridad… Su intención era transformar el mundo… Todo el universo debía
ser renovado por él, pero no recurrió a nada ya existente, para crearlo todo de
la nada… Era una luz que alumbraba las tinieblas hasta que con su propia fuerza
creó un Templo digno de su nombre” …
Cardenal John
Henry Newman PPS Vol. 6, nº 20 «El templo visible»
PARA REZAR
Te
agradezco que me hagas comprender
que
soy necesario, pero no indispensable.
Te
doy gracias por enseñarme que sólo
en
comunión contigo, mi fuerza y mi roca,
todo
lo puedo y participo en el milagro
de
producir resultados abundantes.
Necesito
abrir el corazón,
para
aprender la verdadera sabiduría
que
me hace vivir como si todo dependiera de mí
y,
al mismo tiempo, seguro de que todo depende de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.