3
de diciembre de 2019 -Adviento – MARTES DE LA I
SEMANA
San Francisco Javier, presbítero
Felices los
ojos que ven lo que ustedes ven
Lectura
del libro del profeta Isaías 11, 1-10
En
aquel día, saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus
raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de
temor del Señor -y lo inspirará el temor del Señor- .
El
no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: juzgará con
justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá
al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al
malvado. La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
El
lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el
ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá;
la vaca y la osa vivirán en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león
comerá paja lo mismo que el buey.
El
niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora,
meterá la mano el niño apenas destetado. No se hará daño ni estragos en toda mi
Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las
aguas cubren el mar.
Aquel
día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la
buscarán y la gloria será su morada.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal
71, 1-2. 7-8. 12-13. 17 (R.: cf. 7)
R. Que
en sus días florezca la justicia y abunde la paz eternamente.
Concede,
Señor, tu justicia al rey
y
tu rectitud al descendiente de reyes,
para
que gobierne a tu pueblo con justicia
y
a tus pobres con rectitud. R.
Que
en sus días florezca la justicia
y
abunde la paz, mientras dure la luna;
que
domine de un mar hasta el otro,
y
desde el Río hasta los confines de la tierra. R.
Porque
él librará al pobre que suplica
y
al humilde que está desamparado.
Tendrá
compasión del débil y del pobre,
y
salvará la vida de los indigentes. R.
Que
perdure su nombre para siempre
y
su linaje permanezca como el sol;
Que
él sea la bendición de todos los pueblos
y
todas las naciones lo proclamen feliz. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24
En
aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y
dijo:
«Te
alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a
los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre,
porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe
quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el
Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.» Después, volviéndose hacia
sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos:
«¡Felices
los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes
quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no
lo oyeron!»
Palabra
del Señor.
PARA REFLEXIONAR
La
paz es uno de los bienes más grandes, constantemente implorados en el Antiguo
Testamento. La verdadera paz llegará a la tierra recién con la venida del
Mesías. Isaías, un profeta de la corte y amante de la dinastía davídica,
esperaba al rey Mesías del linaje de David. Y esperaba que el reinado de este
descendiente sea en verdad un reinado de fidelidad a la Ley de Dios.
La
imagen del tronco y del renuevo le sirve a Isaías, para anunciar que, a pesar
de que el pueblo de Israel parece un tronco seco y sin futuro, Dios le va a
infundir vida y de él va a brotar un retoño que traerá a todos la salvación.
Jesé
era el padre del rey David. Por tanto el «tronco de Jesé» hace referencia a la
familia y descendencia de David, que será la que va a alegrarse de este nuevo
brote. La «raíz de Jesé» se erguirá como enseña y bandera para todos los
pueblos.
Esta
página del profeta fue siempre interpretada como un anuncio de los planes
salvadores de Dios para los tiempos mesiánicos aunque la profecía no se dispara
hacia un “más allá” celestial. El profeta espera que en verdad un rey reine de
esta manera.
Y
el modo de reinar y de impartir la justicia ha de ser a favor de los pobres.
El
Espíritu de Dios reposará sobre el Mesías y lo colmará de sus dones. Por eso su
juicio será siempre justo, doblegará a los violentos y en su tiempo reinará la
paz.
La
salvación que Jesús viene a traer recuperará el orden querido por Dios en la
creación, en donde ni los animales, ni los hombres se causarán daño entre sí.
Esa paz será garantizada por la experiencia de Dios y por la justicia con los
pobres.
***
Jesús
se estremece de júbilo en el Espíritu por lo que ha sido revelado a los pobres
y sencillos. Y lo hace utilizando una fórmula de bendición que es familiar a
los judíos. A lo largo del día los judíos piadosos eran invitados a dar gracias
a Dios por todo diciéndole: ”Bendito Tú eres por…” Este es un tipo de plegaria
que Jesús hacía a menudo.
En
este momento su acción de gracias surge de la contemplación del trabajo que el
Padre está haciendo en el corazón de los hombres. En una sociedad, hija del
poder y de la sabiduría de los grandes, no era normal que los sencillos, los
ignorantes, los sin poder, los que experimentaban todo tipo de pobreza,
tuvieran una participación activa. Los fuertes y poderosos les quitaban todo
protagonismo, los anulaban y los convertían en vasallos pasivos. Era peligroso
que los pobres y sencillos tuvieran iniciativa o participación en las
decisiones, porque eso se traduciría, tarde o temprano, en conciencia crítica,
en autonomía, en rebelión, en búsqueda de justicia.
Por
eso, cuando Jesús ve actuar a los que hasta ese momento habían sido dejados de
lado, su corazón rompe en alegría incontenible. Si a partir de la aceptación de
la Palabra de vida, el miedo de los excluidos se transforma en valentía, la
exclusión en inclusión, la marginación en participación activa, hay esperanzas
de un mundo nuevo.
Jesús
en su modo de anunciar el Reino abrió un camino nuevo para el conocimiento de
Dios. Ya no será por los caminos de la ciencia o de la sabiduría humana, sino
por los caminos de la sencillez y la humildad que podremos abrirnos al don de
Dios y alegrarnos de su salvación. El conocimiento de Dios pasará por una
práctica de la justicia, según el Evangelio, que lleva a una existencia más
solidaria, fraterna, de entrega, comunicación, comunión con otros, y destronamiento
de toda clase de egoísmos que dominen al hombre y la creación.
Esta
nueva sabiduría, los prudentes, los sabios, los autoritarios, los
autosuficientes no la necesitan. En cambio, para los pobres, una palabra de
consuelo, una mano tendida, son más valorados que muchos tratados de paz. Saben
descubrir lo aparentemente invisible, porque están habituados a vivir de lo
esencial. Éste será el camino de Jesús y el nuestro. Su misión pasará por el
aparente fracaso y sólo algunos pocos serán fieles.
Esta
nueva sabiduría que viene de un corazón pobre, acepta que la acción de Dios
está mediada por la vida e historia de una persona concreta que es Jesús, el
que venía de Galilea y murió en Jerusalén. “Nadie sabe quién es el Hijo sino el
Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo”.
Conocimiento
del Padre por la familiaridad y el amor. La verdadera felicidad del discípulo
será participar en esta familiaridad que lo hace vivir con gozo y certeza la
presencia de la salvación. Y esta es la esperanza. Para vivirla se necesita
pequeñez y pobreza. Dejar que el espíritu se pose en nosotros para ser contados
entre aquellos que son dichosos por ver lo que ven. Comienza así el tiempo tan
esperado de la paz verdadera.
Celebrar
el Adviento no es otra cosa que dejarnos modelar interiormente por la presencia
del Espíritu, crear espacio en nuestra vida para que podamos recibir sus dones
de sabiduría, de discernimiento y fortaleza… todos ellos necesarios para
descubrir los senderos por donde El quiere que camine nuestra Iglesia en este
tiempo.
PARA DISCERNIR
¿Siento
que Jesús alaba a Dios por mi fe?
¿Conozco
a Dios por el amor?
¿Experimento
la felicidad de la fe?
REPITAMOS A LO LARGO DE ESTE DÍA
Hazme
sencillo, alegre, y agradecido Señor
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
…”No
nos lamentemos demasiado fácilmente de la falta de tiempo para leer y no la
hagamos responsable de un estado espiritual imputable con frecuencia a nuestra
falta de decisión (la decisión de llevar las cosas a la práctica). Volvamos
asiduamente al evangelio, a cualquier libro sólido, y tratemos de asimilarlo
para vivirlo. No dejemos que se vaya agrandando la fisura entre verdad buscada
y meditada y el llevar a la práctica sus exigencias. Es preciso exponer nuestra
vida a la luz del Espíritu de Jesús, esforzándonos por practicar el sermón de
la montaña, el discurso de la última Cena, el Vía Crucis, las parábolas de la
oración y de la fe, y sobre todo el mandamiento del amor: ahí encontraremos la
verdadera ciencia de Cristo, la que poseían los apóstoles.
Cualquier
momento del día se nos brinda como algo único e irrepetible; por eso, los que
no se han abandonado suficientemente al Espíritu y dependen de modo muy rígido
de un ideal moral especulativo, no llegan a la santidad perfecta, viva, en
consonancia con las exigencias de la vida. Su santidad es artificial, rígida,
careciendo del impulso y espontaneidad del amor; son incapaces de un acto de
locura en la pobreza, en el amor al prójimo; no viven el Evangelio del Salvador
(…). La lectura de una biografía o de los escritos de los santos, con
frecuencia es más eficaz para una auténtica vida espiritual que la lectura de
libros doctrinales. Velad constantemente por mantener un gran equilibrio en
vuestra vida, para conservarla siempre en la sencillez del momento presente y para
llevar a la práctica el Evangelio“…
R. Voillaume,
Come foro, Turín s.f.
PARA REZAR
Derrama
Ven
Señor Jesús, renuevo de Jesé,
derrama
en nosotros el espíritu que nos guíe
para
buscar la sabiduría que nos ayude a vivir bien
y
lograr la felicidad que no pasa.
Ven
Señor Jesús y derrama sobre nosotros tu espíritu
para
que podamos comprender nuestra historia
como
plan de Dios Padre.
Ven
Señor Jesús y derrama el espíritu de consejo y valentía
para
poder decidir la vida en cada acontecimiento.
Ven
Señor Jesús y derrama en nosotros el espíritu de conocimiento
para
sentirte cercano y conocer los secretos de tu corazón.
Ven
Señor Jesús y derrama sobre nosotros el espíritu de temor del Señor
para
que el centro de nuestros pensamientos,
deseos
y proyectos sea la voluntad del Padre.
Ven
Señor Jesús y derrama sobre nosotros el espíritu
con
el que revelas el rostro del Padre a los pequeños y a los pobres
y
que sintamos el gozo de haber sido elegidos para ser de los tuyos.
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