1
de enero de 2020 – TIEMPO DE NAVIDAD – Ciclo
A
1 de enero - Solemnidad de Santa María Madre de Dios
Dios envió a
su hijo, nacido de una mujer
Lectura
del libro de los Números 6, 22-27
El
Señor dijo a Moisés: «Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así
bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: “Que el Señor te bendiga y te
proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia.
Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz.” Que ellos invoquen mi
Nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.»
Palabra
de Dios.
SALMO Sal
66, 2-3. 5. 6 y 8 (R.: 2a)
R. El
Señor tenga piedad y nos bendiga.
El
Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga
brillar su rostro sobre nosotros,
para
que en la tierra se reconozca su dominio,
y
su victoria entre las naciones. R.
Que
canten de alegría las naciones,
porque
gobiernas a los pueblos con justicia
y
guías a las naciones de la tierra. R.
¡Que
los pueblos te den gracias, Señor,
que
todos los pueblos te den gracias!
Que
Dios nos bendiga,
y
lo teman todos los confines de la tierra. R.
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo
a
los cristianos de Galacia 4, 4-7
Hermanos:
Cuando
se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y
sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos
hijos adoptivos.
Y
la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones
el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abba!, es decir, ¡Padre!
Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia
de Dios.
Palabra
de Dios.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas 2, 16-21
Los
pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido
acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este
niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los
pastores.
Mientras
tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los
pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto
y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho
días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de
Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.
Palabra
del Señor.
Para reflexionar
La
fórmula de bendición sacerdotal que aparece en la primera lectura, se cumplió
plenamente en María. El Señor estuvo con ella, desde el principio, le dio su
paz, fue la llena de gracia. Así lo sintió la primera Iglesia post-apostólica
cuando la invocó: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros”. Y así lo siente
la Iglesia de nuestros días llamándola: “Madre de la Paz”.
***
San
Pablo nos muestra que el Hijo hecho hombre ha puesto su voluntad debajo de
nuestras necesidades, De esta manera, Jesucristo, el Hijo de Dios, nos ha dado
la posibilidad de ser también nosotros hijos de Dios por adopción.
***
María
cobra un particular relieve en este texto de Lucas. En el contexto anterior de
la presentación en el templo, ella aparece como Madre carnal de Jesús. Aquí se
presenta otra relación entre Jesús y María: la de la fe. “Y María conservaba
todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Actitud de fe adulta y
reflexiva. María guardaba las cosas en su corazón, no como quien pone siete
llaves y mantiene oculto. María guarda las cosas en su corazón como aquella que
atesora, aquella que valora, aquella que es capaz de descubrir en cada cosa un
sentido y eso le da razón a su caminar.
María
tiene esa memoria sabia que no cae en olvidos injustos ni en recuerdos
superficiales, tiene memoria del corazón.
Siempre
estaba vivo en ella el gozo de la anunciación, por la promesa de Dios, el amor
dado en la visitación, la confianza del buen José, todo lo que se decía del
niño. Y en cada uno de estos momentos experimentaba el paso de Dios por su
vida, la ternura de un Dios que la bendecía. Esta experiencia fue la que animó
su esperanza y no quebrantó su fe ante en el momento del dolor.
La
memoria del corazón le permitió experimentar, una y otra vez, que el mismo Dios
que la había llamado no abandonaría la obra de sus manos aunque espesos
nubarrones aparecieran en el horizonte.
Ella
nos invita a acrecentar nuestra memoria del corazón, a mirar con ojos nuevos el
paso de Dios por nuestra vida. Creemos que nuestro Dios es fiel y no cambia; lo
que prometió lo cumplirá, lo que nos dio no lo quitará, de lo que dijo no se
desdecirá, su proyecto no cambiará.
Necesitamos
que la memoria de su fidelidad nos arranque de nuestros egoísmos,
conveniencias, tibiezas e inseguridades, para hacer memoria agradecida del
pasado que nos permita mirar el futuro con esperanza y pasión por el bien, la justicia
y la paz. Para ese compromiso hace falta la memoria buena de un Dios que ha
sido generoso con nuestra vida sabiendo rescatar todo lo bueno que hemos
vivido, porque de la memoria del corazón brotará nuestra fidelidad.
María,
Madre de Dios, al inicio de un nuevo año aparece como lugar de encuentro del
hombre con Dios y de Dios con el hombre. Un mundo sin Dios, sería pronto un
mundo sin hombres. Estaría la humanidad a merced del más fuerte, de la ley de
la selva, de la violencia y la destrucción. En María, los hombres deben
encontrar a Dios y sentirse hermanos los unos de los otros en Cristo Jesús.
María
es el signo de la presencia de Dios en medio de los hombres, con el que se debe
contar para construir el mundo en la verdad, la justicia y la paz.
Para discernir
¿Cómo
me comprometo con la paz?
¿Creo
que el valor de la paz verdadera anida en un corazón reconciliado?
¿Soy
constructor de paz en mis ambientes y realidades?
Repitamos a lo largo de este día
…Su
nombre es Jesús…
Para la lectura espiritual
«Cuando
se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer» (Gal 4,4)
…”Cuando
se mira a la Inmaculada se experimenta en el corazón la necesidad de acercarse
a ella… Los que la aman y los que escriben sobre ella, se paran para mirar quien
es ella, incluso si no la conocen profundamente. ¿Quién es ella en relación a
Dios Padre? Es su creador, ciertamente; ella misma lo declara: «Soy la esclava
del Señor» (Lc 1,38). Pero ¿qué es ella además? Es la preferida del Padre
eterno. No podemos llegar a concebir esta verdad; las palabras humanas no lo
pueden expresar.
El
Padre celestial ha querido que la segunda persona de la Trinidad, su Hijo,
tenga por madre, en el tiempo, a la Inmaculada. Ella es verdaderamente la Madre
del Hijo de Dios; ¡cosa muy difícil de entender! Es preciso que estemos muy
unidos a la Madre de Dios para comprender este misterio más profundamente. La
Virgen María no puede compararse a los demás santos por el hecho de que ella es
la Madre del Hijo de Dios, verdaderamente Madre de Dios… Ser creada por Dios,
ser hija de Dios por adopción, esto todavía se puede comprender. Pero ser
verdaderamente la Madre de Dios sobrepasa nuestra inteligencia… Es una verdad
de fe que la Inmaculada es realmente la Madre de Dios y no solamente la madre
de la humanidad de Jesús.
En
relación al Espíritu Santo, ella es su Esposa. ¡Tampoco es posible entender
esto! El Espíritu Santo se ha unido de tal manera a la Inmaculada que forma con
ella un solo ser… Nuestra inteligencia no es suficiente para comprender esto,
porque la Trinidad es infinita. Y aunque tuviéramos una comprensión perfecta,
hay una distancia infinita entre lo que sabemos de la Santa Trinidad y lo que
es en realidad. Más tarde, en el cielo, descubriremos este misterio. Incluso
después de millares y millares de años, este conocimiento quedará siempre
limitado, de tal manera que hará falta toda una eternidad para su perfecto
conocimiento”…
San Maximiliano
Kolbe (1894-1941), franciscano, mártir
Conferencia del
26/11/1938
Para rezar
Dios
de luz,
bendito seas por cada mañana
y por cada año nuevo,
promesa de vida y de renovación.
bendito seas por cada mañana
y por cada año nuevo,
promesa de vida y de renovación.
Dios
de ternura,
bendito seas por el corazón de cada hombre
y por las manos que se abren
en señal de paz.
bendito seas por el corazón de cada hombre
y por las manos que se abren
en señal de paz.
Dios
y Padre de Jesucristo,
bendito seas, más aún,
por la mirada de tu Hijo,
reflejo insondable de tu amor.
bendito seas, más aún,
por la mirada de tu Hijo,
reflejo insondable de tu amor.
¡Bendito,
glorificado y santificado seas
por Aquel que abrazó nuestra carne
y nos transfigura en tu luz!
por Aquel que abrazó nuestra carne
y nos transfigura en tu luz!
Que
con tu Iglesia
te canten los ángeles en los cielos,
pues tú eres el Dios de lo infinito
y el Dios de toda ternura,
y es a Ti a quien aclamamos.
te canten los ángeles en los cielos,
pues tú eres el Dios de lo infinito
y el Dios de toda ternura,
y es a Ti a quien aclamamos.
Señor
Jesucristo,
tu nacimiento fue la aurora de una paz nueva
para los hombres que tú amas.
Mira una vez más el amor
que tú mismo has depositado
en el corazón de tu Iglesia,
y, para que en este nuevo año
pueda ella cantar tu gloria,
dígnate unir nuestras manos
en la unidad y en la alegría.
tu nacimiento fue la aurora de una paz nueva
para los hombres que tú amas.
Mira una vez más el amor
que tú mismo has depositado
en el corazón de tu Iglesia,
y, para que en este nuevo año
pueda ella cantar tu gloria,
dígnate unir nuestras manos
en la unidad y en la alegría.
Quédate
con nosotros, Emmanuel,
y danos una paz que dure por los siglos y siglos sin fin.
y danos una paz que dure por los siglos y siglos sin fin.
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