28
de abril de 2020 – T. DE PASCUA – MARTES DE LA
III SEMANA
El que viene a
mí jamás tendrá hambre
Lectura
de los Hechos de los Apóstoles 7, 51-8, 1a
Esteban
decía al pueblo, a los ancianos y a los escribas:
«¡Hombres
rebeldes, paganos de corazón y cerrados a la verdad! Ustedes siempre resisten
al Espíritu Santo y son iguales a sus padres. ¿Hubo algún profeta a quien ellos
no persiguieran? Mataron a los que anunciaban la venida del Justo, el mismo que
acaba de ser traicionado y asesinado por ustedes, los que recibieron la Ley por
intermedio de los ángeles y no la cumplieron.»
Al
oír esto, se enfurecieron y rechinaban los dientes contra él. Esteban, lleno
del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a
Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios. Entonces exclamó: «Veo el cielo
abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.»
Ellos
comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un
solo hombre; y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos se
quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo.
Mientras
lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»
Después,
poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: «Señor, no les tengas en cuenta
este pecado.»
Y
al decir esto, expiró. Saulo aprobó la muerte de Esteban.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal
30, 3cd-4. 6ab y 7b y 8a. 17 y 21ab (R.: 6a)
R. Señor,
yo pongo mi vida en tus manos.
Sé
para mí una roca protectora,
un
baluarte donde me encuentre a salvo,
porque
tú eres mi Roca y mi baluarte:
por
tu Nombre, guíame y condúceme. R.
Yo
pongo mi vida en tus manos:
tú
me rescatarás, Señor, Dios fiel.
Confío
en el Señor.
¡Tu
amor será mi gozo y mi alegría! R.
Que
brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame
por tu misericordia;
Tú
los ocultas al amparo de tu rostro
de
las intrigas de los hombres. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35
La
gente dijo a Jesús:
«¿Qué
signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros
padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de
comer el pan bajado del cielo.»
Jesús
respondió: «Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi
Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que
desciende del cielo y da Vida al mundo.»
Ellos
le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.»
Jesús
les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre;
el que cree en mí jamás tendrá sed.»
Palabra
de Dios.
PARA REFLEXIONAR
Lucas
hace un cierto paralelismo entre la muerte del diácono Esteban, que sigue
siendo el protagonista de la lectura de hoy, y la de Jesús: los dos son
acusados de blasfemos ante el Sanedrín por unos testigos falsos, los dos son
ajusticiados fuera de la ciudad, los dos mueren entregando su espíritu en manos
de Dios y perdonando a sus enemigos.
Escuchamos
el testimonio final de Esteban antes del martirio. Delante del Sanedrín en
pleno, pronuncia un largo discurso, del que sólo escuchamos aquí el final. Es
una catequesis muy clara de la Historia de la Salvación, a partir de los
grandes personajes del Antiguo Testamento para llegar al Mesías esperado en la
plenitud de los tiempos.
Esteban,
les echa en cara a los judíos que se han resistido una vez más al Espíritu, no
han sabido reconocer al Mesías y lo han traicionado y asesinado. Sus oyentes
reaccionan furiosamente cuando oyen lo que ellos consideran una blasfemia.
Esteban afirma que ve a Jesús, el Hijo del Hombre, en la gloria, de pie a la
derecha de Dios. Entonces, lo sacan de la ciudad y se abalanzan sobre él para
matarlo, con la colaboración de un joven llamado Saulo.
***
En
el Evangelio, Juan nos presenta la respuesta de la multitud a las exigencias de
Jesús. Por el signo de los panes y los peces, la gente estaba dispuesta a
aceptarlo como líder político. Pero, ante la exigencia de aceptarlo como
término de la fe, piden signos que lo acrediten como el enviado de Dios.
Jesús,
como enviado de Dios, les parecía poco comparado con Moisés y le echan en cara
que Moisés, en el desierto, los alimentó con el maná y junto al pan para el
sustento del cuerpo, también les dio el pan de la ley para el sostenimiento de
la comunidad.
Esto
da lugar Jesús para que realice el discurso sobre el Pan de Vida. Todo el
discurso, es como una gran predicación en torno al tema del pan: el pan que
multiplicó Jesús el día anterior, el maná que Dios dio al pueblo en el
desierto, y el Pan que Jesús quiere anunciar.
Se
presenta un paralelismo entre Moisés y Jesús, entre el pan que no perece y no
sacia, y el pan que da vida eterna. A partir de la experiencia de haber sido
saciados el día anterior y del recuerdo histórico del maná de Moisés.
Jesús
va llevando a los oyentes de este pueblo, a una comprensión más profunda del
Pan con el que Dios los quiere alimentar. Las palabras del Señor son tajantes:
el maná no era pan del cielo ni dio vida definitiva; ésta la da otro pan, que
tiene su origen en el Padre y que no cesa de llover sobre la humanidad.
Si
en el desierto, el maná fue la prueba de la fidelidad de Dios, a la promesa que
había hecho a su pueblo, ahora el mismo Dios quiere dar a la humanidad el Pan
verdadero, el pan que da la vida. Ese Pan es Jesús mismo, en el que hay que
creer.
Jesús
se proclamará como el pan de vida. Este pan, que es Jesús mismo, es un don
continuo del amor del Padre; la adhesión a Él satisface toda necesidad del
hombre. Nosotros por la fe reconocemos a Jesús como el Pan de la vida, el que
nos da fuerza para vivir. En cada Eucaristía, el Señor, ahora Glorioso y
Resucitado, se nos da Él mismo como alimento de vida.
Sólo
la vida en el amor de Dios, puede dar sentido a la vida. Jesús es el pan que da
la vida por eso solo Él nos sacia, solo su amor llena nuestros vacíos y
nuestras soledades. La vida en Cristo se transforma en plenitud. Alimentados
por Jesús nuestra hambre ha sido saciada y simplemente, vivimos en la Presencia
del Dios de la vida; vivimos dejándonos guiar por Él, sin temor y sin buscar
ninguna señal.
PARA DISCERNIR
¿Cuáles
son los panes que alimentan mi vida?
¿Qué
lugar tiene el pan vivo de Jesús en mis opciones cotidianas?
¿Me
dejo transformar por la Eucaristía o quiero que la eucaristía transforme
mágicamente mi vida?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DIA
El
que cree en Jesús jamás tendrá hambre y jamás tendrá sed
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Edith
Stein, enviada al campo de concentración, escribía en agosto de 1942:
…
«Soy feliz por todo. Sólo podemos dar nuestra aquiescencia a la ciencia de la
cruz experimentándola hasta el final. Repito en mi corazón: «Ave crux, spes
unica, “Salve, oh cruz, única esperanza”».
Y
leemos en su testamento: «Desde ahora acepto la muerte que Dios ha predispuesto
para mí, en aceptación perfecta de su santísima voluntad, con alegría. Pido al
Señor que acepte mi vida y mi muerte para su gloria y alabanza, por todas las
necesidades de la Iglesia, para que el Señor sea aceptado por los suyos y para
que venga su Reino con gloria, para la salvación de Alemania y por la paz del
mundo. Y, por último, también por mis parientes, vivos y difuntos, y por todos
aquellos que Dios me ha dado: que ninguno se pierda».
Edith
estaba preparada: «Dios hacía pesar de nuevo su mano sobre su pueblo: el
destino de mi pueblo era el mío» …
PARA REZAR
Cerca
de Ti
pareciera como si todas las tormentas del espíritu
se disiparan y las inquietudes se volvieran humo
que se lleva el viento.
Cerca de ti, es comenzar a vivir el gozo del cielo
abrir desmedidamente los ojos luminosos del corazón
y dejar que nos invada el misterio santo,
el gozo inefable de la bendita iluminación.
Cerca de ti, el alma encuentra paz, y el corazón
descanso y los anhelos pronta satisfacción.
cerca de ti, Jesús Eucaristía, como cambian
las cosas, de que manera tan diferente
contemplamos las creaturas y sus enigmáticos
procederes. Cerca de ti, adquieren su verdadera
dimensión, su valor e importancia todas las cosas.
Así quiero vivir mi existencia, cerca de ti, Jesús
Eucaristía… Adorándote, amándote…
en una contemplación sin mediodía, ni ocaso,
como será allá, en el reino de los cielos.
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