4
de septiembre de 2019 – TO - MIÉRCOLES DE LA XXII
SEMANA
He sido enviado a anunciar
el Evangelio también a otras ciudades
Principio
de la carta del apóstol san Pablo
a
los cristianos de Colosas 1, 1-8
Pablo,
Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo saludan a
los santos de Colosas, sus fieles hermanos en Cristo. Llegue a ustedes la
gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre.
Damos
gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando sin cesar por
ustedes, desde que nos hemos enterado de la fe que tienen en Cristo Jesús y del
amor que demuestran a todos los santos, a causa de la esperanza que les está
reservada en el cielo.
Ustedes
oyeron anunciar esta esperanza por medio de la Palabra de la verdad, de la
Buena Noticia que han recibido y que se extiende y fructifica en el mundo
entero.
Eso
mismo sucede entre ustedes, desde que oyeron y comprendieron la gracia de Dios
en toda su verdad, al ser instruidos por Epafras, nuestro querido compañero en
el servicio de Dios. El es para ustedes un fiel ministro de Cristo, y por él
conocimos el amor que el Espíritu les inspira.
Palabra
de Dios.
SALMO Sal
51,10-11
R. Confío
en tu misericordia, Señor, por siempre jamás
Pero
yo, como verde olivo,
en
la casa de Dios,
confío
en la misericordia de Dios
por
siempre jamás. R.
Te
daré siempre gracias
porque
has actuado;
proclamaré
delante de tus fieles:
“Tu
nombre es bueno”. R.
EVANGELIO
Lectura
del santo Evangelio según san Lucas 4, 38-44
Al
salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha
fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús
increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a
servirlos.
Al
atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los
llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. De
muchos salían demonios, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero él los
increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías.
Cuando
amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a
buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de
ellos. Pero él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar la Buena
Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado.»
Y
predicaba en las sinagogas de toda la Judea.
Palabra
del Señor.
Para reflexionar
Durante
ocho días, leeremos la Carta de Pablo a los cristianos de Colosas. Pablo está
prisionero en Roma y escribe esta carta a los cristianos que viven en esta
ciudad de Asia Menor, cerca de Efeso, actualmente en Turquía.
Pablo
no conoce personalmente a los destinatarios de esta comunidad, mezcla de
griegos y judíos, porque esta ciudad fue evangelizada por Epafras. El apóstol
siente la responsabilidad de escribir a esta Iglesia, que por el contenido de
la carta tiene cierta tendencia “gnóstica”, porque existe el riesgo de una
crisis provocada por una devoción excesiva a los ángeles que amenaza la
primacía del lugar de Cristo.
Inicia
su carta con un saludo llamándose a sí mismo «apóstol de Jesucristo por
designio de Dios» porque es consciente que la vocación no proviene de su
voluntad, sino de la de Dios.
Pablo
tiene la costumbre de llamar «santos» a los cristianos porque participan de la
santidad de Dios al recibir su vida. Pablo insiste en destacar el papel central
e irremplazable de Cristo y que la fe en Él y su mensaje de la verdad, se sigue
propagando y dando fruto “en el mundo entero”. Lo único que vale la pena es
conocer a Cristo, por eso insiste a sus lectores que no pierdan el tiempo
buscando la verdad en otros lugares. Con Cristo, el creyente aprende cómo debe
vivir y cómo debe comprender los misterios de la fe.
***
La
curación de la suegra de Simón, inaugura la lista de todas las personas que liberadas
por la Palabra de Dios, se pondrán al servicio de la nueva comunidad. También
se habla de muchas curaciones y exorcismos a la caída del sol. La enfermedad,
el pecado y las ideologías atan a los seres humanos y no le permiten estar
disponibles para servir al prójimo.
La
gente acude con enfermos que no habían llevado a la sinagoga por temor a
fariseos y escribas. Jesús no se hace esperar y se hace eco de la misericordia
de Dios con gestos directos y afectuosos. Evita todo tipo de reconocimiento, no
se deja acaparar y busca nuevos sitios para evangelizar.
La
Buena Nueva se revela cuando los ciegos ven, cuando los cojos andan, cuando los
sordos oyen. El amor no necesita largos discursos para demostrar su
importancia; basta con que sea fuente de gozo, de placer, de don y de vida. La
fe no se declama; son las obras de la fe. La fe se manifiesta en la vida de los
creyentes. La fe se conjuga en voz activa.
Ante
la suegra enferma de Simón “se inclinó sobre ella”. Ante la afluencia de la
multitud, no pierde de vista al hombre, sino que se aproxima a la realidad de
cada uno: “imponiendo las manos los curaba”. No siente aversión ni toma
distancia del sufrimiento, sino con una inmensa cercanía, los tocaba para
acercarles la salud.
Para
que esta palabra se cumpla hoy, mirémonos en el espejo de Jesús. El discípulo
está llamado a “ser como su maestro”, por lo tanto a vivir a fondo la misión y
a pasar haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el mal, sabiendo
que Dios está con nosotros y es la garantía de nuestro obrar.
Para
lograrlo necesitamos entrar en el camino de discípulo. Abrirnos a su palabra y
a su verdad para que sean fuente de vida nueva y animen nuestros corazones,
nuestra inteligencia y nuestros gestos. La fe es una práctica que se modela en
la escuela del seguimiento de Jesús, que nos muestra en su obrar, los gestos
distintivos de un corazón misericordioso.
Para discernir
¿Qué
signos del reino descubro en mi vida?
¿Qué
signos del reino me siento llamado a realizar?
¿Qué
me impide seguir el camino del discipulado?
Repitamos a lo largo de este día
Nosotros
somos colaboradores de Dios
Para la lectura espiritual
Salió
y se retiró a un lugar desierto»
…”De
tal maestro como quien nos enseñó esta oración y con tanto amor y deseo que nos
aprovechase, nunca Dios quiera que no nos acordemos de El muchas veces cuando
decimos la oración, aunque por ser flacos no sean todas. Pues cuanto a lo
primero, ya sabéis que enseña Su Majestad que sea a solas; que así lo hacía El
siempre que oraba, y no por su necesidad, sino por nuestro enseñamiento.
Ya
esto dicho se está que no se sufre hablar con Dios y con el mundo, que no es
otra cosa estar rezando y escuchando por otra parte lo que están hablando, o
pensar en lo que se les ofrece sin más irse a la mano; salvo si no es algunos
tiempos que, o de malos humores -en especial si es persona que tiene
melancolía- o flaqueza de cabeza, que aunque más lo procura no puede, o que
permite Dios días de grandes tempestades en sus siervos para más bien suyo, y
aunque se afligen y procuran quietarse, no pueden ni están en lo que dicen,
aunque más hagan, ni asienta en nada el entendimiento, sino que parece tiene
frenesí, según anda desbaratado. Y en la pena que da a quien lo tiene, verá que
no es a culpa suya. Y no se fatigue, que es peor, ni se canse en poner seso a
quien por entonces no le tiene, que es su entendimiento, sino rece como
pudiere; y aun no rece, sino como enferma procure dar alivio a su
alma: entienda en otra obra de virtud. Esto es ya para personas que traen cuidado de sí y tienen entendido no han de hablar a Dios y al mundo junto.
alma: entienda en otra obra de virtud. Esto es ya para personas que traen cuidado de sí y tienen entendido no han de hablar a Dios y al mundo junto.
Lo
que podemos hacer nosotros es procurar estar a solas, y plega a Dios que baste,
como digo, para que entendamos con quién estamos y lo que nos responde el Señor
a nuestras peticiones. ¿Pensáis que está callado? Aunque no le oímos, bien
habla al corazón cuando le pedimos de corazón”…
Santa Teresa de
Ávila (1515-1582), carmelita descalza, doctora de la Iglesia
Camino de
Perfección, c. 24
Para rezar
Oración
del testigo
Es
hora de ser tus testigos, Señor del alba.
Es hora de construir juntos la Civilización del amor.
Es hora de salir a las plazas y ciudades como hermanos.
Es hora de hacer del mundo un arco iris de unidad y de color.
Es hora de construir juntos la Civilización del amor.
Es hora de salir a las plazas y ciudades como hermanos.
Es hora de hacer del mundo un arco iris de unidad y de color.
Es
hora de anunciar la vida desde la vida hecha fiesta.
Es hora de gritar al mundo de los hombres tu salvación.
Es hora de gritar como voceros del alba a hombres y mujeres,
que el Crucificado ha resucitado, y el mundo sabe a redención.
Es hora de gritar al mundo de los hombres tu salvación.
Es hora de gritar como voceros del alba a hombres y mujeres,
que el Crucificado ha resucitado, y el mundo sabe a redención.
Es
hora de vivir en la luz y abrir caminos sin fronteras.
Es hora de darse la mano y hacer un coro grande al sol.
Es hora de decir a los miedosos; no teman, tengan ánimo,
que el mundo, el corazón del mundo, vive en Resurrección.
Es hora de darse la mano y hacer un coro grande al sol.
Es hora de decir a los miedosos; no teman, tengan ánimo,
que el mundo, el corazón del mundo, vive en Resurrección.
Es
hora de juntarnos como amigos en un solo pueblo.
Es hora de marchar unidos sembrando la paz y el amor.
Es hora de llamar al hombre hermano, hermano mío.
Es hora de vivir en armonía, en lazos de hermandad y comunión.
Es hora de marchar unidos sembrando la paz y el amor.
Es hora de llamar al hombre hermano, hermano mío.
Es hora de vivir en armonía, en lazos de hermandad y comunión.
Que
así sea.
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