14
de enero de 2020 – TO – MARTES DE LA I SEMANA
Habla
con autoridad
Lectura
del primer libro de Samuel 1,10-20
Ana,
con el alma llena de amargura, oró al Señor y lloró desconsoladamente.
Luego
hizo este voto: «Señor de los ejércitos, si miras la miseria de tu servidora y
te acuerdas de mí, si no te olvidas de tu servidora y le das un hijo varón, yo
lo entregaré al Señor para toda su vida, y la navaja no pasará por su cabeza.»
Mientras
ella prolongaba su oración delante del Señor, Elí miraba atentamente su boca.
Ana oraba en silencio; sólo se movían sus labios, pero no se oía su voz.
Elí
pensó que estaba ebria, y le dijo: «¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera?
¡Ve a que se te pase el efecto del vino!»
Ana
respondió: «No, mi señor; yo soy una mujer que sufre mucho. No he bebido vino
ni nada que pueda embriagar; sólo me estaba desahogando delante del Señor. No
tomes a tu servidora por una mujer cualquiera; si he estado hablando hasta ahora,
ha sido por el exceso de mi congoja y mi dolor.»
«Vete
en paz, le respondió Elí, y que el Dios de Israel te conceda lo que tanto le
has pedido.»
Ana
le dijo entonces: «¡Que tu servidora pueda gozar siempre de tu favor!» Luego la
mujer se fue por su camino, comió algo y cambió de semblante.
A
la mañana siguiente, se levantaron bien temprano y se postraron delante del
Señor; luego regresaron a su casa en Ramá. Elcaná se unió a su esposa Ana, y el
Señor se acordó de ella. Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo,
al que puso el nombre de Samuel, diciendo: «Se lo he pedido al Señor.»
Palabra
de Dios.
SALMO Sal 1 Sam. 2,1. 4-8
R.
Mi corazón se regocija en el Señor.
Mi
corazón se regocija en el Señor,
tengo
la frente erguida gracias a mi Dios.
Mi
boca se ríe de mis enemigos,
porque
tu salvación me ha llenado de alegría. R.
El
arco de los valientes se ha quebrado,
y
los vacilantes se ciñen de vigor;
los
satisfechos se contratan por un pedazo de pan,
y
los hambrientos dejan de fatigarse;
la
mujer estéril da a luz siete veces,
y
la madre de muchos hijos se marchita. R.
El
Señor da la muerte y la vida,
hunde
en el Abismo y levanta de él.
El
Señor da la pobreza y la riqueza,
humilla
y también enaltece. R.
El
levanta del polvo al desvalido
y
alza al pobre de la miseria,
para
hacerlos sentar con los príncipes
y
darles en herencia un trono de gloria. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo evangelio según san Marcos 1, 21-28
En
aquel tiempo, se hallaba Jesús en Cafarnaúm y el sábado fue a la sinagoga y se
puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba
como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había
en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar:
“¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con
nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”.
Jesús
le ordenó: “¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre
con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se
preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene
autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy
pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
El
pasaje de hoy describe las circunstancias de la concepción de Samuel. Dios
siempre está dispuesto a escuchar la oración sencilla y humilde de sus siervos.
Ana, la esposa estéril de Elcaná, va a ser madre. La concepción de Samuel se
realizará después de un proceso de purificación espiritual atravesado por el
dolor. Esto permitirá a Ana y Elcaná descubrir la acción de Dios en la vida que
va a nacer.
Ana
transforma dolor e impotencia en oración, y su plegaria se hará en sumisión a
Dios, por eso decide que si le es concedido un hijo, no le pertenecerá, lo
consagrará a Dios porque a Él le pertenece. Después de la plegaria y junto a la
oración constante, la vida de Ana sigue su curso.
La
acción de Dios no es ostentosa, más bien se esconde tras múltiples «actos
humanos» aparentemente insignificantes. Ana se une a su esposo Elcaná y concibe
un hijo. El niño Samuel es “dado” por Dios y a la vez «concebido» por sus
padres.
Dios
mismo ha tomado la iniciativa como lo ha hecho tantas veces en la historia.
Nace Samuel, el hijo que parecía imposible y ha sido por don gratuito de Dios.
“Dio a luz un niño, a quien llamó «Samuel», porque dijo «se lo he pedido al
Señor».
Este
acontecimiento humano, Ana, lo ha descifrado en su profundidad de fe. Y lo
«dice» al mundo, lo reconoce «delante de todos», al dar a ese hijo que afirma
su reconocimiento y acción de gracias.
Este
hijo va a ser providencial para la historia de Israel. Dios se sirve de padres
estériles o de circunstancias impensadas para llevar a cabo sus planes de
salvación.
Estas
circunstancias precisan la posición de un profeta en el designio de Dios. Todo
viene de Dios, todo es gracia.
***
De
este hombre, en el evangelio de hoy, todos se asombran de lo que decía y hacía.
Reúne a sus primeros discípulos y comienza a predicar. Lo hace a partir de la plataforma
religiosa de Israel: las celebraciones de los sábados en las sinagogas. Su fama
crece en Galilea. Es que no sólo predica, sino que actúa. Enseña y cura. Libera
a los posesos de los espíritus malignos y enseña como ninguno ha enseñado, con
autoridad. Hasta los espíritus del mal tienen que reconocer que es el Santo de
Dios, el Mesías.
Jesús
apoya su enseñanza en los hechos, da una nueva dimensión a la Ley y a la
tradición, valora a las personas frente al templo, la sinagoga y la ley que
eran las instituciones dominantes de su tiempo. Por eso, su mensaje sencillo
pero vital, cala hondo en el pueblo sencillo y choca tanto en las estructuras y
en sus dirigentes.
Su
autoridad estaba al servicio del ser humano, para que pueda reconocer su propia
dignidad, su lugar en la vida y en la historia. Este episodio del hombre
poseído por un espíritu impuro, además de demostrar la autoridad de Jesús sobre
las fuerzas espirituales del mal, muestra cómo Jesús vuelve a integrar al que
era excluido y rechazado en el seno de la comunidad.
También
ahora su existencia de Resucitado, sale al paso de los que seguimos siendo
débiles, pecadores y esclavos, en la novedad de su palabra y en la potencia de
su gracia; al igual que cuando iba por los caminos de Galilea atendiendo a los
enfermos y a los posesos. Nos quiere liberar para que en la solidaridad
compasiva y eficaz con nuestros hermanos también débiles, los pecadores y
excluidos experimenten la obra de Cristo en ellos.
En
este camino, su palabra poderosa y eficaz, no sólo nos instruye sino que nos
sana y nos libera. Modela nuestro corazón al modo del alfarero a imagen de su
propio corazón.
PARA DISCERNIR
¿Qué
relación hay entre nuestras palabras y nuestros hechos?
¿Nos
contentamos sólo con anunciar la Buena Noticia, o en verdad nuestras palabras
van acompañadas por los hechos?
¿De
qué clase de demonios contribuimos a que se liberen los que conviven con
nosotros?
REPITAMOS Y VIVAMOS HOY LA PALABRA
Tú
eres el Santo de Dios
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
¡Silencio!
¡Sal de este hombre!»
…”Jesús
increpó al demonio diciendo: ‘¡Cállate y sal de este hombre!’» La Verdad no
tiene ninguna necesidad del testimonio del Mentiroso… «No tengo ninguna
necesidad del reconocimiento de aquel que consagro al desgarramiento. ¡Cállate!
Que mi gloria estalle en tu silencio. No quiero que sea tu voz la que me
elogie, sino tus tormentos; porque tu desgarramiento es mi triunfo… ¡Cállate y
sal de este hombre!». Es como si dijera: «Sal de mi casa, ¿qué haces tú bajo mi
techo? Soy yo quien quiere entrar: entonces, cállate y sal de este hombre, del
hombre, este ser dotado de razón. Deja esta morada preparada a mi intención. El
Señor desea su casa: sal de este hombre»…
Ved
hasta qué punto es preciosa el alma del hombre. Esto va dirigido a los que piensan
que nuestra alma y la de los animales son idénticas y que estamos dotados de un
mismo espíritu. En otro pasaje, el demonio es expulsado de un solo hombre y es
enviado a dos mil cerdos (Mt 8,32); el espíritu precioso se opone al espíritu
vil, uno es salvado, el otro se pierde. «Sal de este hombre, vete a los cerdos,
vete donde quieras, vete a los abismos. Sal de este hombre, es decir de lo que
es mío en propiedad; no dejaré que poseas al hombre porque sería injurioso para
mí si te instalarás en él en lugar de hacerlo yo. He asumido un cuerpo humano,
habito en el hombre: esta carne que tú posees es parte de mi carne. Sal de este
hombre.”…
San Jerónimo
(347-420),
presbítero,
traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia
Comentario sobre
el evangelio de Marcos, 2; PLS 2, 125s
PARA REZAR
DUEÑO
DE MI BARCA, NO DEL MAR Y SU HORIZONTE
Conozco mi pequeña barca.
Reposo la mano sobre el borde,
pulido por los remos y la brisa,
y sobre la esquina astillada
en mi último viaje.
Sé hacia dónde se pone el sol
y hacia dónde remo.
Sé que amanecen días limpios
como una mirada transparente,
y noches que sacuden las olas como látigos.
Sé asentar en mi cuerpo
la sabiduría del navegante
amasada con cansancio y esperanza.
Pero no soy señor del mar
con sus tempestades y sus calmas,
ni soy dueño del horizonte
con su dolor y su distancia.
Yo navego.
Detrás, el mar va cerrando
el surco que dejo sobre el agua,
y borra toda huella de mi paso.
Pero va sembrándose mi vida
en tu misterio azul.
Y en ti ya se abrazaron
el horizonte y el camino,
la cercanía y la distancia.
Conozco mi pequeña barca.
Reposo la mano sobre el borde,
pulido por los remos y la brisa,
y sobre la esquina astillada
en mi último viaje.
Sé hacia dónde se pone el sol
y hacia dónde remo.
Sé que amanecen días limpios
como una mirada transparente,
y noches que sacuden las olas como látigos.
Sé asentar en mi cuerpo
la sabiduría del navegante
amasada con cansancio y esperanza.
Pero no soy señor del mar
con sus tempestades y sus calmas,
ni soy dueño del horizonte
con su dolor y su distancia.
Yo navego.
Detrás, el mar va cerrando
el surco que dejo sobre el agua,
y borra toda huella de mi paso.
Pero va sembrándose mi vida
en tu misterio azul.
Y en ti ya se abrazaron
el horizonte y el camino,
la cercanía y la distancia.
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