7 de mayo de 2018 - Lunes de la semana VI de Pascua
Ustedes serán mis testigos
Lectura del libro de los Hechos de los
Apóstoles 16, 11-15
Por aquellos días, zarpamos de Tróade y
navegamos rumbo a Samotracia; al día siguiente, hacia Neápolis y de ahí a
Filipo, colonia romana y ciudad principal de la región de Macedonia.
En Filipo nos quedamos unos días. El
sábado salimos de la ciudad y nos fuimos por la orilla del río hasta un sitio
donde solían tenerse las reuniones de oración. Allí nos sentamos y trabamos
conversación con las mujeres que habían acudido.
Entre las que nos escuchaban, había una
mujer, llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, comerciante en púrpura, que
adoraba al verdadero Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara el
mensaje de Pablo. Después de recibir el bautismo junto con toda su familia, nos
hizo esta súplica: «Si están convencidos de que mi fe en el Señor es sincera,
vengan a hospedarse en mi casa». Y así, nos obligó a aceptar.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 149, 1-6a.9b
R. El Señor es amigo de su pueblo.
Aleluya.
Entonen al Señor un canto nuevo,
en la reunión litúrgica proclámenlo.
En su creador y rey, en el Señor,
alégrese Israel, su pueblo santo. R.
En honor de su nombre,
que haya danzas, alábenlo con arpa y
tamboriles.
El Señor es amigo de su pueblo
y otorga la victoria a los humildes. R.
Que se alegren los fieles en el
triunfo,
que inunde el regocijo sus hogares,
que alaben al Señor con sus palabras,
porque en esto su pueblo se complace.
R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Juan 15, 26-16, 4
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: «Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré a ustedes de parte
del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él dará testimonio de
mí y ustedes también darán testimonio, pues desde el principio han estado
conmigo.
Les he hablado de estas cosas para que
su fe no tropiece. Los expulsarán de las sinagogas y hasta llegará un tiempo,
cuando el que les dé muerte creerá dar culto a Dios. Esto lo harán, porque no
nos han conocido ni al Padre ni a mí. Les he hablado de estas cosas para que,
cuando llegue la hora de su cumplimiento, recuerden que ya se lo había predicho
yo».
Palabra del Señor
Para
reflexionar
Conducidos por el Espíritu, Pablo y sus
acompañantes se deciden a dejar Asia y entrar en Europa. Y así llegan a
Filipos, capital de Macedonia y empieza la misión en Europa. Filipos era una
colonia romana, con una población mayoritariamente griega y romana. No parece
que hubiera una sinagoga para los judíos, por eso los prosélitos simpatizantes
de la religión judía, se reúnen los sábados en la orilla del río para orar.
Allí acude Pablo y trata de
convencerlos. Encuentra unas personas piadosas -sobre todo mujeres- que se
reúnen allí para rezar. Dios «abre el corazón» a una vendedora de púrpura,
llamada Lidia para que se convierta. Lidia pide el bautismo, y ofrece la
hospitalidad de su casa a los misioneros ambulantes. Pablo habla, pero es Dios
quien «dispone el corazón» a la escucha.
Pablo se adaptaba a las circunstancias
que iba encontrando. A veces predicaba en la sinagoga, otras en una cárcel, o
junto al río, o en la plaza de Atenas. Si le echaban de un sitio, iba a otro.
Si lo aceptaban, se quedaba hasta consolidar la comunidad.
***
Continuamos con el “discurso después de
la Cena”. El tono va a cambiar porque Jesús quiere prevenir a sus discípulos de
la lucha que conocerán frente al rechazo del mundo.
Serán odiados por el mundo, porque el
mundo ama a los suyos, y los discípulos de Jesús, en principio, aunque «están
en» el mundo, «no son del» mundo. Este sufrimiento de los cristianos se ve como
una continuación del sufrimiento del mismo de Cristo, a quien tampoco lo aceptó
el mundo. A ellos también los perseguirán, porque el siervo no puede ser más
que el Señor. Jesús quiere que cuando llegue esa hora no se tambalee su fe,
sino que «se acuerden de lo que les había dicho».
Serán marginados y llegarán a darles
muerte. Sin embargo, Dios defenderá a los suyos. Jesús envía otro ‘Defensor”:
su Espíritu. El Espíritu de verdad que procede del Padre, dará “testimonio” de
mí.
El Espíritu descubrirá la verdad sobre
los acontecimientos de la vida de Cristo. Y los Apóstoles también darán
testimonio de Cristo ya que estuvieron con El desde un principio. Es misión del
Espíritu Santo revelar a los Apóstoles toda la verdad. Porque procede del que
es verdadero por esencia, trae la energía creadora y salvadora de la verdad,
del amor y del perdón. Las verdades se convierten en realidades de vida para
quien lo recibe.
Este Espíritu de la Verdad dará
testimonio de Jesucristo, es decir, hará que muchos hombres, a lo largo de los
siglos, aceptemos su Palabra, confesemos esta verdad, recibamos su salvación,
nos integremos a la comunidad de sus discípulos con todas las consecuencias que
esto conlleva: exponerse, arriesgarse, dar la cara, sufrir.
“Testigo” aparece precisamente con el
sentido de “mártir”; dar la vida es el gran testimonio, confesar con la sangre
la Verdad. No solamente la muerte por Cristo sino también la vida cristiana
vivida con todas sus consecuencias tiene un valor de “martirio” y por eso de
testimonio.
Dar testimonio de Cristo en nuestro
ambiente, siendo de palabra y de obra fieles a su estilo de vida y a sus
enseñanzas, es hacer de la vida, historia de salvación. El Espíritu Santo está
con nosotros. Es Él quien nos da la fuerza que necesitamos.
Para
discernir
¿Me rebelo ante la no aceptación del
mensaje que es luz para mi vida?
¿MI fe se opaca o atemoriza ante la
incomprensión de los demás?
¿Me animo a mostrarme distinto?
¿Me mantengo firme en mi credo aunque
el entorno claudique?
Repitamos a
lo largo de este día
…El Espíritu de la verdad dará
testimonio sobre mí…
Para la
lectura espiritual
…El libro de los Hechos, que hemos ido leyendo en
el Tiempo Pascual, nos ha narrado una sucesión de persecuciones, detenciones,
azotes, y hasta la muerte, como la de Esteban.
A lo largo de los dos mil años, ha seguido la misma
tónica. Como al Señor le crucificaron, a sus fieles los han crucificado de mil
maneras. Si la comunidad de Jesús, fiel al Evangelio de su Maestro, da
testimonio de justicia o de amor, o defiende valores que no son los que la sociedad
defiende, o denuncia situaciones que se dan contra la dignidad humana o contra
la voluntad de Dios, es lógico que sea odiada, porque resulta incómoda. A veces
será perseguida hasta la muerte, y otras, desprestigiada, ignorada, impedida en
su misión. La palabra griega para decir «testigo, testimonio» es la de «mártir,
martiría». Dar testimonio del Evangelio de Jesús comporta muchas veces
sufrimiento y martirio. Pero también ahora tenemos la ayuda del Espíritu, el
abogado, el defensor. Con su fuerza podemos librar la batalla entre el bien y
el mal, y permanecer fieles a Cristo en medio de un mundo que a veces se
muestra claramente contrario a su Evangelio, y dar testimonio de Cristo en
nuestro ambiente, siendo de palabra y de obra fieles a su estilo de vida y a
sus convicciones.
Si celebramos bien la Pascua -y estamos en su sexta
semana- ése debe ser uno de los signos de que nos estamos dejando comunicar la
vida nueva del Resucitado y de su Espíritu: la valentía en dar testimonio de
Jesús…
J. Aldazabal. Enséñame tus caminos 3. El Tiempo Pascual día tras día.
Para rezar
La coherencia (a propósito de San Juan Pablo II)
La coherencia no se compra,
la coherencia no se estudia en ninguna carrera.
La coherencia se va labrando
en el corazón con la adoración,
con la unción al servicio de los demás
y con la rectitud de conducta.
Sin mentiras, sin engaños, sin doblez.
Jesús dijo de Natanael una vez
cuando venía caminando:
«Aquí tienen a un israelita derecho,
sin doblez».
Creo que lo podemos decir de Juan Pablo,
el coherente.
Pero era coherente porque se dejó cincelar
por la voluntad de Dios.
Se dejó humillar por la voluntad de Dios.
Dejó que creciera en su alma
esa actitud obediencial que tuvo
nuestro padre Abraham
y desde allí todos los que lo siguieron.
Recordamos a un hombre coherente
que una vez nos dijo que este siglo
no necesita de maestros,
necesita de testigos,
y el coherente es un testigo…
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