10 de mayo de 2020


10 de mayo de 2020 – T. DE PASCUA – DOMINGO V – Ciclo A

Yo soy el camino, y la verdad y la vida

PRIMERA LECTURA
Lectura de los Hechos de los Apóstoles    6, 1-7

Como el número de discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar los hebreos porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos.
Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: «No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra.»
La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los Apóstoles, y estos, después de orar, les impusieron las manos.
Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén y muchos sacerdotes abrazaban la fe. 
Palabra de Dios.

SALMO    Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19 (R.: 22) 
R.    Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
       conforme a la esperanza que tenemos en ti.

Aclamen, justos, al Señor:
es propio de los buenos alabarlo.
Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R.

Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor. R.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro    2, 4-10

Queridos hermanos:
Al acercarse al Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres pero elegida y preciosa a los ojos de Dios, también ustedes, a manera de piedras vivas, son edificados como una casa espiritual, para ejercer un sacerdocio santo y ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo.
Porque dice la Escritura: Yo pongo en Sión una piedra angular, elegida y preciosa: el que deposita su confianza en ella, no será confundido.
Por lo tanto, a ustedes, los que creen, les corresponde el honor. En cambio, para los incrédulos, la piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: piedra de tropiezo y roca de escándalo. Ellos tropiezan porque no creen en la Palabra: esa es la suerte que les está reservada.
Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz. 
Palabra de Dios.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan    14, 1-12

Jesús dijo a sus discípulos:
«No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy.»
Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?»
Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto.»
Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta.»
Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.» 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

La primera lectura nos da a conocer un momento de la comunidad primitiva: la elección de siete responsables que atiendan a los cristianos que se habían convertido, provenientes del mundo helenista. No se trata simplemente de diáconos que sirven a las mesas de los pobres, se trata de representantes de los Apóstoles, de responsables directos de esta comunidad.
En la segunda lectura, san Pedro nos ofrece una bella descripción de la Iglesia. Es una construcción “espiritual”, por estar construida y habitada por el Espíritu: la cohesión mutua de las piedras vivas que la conforman es obra del Espíritu. Es la casa, la Iglesia que se va congregando y edificando en torno a Cristo, la piedra angular. Este nuevo templo espiritual ofrece acogida en medio de la inseguridad de la marcha a través del desierto de la vida.
En el evangelio Tomás pide a Cristo que le muestre al Padre. Cristo se sorprende de que en esos años de convivencia no hayan descubierto en Él, el rostro del Padre. Cristo es la revelación del amor del Padre. El Padre está en Cristo y Cristo está en el Padre. Las palabras que Él nos dice, no las dice por propia cuenta, las pronuncia en nombre del Padre. “En Cristo, que es la palabra de Dios, Dios Padre habla al mundo” (Hans Urs von Balthasar).
***
Jesús afirma que su intimidad con el Padre no es un privilegio sólo de Él, sino que es posible para todos nosotros que creemos en Él. Jesús promete que través de Él, podemos llegar a hacer las mismas cosas que Él hacía por el pueblo de su tiempo y aún mayores. Y podrán ser verdaderamente mayores si se maduran en la oración y se sostienen desde la Palabra viva del Señor.
En Jesús todo es revelación del Padre. Los signos y obras que realiza son las obras del Padre. Así como Jesús fue un reflejo claro del Padre para los suyos, nosotros en nuestro modo de vivir y de compartir, tenemos que ser una revelación de Jesús Dios para este mundo. El que nos ve, tiene que poder ver y reconocer en nosotros algo de este Jesús de Nazaret que caminaba con los pobres, acogía a los marginados, curaba a los enfermos, reinsertaba a los excluidos, desde una obediencia que lo identificaba totalmente con el Padre.
El testimonio de vida es el mejor canal de evangelización. No se trata tanto de hacer cosas para dar ejemplo, ni de repetir gestos o copiar actitudes que nos parecen loables. Es una nueva vida que va surgiendo por con naturalidad con el origen de la vida, que es Dios y su enviado Jesucristo. Que nuestra vida sea, como la de Jesús, un reflejo de la vida de Dios para que los que nos rodean se sientan invitados a seguir el camino de Jesús.

Para discernir

¿Cuál es el camino por el que más transita mi vida?
¿Dónde se apoyan mis criterios de juicio sobre las distintas realidades?
¿En qué situaciones experimento que “hay Vida”?

Repitamos a lo largo de este día

…Eres mi camino, mi verdad y mi vida…

Para la lectura espiritual

…Hace algunos años, un hombre de Dios que me guiaba entonces me envió un mensaje que me asustó mucho: «Sea siempre fiel a Dios en la observación de sus promesas y no se preocupe de las burlas de los insulsos. Sepa que los santos siempre se han hecho la burla del mundo y de los mundanos y han sido pisoteados por el mundo y por sus máximas. El campo de la lucha entre Dios y Satanás es el alma humana, donde se desarrolla esta lucha en todos los momentos de la vida. Para vencer a enemigos tan poderosos, es preciso que el alma dé libre acceso al Señor y sea fortalecida por él con toda suerte de armas, que su luz la irradie para combatir contra las tinieblas del error, que se revista de Jesucristo, de su verdad y justicia, del escudo de la fe, de la Palabra de Dios. Para revestirnos de Jesucristo, es preciso que muramos a nosotros mismos. Estoy seguro de que nuestra Madre celestial le acompañará paso a paso.
Estaba yo confuso, mi mente daba vueltas, cavilaba en estos pensamientos sin llegar a ninguna conclusión. Pasó después otro trecho de vida y comprendí que morir a nosotros mismos es hacernos vivir a nosotros mismos. Caigo en la cuenta de que los momentos de vida plena son aquellos en que siento la tentación de hacer vivir en mí a Dios y su voluntad. Al final he comprendido que abandonarme a Dios no significa haber superado todos mis problemas, sino querer verdaderamente, con todo mi ser, que él pueda obrar en mí y pueda encontrar en mí una plena colaboración. Al leer ahora de nuevo esta carta, cada palabra toma un valor diferente y, contrariamente a hace algunos años, me anima a continuar por este sendero… 

E. Olivero, Amar con el corazón de Dios, Turín 1993, pp. 72s.

Para rezar

Jesús es

Para mí, Jesús es
El Verbo hecho carne.
El Pan de la vida.
La víctima sacrificada en la cruz por nuestros pecados.
El Sacrificio ofrecido en la Santa Misa por los pecados del mundo
y por los míos propios.
La Palabra, para ser dicha.
La Verdad, para ser proclamada.
El Camino, para ser recorrido.
La luz, para ser encendida.
La Vida, para ser vivida.
El Amor, para ser amado.
La Alegría, para ser compartida.
El sacrificio, para ser dado a otros.
El Pan de Vida, para que sea mi sustento.
El Hambriento, para ser alimentado.
El Sediento, para ser saciado.
El Desnudo, para ser vestido.
El Desamparado, para ser recogido.
El Enfermo, para ser curado.
El Solitario, para ser amado.
El Indeseado, para ser querido.
El Leproso, para lavar sus heridas.
El Mendigo, para darle una sonrisa.
El Alcoholizado, para escucharlo.
El Deficiente Mental, para protegerlo.
El Pequeñín, para abrazarlo.
El Ciego, para guiarlo.
El Mudo, para hablar por él.
El Tullido, para caminar con él.
El Drogadicto, para ser comprendido en amistad.
La Prostituta, para alejarla del peligro y ser su amiga.
El Preso, para ser visitado.
El Anciano, para ser atendido.
Para mí, Jesús es mi Dios.
Jesús es mi Esposo.
Jesús es mi Vida.
Jesús es mi único amor.
Jesús es mi Todo

Teresa de Calcuta


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