21
de enero de 2020 – TO – MARTES DE LA II SEMANA
El sábado ha
sido hecho para el hombre
Lectura
del primer libro de Samuel 16, 1-13
El
Señor dijo a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo
he rechazado para que no reine más sobre Israel? ¡Llena tu frasco de aceite y
parte! Yo te envío a Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos al que
quiero como rey.»
Samuel
respondió: «¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me matará.»
Pero
el Señor replicó: «Llevarás contigo una ternera y dirás: “Vengo a ofrecer un
sacrificio al Señor.” Invitarás a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que
debes hacer: tú me ungirás al que yo te diga.»
Samuel
hizo lo que el Señor le había dicho. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la
ciudad salieron a su encuentro muy atemorizados, y le dijeron: «¿Vienes en son
de paz, vidente?»
«Sí,
respondió él; vengo a ofrecer un sacrificio al Señor. Purifíquense y vengan
conmigo al sacrificio.» Luego purificó a Jesé y a sus hijos y los invitó al
sacrificio.
Cuando
ellos se presentaron, Samuel vio a Eliab y pensó: «Seguro que el Señor tiene
ante él a su ungido.» Pero el Señor dijo a Samuel: «No te fijes en su aspecto
ni en lo elevado de su estatura, porque yo lo he descartado. Dios no mira como
mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón.»
Jesé
llamó a Abinadab y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: «Tampoco a
este ha elegido el Señor.» Luego hizo pasar a Sammá; pero Samuel dijo: «Tampoco
a este ha elegido el Señor.»
Así
Jesé hizo pasar ante Samuel a siete de sus hijos, pero Samuel dijo a Jesé: «El
Señor no ha elegido a ninguno de estos.»
Entonces
Samuel preguntó a Jesé: «¿Están aquí todos los muchachos?» El respondió: «Queda
todavía el más joven, que ahora está apacentando el rebaño.» Samuel dijo a
Jesé: «Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que llegue
aquí.»
Jesé
lo hizo venir: era de tez clara, de hermosos ojos y buena presencia. Entonces
el Señor dijo a Samuel: «Levántate y úngelo, porque es este.»
Samuel
tomó el frasco de óleo y lo ungió en presencia de sus hermanos. Y desde aquel
día, el espíritu del Señor descendió sobre David. Samuel, por su parte, partió
y se fue a Ramá.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal
88, 20. 21-22. 27-28 (R.: 21a)
R. Encontré
a David, mi servidor.
Tú
hablaste una vez en una visión
y
dijiste a tus amigos:
«Impuse
la corona a un valiente,
exalté
a un guerrero del pueblo. R.
Encontré
a David, mi servidor,
y
lo ungí con el óleo sagrado,
para
que mi mano esté siempre con él
y
mi brazo lo haga poderoso. R.
El
me dirá: “Tú eres mi padre,
mi
Dios, mi Roca salvadora.”
Yo
lo constituiré mi primogénito,
el
más alto de los reyes de la tierra.» R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28
Un
sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a
arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: « ¡Mira! ¿Por qué
hacen en sábado lo que no está permitido?»
El
les respondió: «¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus
compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en
el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes
de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?»
Y
agregó: «El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado.
De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado.»
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
Saúl,
elegido por Dios ha sido rechazado. La Palabra de hoy nos muestra quién es el
nuevo elegido y cómo lo escogió Dios. El rey no debe jamás olvidar que su
realeza le viene del único verdadero Rey.
Samuel
recibe el encargo de preparar al sucesor de Saúl, que todavía seguirá un tiempo
en su cargo en una época difícil de la historia de las doce tribus.
Después
del fracaso de Saúl se esperaría que la elección recayera sobre un hombre
maduro, fuerte y experimentado, pero Dios envía a su profeta a casa de un
sencillo campesino de Belén y hace que desfilen los siete hijos mayores.
La
escena de Samuel en casa de Jesé y su familia nos da a entender, una vez más,
que los caminos de Dios no son como los de los hombres. Todos hubieran apostado
por los hermanos mayores, más fuertes y avezados. Hasta Jesé por poco se olvida
de que David también cuenta.
Dios
no juzga como juzga el hombre. El hombre se fija en las apariencias, pero el
Señor se fija en los corazones. De David no vio si era fuerte o no, sino que
vio su corazón. Samuel espera que llegue el más joven y lo unge de parte de
Dios. En aquel momento «el Espíritu del Señor invadió a David».
La
enseñanza que quedará es que la elección que Dios hace es totalmente gratuita;
el modo de elegir resulta a veces sorprendente y; la elección y compromiso
deben ser sellados. Dios interviene por medio de sus profetas en la historia de
los hombres, y la conduce como quiere, sin violentar la libertad de los
hombres.
David
no es elegido por sus méritos, ni por ellos conservó el favor del Señor. La
gran novedad es que, a diferencia de Saúl, la elección de David será irrevocable.
Pero esta irrevocabilidad será también un don inmerecido, que brota de la
misericordia gratuita del corazón de Dios.
David
será uno de los personajes más importantes de todo el Antiguo Testamento, junto
con Abrahán y Moisés. Fue el rey que logró la victoria contra los filisteos y
la unidad territorial y política de Israel.
***
La
ley vuelve a ser cuestionada por el comportamiento de Jesús y sus discípulos,
quienes se mueven y actúan en un plano que para la mentalidad judía tradicional
no es correcto. Jesús y sus discípulos perdonan los pecados, no ayunan y además
tienen un espíritu muy amplio respecto al día del sábado.
El
recoger espigas era una de las treinta y nueve formas de violar el sábado,
según las interpretaciones exageradas que algunas escuelas de los fariseos
hacían de la ley. En el día del sábado, Jesús camina con sus discípulos a
través de los sembrados y; éstos comenzaron a arrancar espigas. La necesidad de
arrancar unas espigas para alimentarse, como haría cualquier persona con hambre,
es tomada como conducta incorrecta por quienes consideran que la Ley de guardar
el sábado, por el hecho de ser Ley, es más importante que cualquier necesidad
humana, por más grande que sea.
Los
doctores de la ley se han apegado a la ley de manera perniciosa.
Interpretándola de un modo que ha perdido su función humanizadora, la han
colocado por encima de todo, absolutizándola y esclavizando al hombre. Han
puesto a un lado lo que es fundamental y han absolutizado lo secundario.
Jesús
responde aplicando un principio fundamental para todas las leyes: “El sábado se
hizo para el hombre y no el hombre para el sábado”. El hombre está siempre en
el centro de la doctrina de Jesús. La ley del sábado había sido dada
precisamente a favor de la libertad y de la alegría del hombre. Además, Jesús
aprovecha para dejar en claro su identidad: “El Hijo del Hombre es Señor
también del sábado”. Jesús no ha venido a abolir la ley, pero sí a darle pleno
sentido. Si todo hombre es superior al sábado, mucho más el Hijo del Hombre, el
Mesías. Jesús les recuerda que ya en tiempo del rey David, se les permitió
comer de los panes presentados sobre la mesa de oro, delante de Yahvé a él y a
sus soldados hambrientos.
La
ley no puede ser la depositaria única del plan que Dios tiene para el hombre.
Jesús implícitamente decía que las leyes son buenas y necesarias, pero son
mediaciones de una ley más importante, que es la ley del amor. Lo sustantivo y
lo esencial es el amor, lo demás son supersticiones legalistas.
El
sábado está pensado para el bien del hombre. Es un día para el encuentro con
Dios, con la comunidad, con la naturaleza y con nosotros mismos. El descanso es
un gesto profético, que hace bien a todo hombre que necesita salir de la
esclavitud de la cotidianeidad, que lo puede llevar a perder el sentido de las
cosas.
El
día del Señor también es día del hombre. Todo lo que para los judíos significa
el sábado, los cristianos lo hemos transferido al día domingo, en el que
celebramos y participamos la resurrección de Jesús.
También
nosotros podemos caer en unas interpretaciones tan meticulosas de la ley, que
lleguemos a olvidar el amor. La letra puede matar al espíritu y el cumplimiento
se puede transformar en un tranquilizador de la conciencia, que termina
anestesiando nuestra sensibilidad y nuestra creatividad para vivir el amor del
Reino. Debemos ver en el domingo sus “valores” más que el «precepto», aunque
también éste exista y siga vigente. Las cosas no son importantes porque están
mandadas. Están mandadas, porque representan valores importantes para la
persona y la comunidad.
La
ley debe ser el instrumento que facilita la convivencia de los hombres y no
otra forma de opresión. El espíritu de la ley debe estar siempre al servicio de
Dios para glorificarlo, y al servicio del humano para dignificarlo. La denuncia
de la esclavitud al sábado, nos invita a librarnos de la religión de la
observancia formal y a seguirlo por los caminos del amor liberador y
constructivo.
PARA DISCERNIR
¿Qué
lugar le doy al cumplimiento?
¿Utilizo
lo mandado como excusa para no comprometerme?
¿Me
limito a cumplir lo establecido o doy un paso más?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
Jesús
sos dueño del sábado
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
El
señor del sábado»
“…Cuando
el hombre, alejándose del alboroto exterior, habiendo cerrado su puerta de la
ruidosa multitud de las vanidades, examinado sus tesoros, se recoge en el
secreto de su corazón cuando en él ya no existe agitación ni desorden, nada que
le estire, nada que le atenace, sino que ya en él todo es dulzura, armonía,
paz, tranquilidad, y que todo el pequeño mundo de sus pensamientos, palabras y
acciones sonríen al alma como un padre en una familia muy unida y pacífica, de
repente nace entonces en su corazón una maravillosa seguridad. De esta
seguridad proviene un gozo extraordinario, y de este gozo brota un canto de
alegría que estalla en alabanzas a Dios, tanto más fervorosas cuanto tiene más
conciencia de que todo el bien que encuentra en sí es un puro don de Dios.
Es
la gozosa celebración del sábado que debe ser precedida de otros seis días, es
decir, de haber terminado completamente las obras. Primero nos hace falta
transpirar haciendo obras buenas, para, seguidamente, descansar con la
conciencia en paz… En este sábado, el alma saborea cuán suave es Jesús”…
Elredo de
Rielvaux (1110-1167) monje cisterciense
Espejo de la
caridad, III, 3,4,6
PARA REZAR
No
somos felices porque no somos misericordiosos,
y
no somos misericordiosos
porque
nos sentimos superiores a alguien.
La misericordia es fruto del más alto grado de amor,
La misericordia es fruto del más alto grado de amor,
porque
es el amor el que nos hace iguales,
y
un amor más fuerte nos hace inferiores.
Se podrían establecer tres ecuaciones:
El que no ama se siente superior a todos.
El que ama se siente igual a todos.
El que ama mucho se siente inferior a todos.
Cada uno de nosotros se halla
Se podrían establecer tres ecuaciones:
El que no ama se siente superior a todos.
El que ama se siente igual a todos.
El que ama mucho se siente inferior a todos.
Cada uno de nosotros se halla
en
una de estas tres posiciones,
que
son los tres grados de vida espiritual sobre la tierra:
En la muerte, quien no ama.
En la vida, quien ama.
En la santidad, quien ama mucho.
En la muerte, quien no ama.
En la vida, quien ama.
En la santidad, quien ama mucho.
Carlo
Carretto, “Más allá de las cosas”
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